star-clicks

<!--Begin: Star-Clicks.com HTML Code--><script type='text/javascript' src='https://www.star-clicks.com/secure/ads.php?pid=07271320050789912'></script><!-- End: Star-Clicks.com -->

miércoles, 9 de enero de 2019

De ExxonMobil a Guaidó: el mapa de complicidades de las agresiones a Venezuela


El martes 8 de enero la vicepresidenta ejecutiva Delcy Rodríguez dio a conocer las conversaciones entre las Armada venezolana y los dos buques de exploración sísmica de ExxonMobil en aguas territoriales de la República Bolivariana.
En el audio se puede constatar que, efectivamente, el capitán del buque sabía que estaba en coordenadas del territorio venezolano, con el beneplácito del gobierno guyanés, quien tiene asumido el papel de proxy para presionar geopolíticamente a través de la guerra energética-territorial a beneficio de una de las grandes petroleras de los Estados Unidos.
Esto representa una escalada en los movimientos de Exxon-Guyana para intentar abastecerse de una buena tajada del Esequibo venezolano, que diplomáticamente representa el reclamo de la ex colonia británica a favor del Laudo Arbitral de París de 1899, un robo de lo que sería gran parte del macizo guayanés con cantidades no explotadas de petróleo, gas, minerales varios, además de contar con una biodiversidad única en el planeta.
Las aguas territoriales de Venezuela fueron invadidas una vez más, y la Armada actuó en consecuencia, según el protocolo naval. Ese "Ustedes están defendiendo su territorio" dicho por el capitán estadounidense refleja claramente su intencionalidad de pasearse como Pedro por su casa, según el argot popular, a representación de una petrolera que ve estratégicamente a Venezuela en un escenario central a la geopolítica estadounidense.
En el frente interno, asimismo, la elite política del antichavismo ha minado todos sus campos de lucha, se sostiene sobre una Asamblea Nacional sin competencia legal ante las decisiones del Tribunal Supremo de Justicia. Ello creó la desestabilización de la estructura del Estado venezolano a través del Parlamento, cuyos jefes buscan el derrocamiento del gobierno del presidente Nicolás Maduro como objetivo públicamente deliberado.

 

Juan Guaidó entra en escena

 

El dirigente de Voluntad Popular, Juan Guaidó, asumió este sábado 5 de enero la presidencia de la Asamblea Nacional en desacato por un pacto firmado entre los principales líderes de la oposición (los cuatro partidos más fuertes) para rotarse los cargos directivos del Parlamento.
Guaidó fue señalado en 2015 por José Rafael Pérez Venta, quien protagonizó un escandaloso descuartizamiento de una militante opositora por motivos comerciales, de haber sido uno de los principales organizadores y autores intelectuales del plan "La Salida". En su escalonamiento en las jerarquías del partido, Guaidó llegó a ser el tercero al mando de la dirigencia nacional, luego de Leopoldo López, pagando condena, y Freddy Guevara, hoy asilado en la embajada de Chile.
Aunque su trabajo político de antaño se centró en el estado Vargas, pasó en poco tiempo a ser un agitador de calle bajo lucro de las aspiraciones de los máximos dirigentes de su partido, a presidente de la Asamblea Nacional.
Ha sido llamado por el secretario general de la OEA, Luis Almagro, y según el último comunicado del Grupo de Lima contra la soberanía de Venezuela, a tomar la Presidencia de la República Bolivariana, con el apoyo incluso del Departamento de Estado de la Administración Trump. Juan Guaidó nunca se esperó un escenario así en su vida, aunque las presiones internacionales obviamente se hacen notar.
Al comentario del periodista de El Mundo de España: "Factores radicales de la oposición, incluso el ex presidente colombiano Andrés Pastrana, le exigen que se autojuramente como presidente de la República, arguyendo vacío de poder", de una reciente entrevista el diputado respondió:

"Lo dijimos claro: el 10 de enero se inicia un nuevo periodo constitucional sin un presidente electo en Venezuela. Estamos en una situación de fuerza, no de derecho. No hay Estado de derecho en mi país, lo han desmontado paulatinamente. Así lo reconocen el Grupo de Lima, EEUU, Canadá y la Unión Europea. Creo que la labor del Parlamento es construir esa fuerza y las condiciones para lograr una transición en Venezuela."

Guaidó propone capitalizar nuevas protestas violentas al estilo 2014 y 2017, que junto a una presión institucional e internacional podría, según la tesis de Voluntad Popular, desencadenaría un golpe de Estado contra el presidente Maduro. La insurrección como forma de lucha es la divisa de esta parte de la oposición venezolana, ya forajida, que colinda con los intereses estratégicos de los Estados Unidos.
Esto se evidenció con la defensa acérrima de Freddy Guevara, ex vicepresidente del Parlamento, quien en 2016 pidió que la ExxonMobil fuese indemnizada por el Estado venezolano. Ese sector antichavista se asumió públicamente para sí la vocería de los intereses de la petrolera que ha estado en su fase de exploración de los límites entre Guyana y Venezuela, y que ha mantenido litigios con el chavismo en el poder ejecutivo.
Desde principios de 2016, la Asamblea Nacional fue subusada como instrumento político para forcejear un choque institucional por el antichavismo, como proxy local de los intereses estadounidenses, que se traduciría en el ansiado golpe contra Maduro, pero a su vez ha sido base para instalar una especie de gobierno paralelo, promover una insurrección militar y el bloqueo financiero a Venezuela. Guaidó, vendría a continuar la estrategia forajida hasta ahora fracasada pero que, sin embargo, ha logrado conseguir romper algunos platos rotos -económicos, sociales, familiares, culturales- en el piso venezolano. 
Se espera, entonces, una escalada a nivel internacional con un poder legislativo secuestrado por los intereses corporativos estadounidenses . Del intento de magnicidio a las provocaciones limítrofes de los países vecinos, todos los hilos llevan a un mismo escenario geopolítico en el que la Administración Trump y China se disputan los recursos y las influencias políticas en el Hemisferio Occidental, con Venezuela como aliado o enemigo clave.