Congresistas del
partido demócrata estadounidense siguen adelantando un plan para
destituir al presidente Donald Trump, ahora basándose en testimonios que
dará el 27 de febrero Michael Cohen, quien fue abogado del ahora
mandatario durante casi dos décadas.
Cohen, quien se declaró culpable por varios cargos relativos a
evasión fiscal, podría comprometer a Trump en las declaraciones que dará
bajo juramento.
Esta representa una nueva oportunidad para el ala demócrata del Congreso, que lleva dos años intentando juntar requisitos para una destitución.
El último intento de los demócratas había sido descubrir nexos entre
la campaña electoral de Trump y el gobierno ruso. Pero la investigación
del fiscal especial Robert Muller no fue suficiente.
El Puente
Internacional Francisco de Paula Santander, ubicado en
la frontera colombo-venezolana, fue el escenario de otro operativo de la
oposición venezolana donde pretendió generar lo que denominan "un falso
positivo". Un grupo de jóvenes de la derecha de Venezuela atacó a los
camiones cargados de ayuda humanitaria, los incendiaron y pretendieron
responsabilizar a la Guardia Nacional Bolivariana como una forma de
justificar una intervención extranjera en Venezuela.
Desde el lado colombiano del puente se estacionaron cuatro
camiones que transportaban la ayuda humanitaria que aportaba la agencia
norteamericana USAID que tiene estrechos vínculos con la agencia de
inteligencia CIA. Durante la tarde y de repente dos de esos
fueron quemados.
Según relata TeleSur, testigos de lo ocurrido afirmaron que grupos
violentos de la oposición venezolana incendiaron los camiones con bombas
Molotov y luego intentaron inculpar a la Guardia Nacional Bolivariana
(GNB) y a la Policía Nacional Bolivariana (PNB).
Las imágenes captadas en el momento que comienzan a incendiar los
camiones confirman que fueron los militantes de la derecha venezolana la
que cometió ese atentado.
La oposición venezolana quema sus camiones con ayuda humanitaria
La cadena TeleSur mostró evidencia del intento por parte de la
derecha venezolana de generar un enfrentamiento con la GNB y que no
prosperó. Este fue el segundo caso de "un falso positivo" que la
oposición intentó generar durante la tensa jornada de sábado.
imágenes aéreas este fue justo el momento cuando quemaron los camiones
Credito: Madelein Garcia Telesur
Durante la quema de los camiones se pudo observar
la presencia de gente con chalecos que los identificaba como miembros
de la Cruz Roja y que se encontraba entre los manifestantes contrarios
al gobierno de Nicolás Maduro.
A partir de esas imágenes se produjo la reacción del Comité
Internacional de la Cruz Roja que desmintió que estuviera participando
del operativo organizado por el gobierno de los Estados Unidos con la
derecha venezolana.
Las sanciones contra
Venezuela son mecanismos reales y palpables de destrucción del Estado,
la identidad y, con esta, de la sociedad venezolana. Forman parte de una
estrategia de guerra basada en la aplicación de diversos recursos y
herramientas sofisticadas de hegemonía financiera contra nodos
fundamentales de la vida nacional. Aunque en Venezuela no caigan bombas
ni se vean marines estadounidenses desembarcando por las costas, sobran
evidencias de los recursos de agresión permanente, nacional e
internacional, por parte de sectores corporativos y políticos.
En este contexto, desde 1999 las maniobras internas del antichavismo
se alternaban entre mecanismos de bajo perfil como el boicot o la
desinversión empresarial y acciones contundentes como el golpe de abril
de 2002 o el paro petrolero.
Desde 2015, cuando el entonces presidente de Estados Unidos, Barack
Obama, declaró a Venezuela como una "amenaza inusual y extraordinaria a
la seguridad nacional de Estados Unidos", se hizo indiscutible la
vanguardia política y el liderazgo en el antichavismo de la
élite transnacional que gobierna en Washington, ellos imprimieron mayor
firmeza a una ristra de medidas que han determinado no solo la
destrucción de la economía nacional sino modificado gravemente el
imaginario cultural.
Lo que se comprende en su justa dimensión con las declaraciones de
Jack Lew, ex secretario del Tesoro durante la Administración Obama,
quien considera que las sanciones son más efectivas y baratas para
doblegar a sus enemigos que el poder tradicional, porque tienen
influencia en los mercados financieros estadounidenses, el nervio
central de la economía globalizada. Las sanciones, así, son medidas de
asedio a fortalezas, como en la era medieval, aggiornadas a esta nueva
era de poder inteligente, tecnologizado, globalizado, donde cada nervio
que toca el poder es en función de doblegar a sus enemigos, según Lew.
