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domingo, 25 de noviembre de 2018

Trabajadores en bananeras de Ecuador: "Nos fumigan igual que al banano"

La banana es una de las frutas más consumidas del mundo, así que cabría pensar que a Ecuador, primer exportador del planeta, le ha tocado en suerte la gallina de los huevos de oro. No es así: trabajadores empobrecidos hasta la miseria, comunidades literalmente envenenadas por el uso de pesticidas, empresas que evaden su responsabilidad… El funcionamiento de la industria bananera ecuatoriana es un perfecto ejemplo de cómo la búsqueda del lucro apisona sin rubor cuanto se pone por delante.

La banana, el banano o el plátano es, junto con la manzana, la fruta más consumida en el mundo y Ecuador es uno de sus principales productores. Sin embargo, su cáscara oculta muchas cosas derivadas de la ambición.
Después del petróleo, esta es "la industria de exportación más grande" en ese país sudamericano, debido a que involucra a 250.000 personas de manera directa y más de un millón indirectamente, precisa Vicente Wong, presidente de la compañía bananera Favorita. Sin embargo, su actividad económica representa un beneficio para unos y un mal para otros.

"Tenía cirrosis, pero yo no bebía alcohol"

Es el caso de Efrén Vélez, extrabajador de la industria del banano y víctima de los químicos utilizados para su producción. "El 28 de febrero de 2013, estando trabajando, salí arrojando sangre. Perdí la razón [...] y ya me desperté cuando estaba en el hospital", recuerda ese hombre, quien detalla que "los médicos determinaron que tenía cirrosis [...] pero yo no bebía alcohol".
Tras trabajar por más de 30 años en la industria, Vélez es uno de los muchos afectados por los pesticidas, pero su caso fue puesto de lado. "Me dijeron que, posiblemente, podían ser los químicos", pero "no se atrevieron a darme un resultado profesionalmente firmado" porque "les podía costar el puesto".
Adolfo Maldonado, médico tropicalista y responsable de investigación, salud y ambiente de la organización Acción Ecológica, precisa que los químicos utilizados no solo causan problemas a corto plazo en la piel, ojos y pulmones, sino que también provocan "un daño genético muy importante", como el incremento de los casos de cáncer jóvenes y adultos, malformaciones congénitas y hasta abortos.

"Nos fumigan igual que al banano"

Jorge García Vera, actual trabajador de la industria bananera en la localidad de Quevedo, describe sus días laborales cotidianos. "A nosotros, los trabajadores, nos tienen también como bananos porque nos fumigan igual que al banano", así que lamenta que "estamos trabajando y pasa la avioneta y, para ellos, simplemente, nosotros no valemos nada".
Esos sobrevuelos para lanzar pesticidas causan una porción significativa de las muertes y hasta intoxican a los pilotos "en pleno vuelo", así que "perdían los niveles de consciencia y acababan estrellándose", debido a que "se les confundía la visibilidad y chocaban contra cables", afirma Maldonado.

Un cambio de actitud

Este médico atribuye el problema a las grandes corporaciones, que "han llegado a decir que el glifosato es menos dañino que la sal, que el champú para bebés o que la vitamina A", unas afirmaciones realizadas por algunos de sus colegas transformados por la industria en "mercenarios".
Además, los trabajadores denuncian que su paga no alcanza el salario mínimo —especialmente, en el caso de las mujeres— y, en muchos casos, no pueden gozar de una jubilación. Además, cuando regresan a sus casas encuentran que el agua que consumen no es potable a causa de la contaminación.
"La gente prefiere dejarlo así" porque "no es de denunciar", lamenta la periodista Marta Centeno, quien cree que "deberían alzar su voz de protesta y decir: 'eso está mal'".

