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jueves, 15 de agosto de 2013

HISTORIA DE LA VIRGEN DE LA CONSOLACIÓN (Táriba)

¿Sabía Usted?: Cuentan los historiadores que en el año 1570 llegaron a Táriba en el actual estado Táchira, los frailes agustinos, devotos de la Virgen de la Consolación, trayendo consigo una tabla donde estaba pintada la imagen de la Virgen María, a la que lograron construirle una ermita. Dados diferentes conflictos contra la evangelización española, los misioneros se vieron obligados a regresar a San Cristóbal y una indígena piadosa recogió la imagen y la conservó.

A lo largo del tiempo fue perdiendo el color y fue a parar al rincón de un granero. Un día del año 1600 que estaban jugando bolas criollas en casa del jefe encomendero de Táriba, Alonso Álvarez de Zamora, necesitaban una tabla para cubrir un boquete que tenía la cancha, y cuando la golpearon para romperla no pudieron, porque los golpes emitían un sonido como de tambor.

Según la leyenda, la esposa de Zamora se acercó y les dijo que en un tiempo, la tabla tenía la imagen de la Virgen, y la volvió a colocar en el granero. Tres horas después, “notaron que el granero ardía, pero al entrar vieron que un inmenso resplandor brotaba de la tabla, en la que aparecía muy bien delineada una imagen con vivos colores. Era la Virgen, que además su cara había tomado forma de mujer indígena”.

La renovación milagrosa, como se le conoce a ese hecho, sucedió un día como hoy, 15 de agosto del año 1600, que es la razón por la que la Iglesia lo celebra como el día de Nuestra Señora de la Consolación de Táriba. Es decir, la Virgen de la Consolación está cumpliendo 443 años de haber llegado su imagen al país y 413 años de dicha renovación milagrosa.

La historia de la Virgen de la Consolación, “la que consuela”, está ligada a la historia de la fundación de San Cristóbal, pues la villa se funda en 1561 y se establece un convento de sacerdotes agustinos, que tienen como Virgen protectora de su orden a la Consolación.

Se dice que en Latinoamérica con la espada de los conquistadores vino la cruz, pero en Táriba la historia fue muy diferente, no llegó la cruz sino la Virgen, pues la cultura del andino siempre fue más matriarcal que patriarcal.

Muchos personajes importantes de la historia venezolana le han hecho regalos a la advocación más antigua de la virgen en Venezuela, entre ellos Simón Bolívar quien la visita el 17 de abril de 1813 durante la campaña admirable.

El general Cipriano Castro le regaló la media luna que tiene dentro de su cofre. En tiempos de la colonia, el pamplonés Dionisio Velasco vio que tres lámparas decoraban la imagen e hizo que elaboraran la réplica de las mismas, que hace doscientos años fueron donadas al Libertador para la causa de la patria.

La corona de la Virgen es otro de los símbolos, y fue ofrenda del pueblo, cuando fue la imagen coronada canónicamente, lo cual es la máxima distinción que la Iglesia católica universal concede a una imagen, a una devoción. El primer cardenal venezolano, José Humberto Quintero, fue el delegado por el papa Juan XXIII para realizar dicha coronación.

En la tabla, muestran los sacerdotes los hachazos que le dieron cuando fueron a destruirla. Pero la historia de la imagen que los devotos pueden ver en la Basílica de Táriba, también está plasmada en catorce vitrales que adornan el templo, cuyas réplicas se pueden ver en la carroza que hoy transportará a la imagen.

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