2015: Estados Unidos asume el mando del antichavismo
El bloqueo financiero ha venido mutando desde el ataque a la deuda,
pasando por el aislamiento del sistema financiero estadounidense, hasta
llegar a la aplicación de técnicas de espionaje que persiguen las
transacciones venezolanas, y retienen fondos destinados a la importación
de alimentos y medicinas.
Venezuela sufre desde entonces los embates de la caída de los precios
del petróleo debido a que Estados Unidos acordó con Arabia Saudita
aumentar agresivamente la producción de petróleo para bajar los precios y
afectar a importantes países productores, como Venezuela, Rusia e Irán.
Además, la economía comenzó a deteriorarse por falta de ingresos y una compañía creada en Miami en 2010, llamada Dólar Today,
que devaluó artificialmente el valor de la moneda con el fin de iniciar
una escalada inflacionaria. Venezuela perdió ese año aproximadamente el
60% de sus ingresos nacionales.
La Orden Ejecutiva (13692) firmada por la Administración Obama en
marzo de 2015 inició las acciones de bloqueo financiero contra Venezuela
y, con ella, el gobierno estadounidense hizo del ataque económico
contra el país un asunto legal. Basada en la Ley de Emergencia de
Poderes Económicos Internacionales, activada a nivel constitucional,
para dotar a la administración de turno de herramientas para
"defenderse" de la amenaza.
Bajo este pretexto, la Casa Blanca colocó en estado de alerta a su
sistema financiero, a través del Departamento del Tesoro, respecto a
operaciones financieras venezolanas.
El 5 de marzo de 2015, Barack Obama firmó una orden ejecutiva
donde se declara a Venezuela como "una amenaza inusual y extraordinaria"
para la seguridad de Estados Unidos (Foto: Casa Blanca)
Con la excusa de bloquear la movilidad de cuentas personales no
demostradas de, hasta entonces, siete funcionarios venezolanos, este
instrumento legal ha atacado el uso del sistema financiero
estadounidense para importar alimentos y medicinas por parte del Estado
venezolano.
En paralelo, las calificadoras de riesgo, agencias creadas por
Estados Unidos para desestabilizar países soberanos, publicaban un mapa
global de "países riesgosos". Esto para complementar el cerco
económico-financiero contra los planes de recuperación del gobierno
venezolano, producto de la caída de los precios del petróleo.
Venezuela fue catalogada por la empresa financiera de origen francesa Coface
como el país con el riesgo país más alto de Latinoamérica, similar a
países africanos que actualmente se encuentran en situaciones de
conflicto bélico. El "estudio" fue realizado con base a las
calificaciones negativas de las tres grandes calificadoras
estadounidenses, Standard and Poor's, Fitch Rating y Moody's,
responsables en buena medida del colapso financiero mundial del año
2008.
A partir de 2015 comenzó a aumentar artificialmente la variable del
riesgo-país para obstaculizar la entrada de financiamiento internacional
y, hasta el primer semestre de 2018, estas tres grandes calificadoras
han arreciado sus ataques contra Venezuela, omitiendo los oportunos
pagos de deuda con el fin de empujar al país hacia el default y
proyectar una situación de inseguridad para la inversión internacional.
En este contexto de asedio con base en el descontento social
producido por la baja de los precios petroleros, la escasez, el
desabastecimiento y la ola de saqueos, el antichavismo ganó la mayoría
en la Asamblea Nacional y configuró un piso más alto, ahora desde la
instancia parlamentaria, para las agresiones financieras contra
Venezuela.
2016: Cerco financiero y el default que no llegó
En abril de 2016, el Fondo Monetario Internacional alertaba sobre la
"catástrofe económica" en Venezuela mediante un informe, generando
expectativas de colapso, inflación y escasez para legitimar las acciones
de guerra económica llevadas a cabo por Fedecámaras y Consecomercio,
las dos principales entidades privadas del país.
La Asamblea Nacional, en desacato por incorporar a tres miembros cuyas elecciones fueron demostradamente fraudulentas, aprobó instrumentos legales
en mayo y agosto que declaraban "nulos" los contratos petroleros,
inversiones internacionales y la emisión de nuevo endeudamiento por
parte del país, intentando con ello obstaculizar que dinero fresco
entrara a las arcas del Estado.