Campañas para que no se haga justicia

Por su parte, Wong está "completamente de acuerdo" en cuanto a la necesidad de retirar los químicos dañinos, pero subraya que debe haber "un equilibrio" para sostener la productividad. Desde la cúspide de su empresa bananera acota que, actualmente, "la única alternativa es la biotecnología".
Pese a que, aparentemente, la legislación ecuatoriana protege de manera adecuada a los trabajadores, no se aplica; en especial, cuando las compañías realizan campañas contra los movimientos laborales para que no se haga justicia. Así, "solo podría haber haber" un cambio de actitud "cuando a las empresas les resulte más caro tener que pagar multas", señala Adolfo Maldonado, quien expresa su esperanza en que los trabajadores "puedan tener la misma voz, con la misma fuerza y el mismo potencial" que las grandes compañías.

Radiografía migratoria: el extraño caso de Venezuela


Del esbozo hecho al perfil de los que componen las principales corrientes migratorias en las regiones de África y América Latina se saca una conclusión: la economía de libre comercio promueve la pauperización de los Estados periféricos, los conflictos interregionales que fraccionan el territorio y la acentuación de una estructura paralela, de contrabando, para adquirir sin mucho costo de inversión la materia prima con la que harán los productos que luego inundarán los mercados de esas localidades.
El común de los habitantes, sin posibilidad de contrarrestar esta transformación de la vida social, dispone su humanidad a transitar los caminos que la globalización le ofrece para sobrevivir a la lógica de la mercancía y el consumo. Venezuela, hoy, es un caso de estudio debido a la excepcionalidad que tiene en este patrón neoliberal.
Habría que iniciar diciendo que no existe en los antecedentes históricos del país un precedente destacado de movimientos migratorios fronteras afuera. Al contrario, en todo el siglo XX la tendencia fue de ser receptor de una variedad heterogénea de migrantes.
Inmigrantes europeros llegando a puerto la guaira en el gobierno de Marcoz Pérez Jimenez, fueron recibidos de la mejor manera como ningún otro país pueda recibir extranjeros que huyeron de las guerras
Por un lado, de las oleadas de migración europea que, atraídos por el auge petrolero y aupados por políticas migratorias flexibles (en la dictadura de Marcos Pérez Jiménez se estableció la política estatal de "puertas abiertas" y la promulgación de la Ley de Naturalización).
Por otro lado, recibió a poblaciones del resto de la región con realidades específicas enmarcadas en la violencia política: a las corrientes migratorias colombianas, la población que huía de conflictos armados en Centroamérica, los refugiados de dictaduras en Chile, Argentina, Uruguay y Ecuador, así como de países caribeños en la misma condición (República Dominicana y Haití).
Además, otro grueso de los inmigrantes que reconfiguraron la demografía venezolana llegaron a recoger las sobras que el extractivismo petrolero regaba. La industrialización del país tenía suficiente plaza para aceptar la mano de obra barata que llegara.
En el breve lapso de quiebre de la abundancia en Venezuela, la adopción del paquete neoliberal y la respuesta del Caracazo, este flujo de entrada extranjera se revirtió para, a continuación, dar otro impulso con la instalación del gobierno del presidente Hugo Chávez.
Con un pacto social dirigido a la redistribución justa de la renta petrolera, el Estado venezolano dio espacio a que los venezolanos conocieran de beneficios que son, en términos globales, exclusivos de la ciudadanía consumista del Primer Mundo.