Durante 2016 y 2017 fueron cerradas
cuentas venezolanas en Estados Unidos por parte de bancos privados de
gran envergadura, como Citibank y JP Morgan, debido a que la Orden
Ejecutiva 13692 facultó al Departamento del Tesoro para emplear
mecanismos de vigilancia a las transacciones financieras de Venezuela en
Estados Unidos.
Tras la excusa de proteger su sistema financiero de "funcionarios
corruptos", se buscaba aislar a Venezuela del sistema financiero
norteamericano y obstaculizar tanto sus importaciones como el pago de la
deuda externa. A ello se unió el segundo banco más grande de Alemania,
Commerzbank.
En julio de 2016, el índice de riesgo país EMBI, creado por el banco JP Morgan,
colocó a Venezuela con el puntaje más alto del mundo (2640 puntos) por
encima de países en guerra como Ucrania, aun cuando el Estado venezolano
pagó 6 mil millones de dólares en deuda externa ese mismo año. En
septiembre, PDVSA realizó una oferta para canjear 7 mil 100 millones de
dólares en bonos con el fin de aliviar sus pagos, y las tres grandes
calificadoras de riesgo estadounidense buscaron atemorizar a los
inversionistas con declarar default si accedían a la propuesta de la
estatal petrolera.
En noviembre, JP Morgan emitió una falsa alerta de default sobre un
supuesto impago de deuda de PDVSA de 404 millones de dólares para generar temor en el mundo financiero
y dañar la imagen de la estatal. También la petrolera
estadounidense ConocoPhillips demandó a PDVSA ante una Corte en Delaware
por su operación de canje de bonos para atemorizar a los participantes y
con ello hacer fracasar la operación.
En este entorno agresivo contra la economía venezolana, la inflación
mediante el efecto Dólar Today cerró en 800% aproximadamente, según
cifras filtradas a algunas agencias internacionales.
2017: Embargo, violencia fracasada y más desestabilización
En abril de 2017 el presidente (electo ilegalmente) de la Asamblea
Nacional, Julio Borges, exigió a más de 20 bancos internacionales cesar
sus vínculos económicos y financieros con Venezuela. Mientras que en
mayo declaró "nula" la compra de 865 millones de dólares en bonos PDVSA
por parte del banco estadounidense Goldman Sachs.
En su afán por coordinar las sanciones financieras y económicas
contra Venezuela, y utilizando el Parlamento como un instrumento para
legitimar el bloqueo financiero, Borges se reunió con el asesor de seguridad nacional
de la Casa Blanca de ese entonces, el general H.R. McMaster. De esta
manera el bloqueo financiero impidió al país importar alimentos y
medicinas necesarias para su supervivencia.
Apoyado por Estados Unidos y la OEA, el antichavismo venezolano
emprendió una nueva escalada de caos y violencia más intensa y peligrosa
que la de 2014, lo que ocasionó pérdidas millonarias al país y dejó un
saldo lamentable de 130 muertos y miles de heridos. Asimismo, Estados
Unidos sancionó a más de 20 funcionarios venezolanos, representantes de
todos los poderes públicos y responsables de mantener el orden interno,
como una medida para alimentar el caos de las guarimbas.
Como medida extrema, el presidente Nicolás Maduro convocó en mayo a
elegir una Asamblea Nacional Constituyente (ANC), cuyos comicios se
llevaron a cabo en julio en medio de una violencia focalizada. Más de 8
millones de venezolanos asistieron a la elección y se cerró a partir de
ahí un traumático escenario de violencia. El país ganó estabilidad
política y social ante un ciclo de agresiones que apuntaron a sacar al
presidente Nicolás Maduro, y eliminar de cuajo el marco constitucional
actual.
Así responde el pueblo del Táchira a tu lealtad. Nadie ni nada los detiene para votar por la #CONSTITUYENTE
2017 después de la elección constituyente: Virulencia injerencista
Entre agosto y noviembre corrieron los días más dinámicos de la
agresión contra Venezuela ese año. Al fracasar las guarimbas, Europa
entró en el juego desestabilizador; en agosto el banco suizo Credit
Suisse prohibió a sus clientes realizar operaciones financieras con
Venezuela, tal como había solicitado Julio Borges en abril.