La mención de algunos de estos privilegios (reducción de la desnutrición, protección al trabajador asalariado, acceso gratuito a la educación en todos los niveles, salud pública, derecho a la vivienda, créditos para inversiones, equipos tecnológicos a bajo precio) puede bosquejar el alto perfil de consumo que se fue constituyendo en la población. Pero ninguno ilustra tan bien la inserción del pensamiento clase media como la cultura cadivera.
Ese hecho residual del comportamiento rentista que, en los momentos más altos de los precios petroleros, arropó a todos los estratos de la sociedad, fue el agente tóxico que agravó un sistema de pensamiento colectivo chavista (bastante prematuro) de arraigamiento con el territorio.
La migración venezolana post-sanciones financieras, de alta volatilidad en la población joven, debe tener en cuenta ese aspecto. El migrante que sale de las fronteras venezolanas tiene casi dos décadas sin participar en la lógica depredadora del capitalismo. Protegido por el Estado, sus características distan mucho de los desplazados de otras regiones.
Según el Informe de Movilidad Humana Venezolana 2018, realizado por el Servicio Jesuita para los Refugiados de Venezuela (SRJ), el 59.2% de las personas que emigran de Venezuela poseen estudios universitarios, 64.7% emplean ahorros para irse del país y 45.3% vendió propiedades (casa, carro, muebles de casa, ropa).
Este dato en sí establece una diferencia con las migraciones en Latinoamérica y África, relatadas en este trabajo, y que a su vez, coloca a la migración venezolana en un caso extraño y motorizado por rasgos de vacío cultural y nacional precipitado por el consumo y el desarraigo.
Contar con un nivel profesionalizado es un elemento que coloca al migrante venezolano en la clasificación de mano de obra altamente calificada y, sin embargo, cuando parte a otros países de Latinoamérica, recibe el mismo trato que cualquier otro migrante: el abuso laboral y los ataques xenofóbicos por amenazar las condiciones laborales de los ciudadanos anfitriones.
El otro dato que lo diferencia de la tendencia en flujos migratorios globales es que las principales corrientes provienen, a excepción del estado fronterizo de Táchira, del cono urbano del país (Distrito Capital 17%, Carabobo 11.6%, Aragua 7.4%, Lara 6.7%), mientras que en los estados del interior las tasas se mantienen en un promedio de 3% del total de la población.
C.C Sambil Caracas ejemplo claro de consumismo
El arrebato emocional que conduce a la migración, producto de la alteración de los niveles de consumo y el saboteo de dos sectores vitales para el funcionamiento normal de un país, como la salud y la alimentación, efectos del cerco financiero internacional y amplificados por las plataformas mediáticas que, además, ocultan a los autores del daño económico nacional, tiene en las mentes concentradas en ciudades mayor asidero que en las que habitan las periferias del territorio venezolano.
Una radiografía comparada con las migraciones en Latinoamérica y África, relatadas en este trabajo, colocan a la migración venezolana como un caso extraño. No se produce a partir de persecuciones paramilitares, guerras civiles, exacerbación de la violencia política o crisis humanitaria de alto impacto.
Es, más bien, motorizada por rasgos de vaciamiento cultural y nacional, precipitados a su vez por el consumo y el desarraigo de la globalización, que en sectores específicos como la clase media describe a profundidad cómo el rentismo petrolero sigue siendo una traba para la construcción de una identidad sólida y propia, que resista los avatares de una crisis económica y genere la inspiración en el alma para reconstruir el lugar donde nacieron.