Por su lado y mediante una orden ejecutiva, Trump prohibió la compra
de deuda venezolana y la repatriación de los dividendos de Citgo, filial
de PDVSA en Estados Unidos, cerrando así dos vías de financiamiento
clave para una Venezuela devastada por las guarimbas.
A continuación, Estados Unidos comenzó a ejecutar un embargo petrolero no declarado.
Los bancos privados estadounidenses, presionados por el Departamento
del Tesoro, se negaron a emitir cartas de crédito para la compra de
crudo venezolano, afectando así los ingresos de la nación.
La empresa PBF Energy, una de las refinadoras que realizaba mayores
compras a Venezuela, tuvo que desistir de sus lazos económicos por el
país producto de las sanciones.
En septiembre, el Departamento del Tesoro, a través de su Red de Control de Crímenes Financieros (FINCEN), emitió
una alerta denominada "banderas rojas" que impone un sistema de
vigilancia y control a las transacciones financieras de Venezuela para
impedir el pago de alimentos y medicinas mientras que, producto de las
sanciones de Trump emitidas en agosto, Citgo comenzó a tener problemas
para adquirir crudos para sus refinerías y mantener sus operaciones
estables.
En este contexto, unas 300 mil dosis de insulina pagadas por el
Estado venezolano no llegaron al país porque Citibank boicoteó su
compra. Al mismo tiempo, el desembarco de 18 millones de cajas CLAP a
Venezuela fue interrumpido por las trabas impuestas por el sistema
financiero estadounidense, dado que sus autoridades cerraron 52 cuentas
bancarias de venezolanos en entidades como Wells Fargo, East y City,
debido a que sus titulares, supuestamente, estaban vinculados al
gobierno venezolano.
Como secretario del Tesoro, Steve Mnuchin, fue quien estuvo a
cargo de perseguir las transacciones de Venezuela a través de medidas
técnicas (Foto: The Nation)
Mientras esto sucedía, se realizaron las elecciones regionales con
más de 11 millones de votos en todo el proceso. El chavismo obtuvo 19 de
23 gobernaciones en unos comicios, convocados por la ANC,
donde participaron toldas políticas del antichavismo como Acción
Democrática y Voluntad Popular.
Pese a eso, aun cuando en los últimos tres años Venezuela no había
dejado de honrar sus compromisos internacionales, en noviembre la
empresa europea Euroclear, fundada por JP Morgan, secuestró 1 mil 650 millones de dólares que estaban destinados a la compra de alimentos y medicinas.
El comité de las Américas de la Asociación Internacional de Swaps y
Derivados (ISDA, por sus siglas en inglés), declaró a Venezuela en
default, omitiendo el pago de deuda por 70 mil millones de dólares en
los últimos dos años. Mientras JP Morgan volvió a aumentar el
riesgo-país de Venezuela a 2.989 puntos, la cifra más alta desde 2014,
cuando se ubicó en 1.458 puntos.
La calificadora de riesgo Standard and Poor's declaró a Venezuela en
"default selectivo" porque no pudo honrar unos compromisos de deuda,
producto de que las sanciones limitaron las transacciones financieras
del país en el sistema de pagos estadounidense. Con estas maniobras
intentaron abrir la puerta para confiscar bienes de PDVSA.
Ese mismo noviembre la gestora de bonos estadounidense Wilmington Trust acusó a Corpoelec de no cancelar intereses de deuda
por el orden de los 27 millones de dólares, justo cuando el país vivía
un bloqueo total a los medios de pago en el sistema financiero
estadounidense.
Tanto así que un cargamento de Primaquina, medicina usada para tratar
la malaria, no ingresó al país por el bloqueo de un laboratorio
colombiano llamado BSN Medical y 23 operaciones en el sistema financiero
internacional fueron devueltas: un total de 39 millones de dólares para
alimentos, insumos básicos y medicamentos.
En diciembre, otras 19 cuentas bancarias de Venezuela en el
extranjero fueron cerradas arbitrariamente por bancos estadounidenses,
impidiendo los pagos a los acreedores, mientras el antichavismo decide
no participar en las elecciones de alcaldes luego de su derrota en las
regionales de octubre. El chavismo nuevamente arrasa con más del 95% de
todas las alcaldías.