La naturaleza como mercancía y la crisis ecológica planetaria




A finales de octubre pasado la organización no gubernamental (ONG) conservacionista con mayor apoyo económico del mundo, el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), publicó, como cada dos años, el Informe Planeta Vivo 2018. En el medio científico-divulgativo, esta publicación es apreciada por los datos que recaba de diversas investigaciones, cómo los organiza y el modo didáctico que utilizan para llevarlas al público masivo.

Un panorama inquietante

En un lenguaje que algunos catalogan como un discurso "ecologista políticamente correcto" que no se diferencia de entes multilaterales como la Conferencia sobre el Cambio Climático de la ONU o los del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), el informe permite conocer los datos más actuales sobre el estado de la vida humana y no humana.
La información más divulgada respecto a este informe fue que en los últimos 40 años las poblaciones globales de vertebrados (peces, aves, mamíferos, anfibios y reptiles) disminuyeron en promedio un 60%, de hecho, la caída más pronunciada la sufrieron las especies de agua dulce (83%). Sin embargo, esta versión de 2018 no deja de presentar el "inquietante panorama" que afecta a la vida silvestre, los bosques, los océanos, los ríos y el clima de todo el planeta.
Algunos datos:
  • La destrucción del hábitat consecuencia de la agricultura intensiva y la sobrexplotación de los recursos es la mayor causa de pérdida de biodiversidad mundial.
  • Las selvas tropicales desaparecen: casi el 20% de la Amazonía ha desaparecido en tan solo 50 años.
  • La disminución en las poblaciones de especies es especialmente pronunciada en los trópicos. Por ejemplo, Centro y Sudamérica han sufrido una dramática disminución del 89% en comparación con 1970.
  • La temperatura media global no ha parado de crecer.
  • Al menos el 70% de los nuevos medicamentos de "molécula pequeña" creados en los últimos 25 años provienen de una fuente natural.
  • Desde 1950 se han extraído casi 6 mil millones de toneladas de pescado y otros mariscos.
  • Se estima que la Tierra ha perdido aproximadamente la mitad de sus corales de aguas someras en los últimos 30 años. Y esto tiene graves consecuencias para los seres humanos. Por ejemplo, casi 200 millones de personas dependen de los arrecifes para protegerse contra las marejadas ciclónicas y las olas.
  • Hoy, se estima que el 90% de las aves marinas del mundo tienen fragmentos de plástico en el estómago.
  • La pérdida de biodiversidad afecta tanto a grandes animales como tigres, rinocerontes o elefantes, incluso a los pequeños insectos. Una gran amenaza si pensamos en los beneficios de estos pequeños animales para los cultivos: desde los que mantienen vivo el suelo hasta los polinizadores, como las abejas o abejorros, sin los cuales no se produce la fecundación de los cultivos.
  • En el siglo 20, los peces de agua dulce tuvieron la tasa de extinción más alta en todo el mundo entre los vertebrados: han disminuido en 83% desde 1970.
  • En 2018 sabemos que la agricultura comercial ha llevado a la pérdida del 40% de los bosques en los trópicos y subtrópicos de la Tierra.
Casi todas estos datos se vinculan a actividades en las que "el hombre" está involucrado. Se tratan de actividades económicas que van desde la extracción de materia prima, pasan por la manufactura de todo tipo de artefactos (incluido armamento) que utilizamos a diario, y terminan en servicios de todo tipo.