2018-2019: Ataque descomunal y multifactorial
En enero de 2018, el jefe de la CIA de turno, y actual secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, afirmó
en una conferencia en el Instituto Americano de la Empresa que las
sanciones financieras contra Venezuela habían sido coordinadas por él
directamente con el presidente Trump.
Al mismo tiempo, once bonos venezolanos y de PDVSA, por valor de 1
mil 241 millones de dólares, no pudieron ser cancelados a sus acreedores
por el obstáculo de las sanciones. La Asamblea Nacional (aún en
desacato) firmó un acuerdo donde criminalizó el criptoactivo
venezolano Petro, reafirmando su interés por mantener sin fuentes de
financiamiento al país.
En marzo, la Administración Trump, mediante orden ejecutiva, declaró
ilegal la compra u otra operación relacionada con el Petro por parte de
empresas y ciudadanos estadounidenses. Con esta maniobra legalizó el acuerdo de la Asamblea Nacional afectando la
preventa inicial y los recursos que ingresarían al país en un contexto
donde otros 2 mil 500 millones de dólares de Venezuela fueron retenidos
en bancos estadounidenses. Este dinero en buena parte iba a ser dirigido
al pago de acreedores internacionales.
En ese mes, quince boxeadores venezolanos no pudieron viajar
al evento clasificatorio para los Juegos Centroamericanos y del Caribe
2018 (CAC) en México debido a las sanciones financieras que impidieron
procesar los pagos para la logística. Una vez, sorteado este escollo, el
otro drama fue que Colombia bloqueó su espacio aéreo para que estos
boxeadores realizaran el viaje.
El gobierno colombiano bloqueó 400 mil kilos de alimentos
en cajas CLAP que ingresarían al país para fortalecer este programa con
el que más de 6 millones de familias se alimentan en todo el territorio
nacional.
El expresidente colombiano, Juan Manuel Santos, anunció en una
conferencia el robo de 400 toneladas de alimentos
en cajas CLAP. (Foto: Casa de Nariño )
En abril, Estados Unidos y Colombia crearon un grupo de inteligencia
financiera para bloquear la importación de alimentos y medicinas
internacionalizando la asfixia financiera. Y en mayo la petrolera
estadounidense ConocoPhillips ejecutó una serie de embargos contra
activos de PDVSA por el reclamo de un laudo arbitral por 2 mil 40
millones de dólares exigido a la Cámara de Comercio Internacional.
Esta maniobra no sólo afectó su capacidad instalada en el ámbito
internacional, sino que limitó los ingresos del país por venta de crudo
intensificando el daño al corazón de la economía nacional y buscando
disolver más el tejido social que sostiene parte de la estabilidad.
A ello se unió la empresa minera de capital canadiense Rusoro,
presentando una demanda que buscaba unir los activos de Citgo y algunos
de PDVSA como pago por un premio de arbitraje de 1 mil 200 millones de
dólares. También la contratista canadiense SNC-Lavalin demandó a PDVSA
por más de 25 millones de dólares por supuesto impago de deuda, ante un
tribunal de Nueva York.
Así, Estados Unidos reforzó su política de asfixia financiera y
secuestro de recursos venezolanos limitando tanto la venta de activos
petroleros de Venezuela en suelo estadounidense, como la liquidación de
cuentas por cobrar, en respuesta al triunfo presidencial del chavismo el
20 de mayo.
A su vez, los países del Grupo de Lima acordaron, siguiendo la
política de Trump, poner la inteligencia financiera de sus respectivos
Estados para perseguir las transacciones, cuentas y operaciones
financieras de Venezuela. El resultado de todo esto fue la abrupta caída
de importaciones, que pasaron de los 60 mil millones de dólares
anuales, entre 2011 y 2013, a un total de 12 mil millones en 2017.
Uno de los puntos culminantes de esta fase de agresiones, sin duda,
es el embargo de la empresa de PDVSA en territorio estadounidense,
Citgo, anunciado por el director del Consejo de Seguridad Nacional, John
Bolton, en consonancia a la imposición de un embargo petrolero contra
el país.
Esto busca dañar aún más la capacidad de conseguir financiamiento
para Venezuela y, por lo tanto, pagar importaciones, dado que los efectos de este virtual embargo en lo inmediato son "atroces", según The New York Times, si
se tiene en cuenta que en la primera semana de efectuado las ventas de
petróleo venezolano a Estados Unidos se redujeron en un 40%.