Crecimiento infinito y la naturaleza como mercancía

Desde 2016 la WWF, mediante su informe, adoptó términos como "Antropoceno" y "resiliencia", dejando un poco de lado la idea de "desarrollo sostenible" que hasta 2014 era el concepto guía. El término Antropoceno (época del hombre) intenta describir que el impacto de la humanidad sobre el resto de la naturaleza ha sido tan profundo que pudiera ser equivalente a una época geológica.
En este sentido no se discute que el verdadero impacto lo ejerce el modo de producción en el que la mitad de las emisiones las produce el 10% más rico del planeta, es por ello que otros autores hablan de "Capitaloceno". Este argumento entiende a la degradación de la naturaleza como una expresión específica de la organización del trabajo del capitalismo, que produce violencia y desigualdad entre la especie humana y el resto de la naturaleza.
Aun cuando en 2016 se asomaba la idea de "transición" en su discurso, en 2018 retoma con fuerza el "desarrollo sostenible" tratando de sumarse a los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. Un análisis realizado por Demián Morassi considera contradictorio uno de los objetivos; se trata del número "8. Trabajo decente y crecimiento económico". Afirma que el crecimiento económico implica, para el actual modelo de producción, más degradación ambiental y, en épocas de declive de recursos, la degradación de la vida de las mayorías en pos del beneficio de los centros del poder económico.
El informe no sólo destaca el impacto del ser humano en la naturaleza sino que "se refiere a la importancia y el valor de la naturaleza para la salud y el bienestar de las personas, nuestras sociedades y las economías, para ello afirma que, a nivel mundial, la naturaleza proporciona servicios por un valor aproximado de 125 mil millones de dólares al año, al mismo tiempo que ayuda a garantizar el suministro de aire fresco, agua potable, alimentos, energía, medicamentos y otros productos y materiales".
Cuando se refiere a los polinizadores, afirma que: "En términos económicos, la polinización aumenta el valor global de la producción de cultivos en 235 a 577 mil millones de dólares por año, solo para los productores, y mantiene bajos los precios al consumidor al garantizar suministros estables".
Tal planteamiento se enmarca en un enfoque habitual en organismos multilaterales y ONGs que orbitan alrededor de la política ambiental globalizada, la mercantilización ambiental, el comercio y la compensación como negocios en los que, por ejemplo, los humedales se convierten en activos financiables como en Estados Unidos o los gases de efecto invernadero se conviertan en permisos negociables en Europa. La justificación es que la preservación de la economía del crecimiento que acumula capital requiere mecanismos que institucionalicen el "derecho" a degradar el ambiente o la promoción de crisis ambientales como oportunidades de crecimiento.
Con artefactos conceptuales como el "crecimiento verde", muchos países combinan el aumento de las emisiones domésticas de gases de efecto invernadero a través de la extensión de los mecanismos basados en el mercado y las compensaciones con la promesa de nuevas tecnologías futuras como la "solución" definitiva para abordar esas mismas emisiones.
La fe en el crecimiento económico infinito, los mercados y la tecnología sigue siendo fundamental para la política climática internacional y no se ve afectada por si los Estados Unidos están dentro o fuera del Acuerdo de París. De esa misma fe surge el imaginario del progreso como salvador del ambiente, independientemente de tener a Trump o Clinton en la Casa Blanca.

La lavadora ecológica y el capitalismo verde

En medio de crisis ecológicas y geopolíticas, varias ONGs como WWF han formado alianzas con algunos de los peores contaminadores corporativos y los extractores de recursos en el mundo ahora las promueven. El lavado ecológico (greenwash) se ha convertido en una ocupación importante para las ONGs. Muchos se han convertido en defensores de la autorregulación corporativa, los mecanismos de mercado, la fijación de precios / comercialización del carbono y la compensación / banca de la biodiversidad, mientras comercializan la "protección" de las especies como turismo ecológico.
Otra de las principales ONGs neoliberales es The Nature Conservancy (TNC), su presidente y director general es Mark Tercek, anteriormente director gerente de Goldman Sachs. Hasta hace poco, su vicepresidente era Peter Kareiva, un actor clave en el proyecto de "capital natural" de la Universidad de Stanford, con su misión de convertir los ecosistemas en servicios ambientales que pueden intercambiarse.
Las ONGs han sido abordadas deliberadamente por estrategas corporativos y en varios casos han sido captadas a nivel de gestión. Algunos de los consejos de las ONGS internacionales de Norteamérica incluyen un gran número de directores actuales o anteriores de las principales empresas transnacionales. En 2011 solo WWF de Estados Unidos tenía 13 de 21, TNC poseía 15 de 26 y Conservación Internacional 26 de 36.

Datos útiles, pero...

Un informe como el emitido por el WWF es importante para entender los impactos que vienen dejando el modelo de desarrollo imperante, pero los debates que buscan construir otra cultura que no sea la del consumo excesivo son invisibilizados por estas corporaciones y sus estrategias económicas. Sin embargo, no hay soluciones mágicas, menos cuando muchos de los bienes comunes de los que hemos dispuesto como civilización han alcanzado un pico en su disponibilidad.
Lo determinante es que usted está leyendo esta nota en un dispositivo cuyo impacto durante la extracción de materiales y proceso de fabricación desconoce, los problemas ambientales y las actividades económicas que los generan son frecuentemente simplificados y las ONGs los presentan como si hubiera una responsabilidad directa de cada ciudadano.
La realidad es mucho más compleja que el hecho de desconectar el cargador del teléfono o cerrar el grifo. Aun cuando visibilizar la crisis sea una labor pedagógica de las ONGs terminan, queriendo o no, invisibilizando la responsabilidad de las corporaciones en la apropiación y mercantilización de la naturaleza, apuntalando un modelo en el que solo hay un estilo de desarrollo: el del sistema urbano-agro-industrial impuesto por Europa desde que existe la Modernidad y acelerado desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.
Aún más importante es trascender las lógicas del capital y su imaginario mágico de crecimiento y disponibilidad de recursos infinitos. De eso no hablan los informes de estas ONGs, lo que genera sospecha, no de sus datos pero sí de su lugar de enunciación.