Así se ha configurado el escenario de "crisis humanitaria" que sirve a
las pretensiones intervencionistas que apuntalan el interinato de Juan
Guaidó en el marco de una estrategia definitiva para asaltar los
recursos y la dignidad nacional.
Desconfigurar el país es el objetivo fundamental
Datos históricos demuestran que el bloqueo financiero ha preparado el
escenario para la intervención y el reconocimiento internacional de un
gobierno paralelo (caso Libia), crear incentivos económicos a los
movimientos mercenarios estimulados desde la CIA (caso Yugoslavia),
debilitar a la fuerza armada de un gobierno no alineado a Washington y
fortalecer el poder de fuego de grupos paramilitares (caso Siria),
fracturar el alto mando político-militar utilizando la precariedad de la
población como vía de presión política (caso Cuba) o la afectación de
la industria petrolera y condiciones internas para impedir el desarrollo
energético como arma política (caso Irán).
El bloqueo financiero contra Venezuela persigue la destrucción masiva
de la economía nacional, el desmantelamiento de los logros sociales de
la era Chávez y la afectación de la población más pobre que desde 1998
ha demostrado ser la base política más sólida del chavismo y, sobre
todo, el socavamiento de la confianza nacional en que las
potencialidades internas del país (su población y recursos estratégicos)
pueden proveer los recursos necesarios para retomar la estabilidad.
En pocas palabras: negar por completo el derecho de una nación a
constituirse por sí misma ante las dificultades, y decidir su propio
futuro más allá de las decisiones tomadas en unas pocas oficinas
alejadas del país.
Haití es conocido mundialmente por ser el país con los
índices de desigualdad más altos de América Latina y el Caribe; también
ha sido tema de conversación los últimos días debido a las publicaciones
en prensa internacional y a las reacciones en redes sociales producto
de las fuertes manifestaciones que vienen desarrollándose desde el
pasado jueves en la capital y en distintas zonas del país.
Si nos proponemos por dos minutos tejer algo de memoria sobre este
lugar, que parece ajeno para muchos en el mundo, podemos mencionar que
fue la primera y única nación de esclavos negros que logró liberarse;
que el kreyol o criollo haitiano (lengua materna y herencia de la
revolución) es uno de sus idiomas oficiales además del francés, y
aproximadamente un 99% de la población lo conoce y/o habla.
También podemos decir, que históricamente su lectura de la religión,
de la espiritualidad, del arte, de la música y de la cultura han sido
señaladas, estigmatizadas y juzgadas debido a que configuran una
cosmovisión del mundo distinta a las convencionales y/o a las
occidentales, por involucrar y reconocer el medio ambiente, la música,
los tambores y los orígenes en la ancestralidad africana.
UN POCO DE CONTEXTO NECESARIO – PEYI A LOCK
El 7 de febrero de 1986, Jean Claude Duvalier dictador haitiano
conocido como “Baby Doc” fue derrocado por una revuelta popular dando
fin a su atroz dictadura, a las constantes violaciones de derechos
humanos y a los numerosos casos de corrupción que se vivieron durante su
mandato. Paradójicamente, en esta misma fecha en 2017, Jovenel Moise,
se posicionó como presidente de Haití.
2 años más tarde, es decir el pasado jueves 7 de febrero, iniciaron
las fuertes manifestaciones en Puerto Príncipe y en distintas zonas del
país reclamando la renuncia del mandatario, luego de que el Tribunal
Superior de Cuentas emitiera un informe de auditoría que evidencia una
infinidad de irregularidades, la terrible gestión de recursos y las
posibles desviaciones de fondos prestados por Venezuela en 2008 para
ayudar y potenciar el desarrollo económico y social de Haití con el
programa de PetroCaribe.
El informe revela además la participación en este grave escándalo de
corrupción de 15 exministros y altos funcionarios del gobierno, entre
ellos el actual presidente Jovenel Moise, quien apareció como
responsable de una empresa que se benefició de dichos fondos para la
construcción de una carretera, por medio de un proyecto en el que no se
encontraron contratos o procesos legales oficiales, y quien además
siempre había defendido su inocencia en declaraciones pasadas cuando se
referían a este caso.
Es importante señalar, que esta situación sale a la luz pública en un
momento de tensión, ya que el pasado 5 de febrero, el Gobierno declaró
el país en urgencia económica, lo que se ha visto traducido en la
devaluación de la moneda local frente al dólar de manera exponencial las
últimas semanas, una inflación cercana al 15% acumulada en 2 años, la
escasez de combustible en el país que también resulta en una de crisis
de electricidad y en general la imposibilidad de garantizar el acceso a
alimentos básicos para suplir una canasta familiar.