domingo, 18 de noviembre de 2018

Hiperinflación, arma imperial


Estas son las monedas de Zimbabwe, país que en 2008 rondaba 238.000.000.000% de hiperhinflacion
El ataque a la moneda es un arma de larga data. Forma parte del arsenal en las guerras no convencionales. De todas, es la más poderosa. Y como toda arma masiva, no discrimina.

Al manipular el valor de las monedas y “depreciarlas”, encarecen todos los bienes importados, sean éstos insumos para la producción o para el consumo final. Las estructuras de costos se modifican y con ellas los precios de todos los bienes y servicios de la economía. El objetivo del ataque es desencadenar la hiperinflación.

El aumento de los precios en más de 50% mensual, que es como se define la hiperinflación, tiene efectos devastadores: pulveriza el salario; contrae la producción; hace insuficiente el presupuesto público de gastos generando déficits fiscales; escasea el efectivo; estimula el acaparamiento; y por si fuera poco, la brecha cambiaria que se genera cuando manipulan la moneda, incentiva el contrabando de extracción.

El arma actúa psicológicamente sobre las expectativas de los agentes económicos quienes al observar continuas depreciaciones de la moneda, adaptan sus decisiones referenciándose, cada vez más, en ese tipo de cambio para marcar todos los precios.

Históricamente esta arma ha sido utilizada por el imperialismo con dos objetivos:

1) Derrocar gobiernos que representan una amenaza inusual y extraordinaria para la hegemonía de los grandes capitales, por ejemplo, los países europeos entre las guerras mundiales, siendo Weimar un ejemplo representativo; Nicaragua, 1988; Zimbabwe, 2008; Venezuela hoy.

2) Dolarizar: práctica de neo colonización que busca perpetuar la dependencia económica. Entre muchos, figuran Ecuador, 1999 y Argentina, 1990. No olvidemos que los dueños del dólar, no son el gobierno norteamericano ni mucho menos su pueblo. Los propietarios de la Reserva Federal son 8 magnates.

Hoy nuevamente accionan su principal arma. Los blancos son las monedas y los pueblos de Venezuela, Yemen, Irán, Turquía, Argentina y, quizás pronto, Brasil. En nuestro país, el ataque al bolívar ha sido 318.860.365% desde el 2013. Las demostraciones teóricas y empíricas de lo aquí escrito están en el libro Hiperinflación.

sábado, 10 de noviembre de 2018

Migración venezolana le permitió a Colombia obtener $32 millones

Muchos migrantes Venezolanos tienen que parar en Cucuta para hacer escala, y poder abordar buses para otros paises eso ha dejado dividendos buenos para los abusadores y aprovechadores de oficio.

Durante el 2018 Colombia ha recibido al menos 32,4 millones de dólares por parte de organismos internacionales tras su llamado de auxilio económico inscrito en la masificación de la migración venezolana y la campaña xenofóbica que comenzó la gestión del expresidente Juan Manuel Santos y que hoy continúa su sucesor, Iván Duque.

El Gobierno colombiano ha declarado sentirse incapaz de atender -sin ayuda internacional-, a los migrantes venezolanos que han llegado al vecino país tras una intensa campaña mediática impulsada con el uso de las fake news.

La campaña migratoria contra Venezuela, hizo que en marzo de este año, Colombia, recibiera una primera donación desde noteramerica, específicamente de la Agencia para Desarrollo Internacional de Estados Unidos (Usaid), la cual destinó el importe de 2,5 millones de dólares.

Colombia escuchó una vez más en marzo de este año, el dulce sonido de una caja registradora a la que ingresa dinero, pues la Unión Europea anunció que le daría 2 millones de Euros (2,4 millones de dólares) para atender las necesidades de los migrantes venezolanos, reseñaron en esa oportunidad medios internacionales.

Un mes después, el subsecretario de Estado de EEUU, John Sullivan, anunció que Estados Unidos concederá 18,5 millones de dólares adicionales a Colombia para supuestamente atender a los venezolanos que ingresan al vecino país, reseñó EFE en esa oportunidad, seguidos por 9 millones de dólares más aportados en agosto, según reseñó en esa oportunidad el diario colombiano El Tiempo.

Estos recursos al parecer no fueron suficiente para Colombia, pues bajo la excusa de la supuesta llegada masiva de venezolanos a territorio neogranadino, el ministro de Relaciones Exteriores de Colombia, Carlos Holmes Trujillo, solicitó en septiembre la creación de un "fondo humanitario de emergencia para fortalecer la capacidad presupuestaria" de Colombia.

En septiembre de este año, Holmes Trujillo agradeció los recursos financieros que desde la Unión Europea se les ha otorgado, atreviéndose además a solicitar que los mismos se "incrementen".

"La UE también ha venido dando pasos concretos en su política de cooperación" y "tenemos la esperanza de que dé pasos concretos adicionales", señaló, citaron medios internacionales.

Ese mismo mes, el vicepresidente de EEUU Mike Pence, anunció un nuevo paquete de "ayuda" de 48 millones de dólares para los países de Latinoamérica que reciben a migrantes venezolanos, reseñó en esa oportunidad EFE.

Los esfuerzos de Colombia por generar ingresos a costa de una migración venezolana impulsada desde la manipulación mediática no se reducen a las peticiones de Holmes Trujillo, pues fue el ex presidente, Juan Manuel Santos, el primero en anunciar que en el país vecino estaban "listos a recibir ayuda internacional".

De hecho, el ex ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas en febrero de este año aseguró que su país aspiraba conseguir 60 mil millones de dólares.

En esa oportunidad en una entrevista a Reuters informó que su nación había contactado a agencias crediticias internacionales para preparar un plan de rescate financiero por unos 60.000 millones de dólares para Venezuela si el presidente constitucional, Nicolás Maduro deja el poder. "¿Qué ocurre cuando Maduro caiga? Nosotros no deberíamos improvisar. Debería existir un plan, porque Venezuela necesitará apoyo financiero", dijo.

El actual mandatario, Iván Duque parece seguir la política de su predecesor, pues ha expresado en reiteradas ocasiones la necesidad de obtener recursos para atender a la población que entra al país.

El Gobierno de Venezuela ha denunciado en reiteradas oportunidades que a través de fake news, manipulación psicológica y mediática se ha logrado que un grupo de venezolanos cruce las fronteras en la búsqueda del paraíso que prometido. En la mayoría de los casos solo se han topado con xenofobia, discriminación, explotación laboral y hasta trata de blancas.

En Venezuela hacen vida 5 millones 600 mil colombianos que huyeron por el conflicto armado y el narcotráfico que sufre la nación neogranadina desde hace más de 50 años. Los 335 municipios del territorio venezolano cuentan con presencia colombiana. Sólo en Petare, municipio Sucre, conviven al menos 230 mil hermanos colombianos, representando el 4,10% de la población neogranadina en Venezuela.

En las últimas dos décadas los colombianos que residen en territorio nacional han sido incluidos en la vida social, laboral y educativa, al mismo nivel que cualquier venezolano, pudiendo disfrutar de las diversas políticas públicas que el Gobierno Bolivariano ejecuta.