7 DÍAS DE FUERTES MANIFESTACIONES – PEYI A LOCK
Hoy las calles amanecen con un ambiente de incertidumbre en el
séptimo día de manifestaciones convocadas por la oposición y diferentes
sectores sociales reclamando la renuncia inmediata de Jovenel y el
gobierno aún permanece en silencio; el único pronunciamiento lo hizo el
secretario de gobierno Eddy Jackson Alexis el lunes 11 de febrero a
través de un comunicado de prensa, en el cual rechaza la violencia y
llama al diálogo entre la oposición y el gabinete del actual mandatario.
La comunidad internacional y el sector económico nacional también
emitieron un comunicado a través del Core Group llamando al diálogo
entre ambas partes, no obstante, las protestas continúan en Puerto
Príncipe y en el resto del país.
La situación es de tal urgencia que el día de ayer al menos 78
prisioneros de la cárcel civil en la comunidad de Aquin, escaparon en
medio de las manifestaciones; la embajada estadounidense recomendó a
mujeres, niños y personas no esenciales abandonar el país, y se percibe
un ambiente de tensión e incertidumbre por una posible crisis
migratoria.
_
Ahora veamos en qué lugar tiene los ojos el mundo, veamos en donde
centra su dolor selectivo, pues en este país, el Estado además de estar
absolutamente ausente, también es represor y violento con los
manifestantes: desde que iniciaron las protestas el número de muertos
supera los 16 y hasta el día de hoy, según reportes no oficiales, la
cantidad de heridos es desconocida (el reporte oficial de la PNH es de 4
Veamos si su nivel de indignación permanece intacto cuando muchos de
los muertos han sido consecuencia de la violencia policial y la
imposibilidad del Estado por responder a las demandas de los
manifestantes; o porque el acceso a salud y a educación es limitado y
casi nulo; o en general, por las condiciones de vida en las que viven la
mayoría de los haitianos que no suplen muchas de sus necesidades
básicas.
En Haití no hay petróleo, y Estados Unidos ya vino “a salvarlo”, o
mejor a intervenirlo (siempre luego de algún momento de desestabilidad
política o algún fenómeno natural como el terremoto de 2010 o el Huracán
Jeann en 2004), a través de la “donación” de casi 60 mil sacos de
semillas híbridas de maíz y otros vegetales provenientes de MONSANTO,
alterando la agricultura local y afectando la semilla nativa, porque
nunca se explicaron los efectos futuros sobre el suelo y las posibles
consecuencias de su uso en el medio ambiente y en la salud de las
personas.
Organismos como la ONU ya se han pronunciado y la comunidad
internacional también, de hecho, su presencia en el territorio haitiano
ya tiene varios años; sin embargo, es de vital importancia señalar que
la descomunal ayuda humanitaria y los mecanismos de control eran y/o
siguen siendo el motor del fenómeno de corrupción que agobia este país.
Un ejemplo de ello fue el despliegue militar que hubo con los llamados
cascos azules que vinieron a “impartir orden y a traer la paz a las
calles haitianas” en 2004 a través de la llamada Misión de
Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (MINUSTAH), no obstante,
olvidaron mencionar que fueron dichos cuerpos de seguridad quienes
también trajeron el cólera, violaron y dejaron a muchas mujeres
haitianas en embarazo antes de retornar a sus países, entre otras graves
vulneraciones a los derechos humanos.
El daño que le ha hecho la “ayuda humanitaria” a Haití, la sobre
intervención de organizaciones no gubernamentales, los altos montos de
dinero que le pagan a extranjeros en las organizaciones de “expertos”
cuando en la realidad ni siquiera se les exige hablar criollo haitiano o
hacer contacto con la gente en la cotidianidad, o con la cultura local.
El complejo modelo de Estado, la centralización del poder en Puerto
Príncipe y a su vez la gobernabilidad desdibujada ha resultado en la
opción de desarrollo del país a manos de organismos internacionales sin
una adecuada regulación por el Estado haitiano.
Lo anterior, es sólo una opinión que me permito construir luego de
vivir dos años en este país, y trabajar con comunidades; es un llamado a
analizar y a reflexionar cómo EEUU salva los países, con qué criterios,
con qué objetivos, y sobre todo a repensar hacia dónde están nuestras
preocupaciones, nuestra indignación, nuestro dolor y también nuestra
indiferencia.
Honduras y Haití son los países más pobre de América, pero a
EE.UU. no parece a importarle, está obsesionado con Venezuela y la
manera de como quedarse con su petróleo, no importa cuántos muertos
provoquen en el proceso.
El imperio norteamericano no se pronuncia en contra de los regímenes de estos países, de hecho los apoya con dinero y armas.
Estados Unidos no busca establecer la democracia en el mundo, solo
busca establecer un sistema que se fortalece con la corrupción, saqueo y
violencia, el capitalismo.
1. HONDURAS
En Honduras las personas en condición de pobreza representan el 68
por ciento de la población, más de seis millones de personas. Y de este
colectivo, el 44 por ciento; es decir, 3.9 millones viven en la pobreza
extrema, a lo que se suma otra realidad: el subempleo es de 56 por
ciento y del total de asalariados, el 75 por ciento recibe menos de la
remuneración de subsistencia.
2. HAITÍ
En Haití no abunda el agua potable. La mayoría de las casas no tiene
retrete. No existe la recogida de basuras, ni su tratamiento. En la
capital, de más de tres millones de habitantes, no hay ni un solo cine.
Es raro ver semáforos, y más todavía alguno que funcione; pero tampoco
se sanciona a los infractores en la carretera. Es un país sin autovías,
taxis por las calles o cadenas de comida rápida. Por no tener, no cuenta
ni con palacio presidencial, que quedó derruido en el terremoto de hace
ocho años y todavía no ha vuelto a ponerse en pie.
En Haití, el 54% de la población vive en la pobreza extrema (con
menos de un dólar al día) y hasta el 78% bajo lo que se considera umbral
de la pobreza (con menos de dos dólares al día).
La comunicación es necesariamente un frente de lucha y una categoría bélica en las horas críticas.
Imagen publicada en el diario digital Supuesto Negado para acompañar el artículo “Guaidó mantiene apoyo estadounidense pero se va quedando sin calle”.
Cada
coyuntura plantea y demanda sus propios métodos de lucha, eso vale
también para la batalla comunicacional. Éstos deben ser adecuados a la
realidad del país y del momento que se vive. Y, ¡qué duda cabe! en estos
días intensos lo que en
Venezuela se vive es amenaza de invasión, lo que se siente son tambores
de guerra. En este contexto la comunicación debe ser asumida como
categoría militar.
De
hecho, hace ya tiempo es común escuchar una serie de conceptos que van
en esa línea: bloqueo informativo, conspiración mediática, golpe
mediático, guerra mediática, guerra de cuarta generación, etc. Esto en
el marco de una situación clásica del asedio que Venezuela vive desde,
al menos, desde 2015: permanentes acciones de carácter económico y
(para) militar que bloquean durante un periodo extenso el país,
impidiendo el abastecimiento, produciendo un desgaste en las personas,
para luego proceder al asalto.
Nunca como hoy se ha estado tan cerca de un situación bélica real.
Claramente,
lo comunicacional juega un rol crucial en el asedio imperialista. Una
propaganda de guerra global se ha echado a andar coordinada y
globalmente para atacar a Venezuela, como alguna vez se hizo con Irak,
incluso peor. De hecho, una dimensión fundamental de la operación para
instalar a un desconocido Guaidó como actor político fue comunicacional,
a su vez, la llamada “ayuda humanitaria” es un hecho bélico disfrazado
semióticamente de bondad.
¿Cómo
ha enfrentado Venezuela en este contexto bélico la batalla
comunicacional? Podemos distinguir dos dimensiones: la dimensión
contra-ofensiva y la defensiva.
Dimensión contra-ofensiva: el rol presidencial y una matriz propia
El
contra-ataque es seguramente la más eficaz de las estrategias en un
cuadro en el cual nuestras fuerzas están en objetiva desventaja y en el
cual la asimetría es estructural dado que no tenemos los recursos
materiales con los que el imperialismo cuenta en el terreno
comunicacional. Pero tenemos tradición de lucha, de audacia y creatividad.
Y como una vez Fidel le señaló al Comandante Chávez, “la mejor defensa
no es el ataque, sino el contra-ataque”; es decir, saber responder al
ataque con otro ataque.
En
las respuestas comunicacionales venezolanas de carácter
contra-ofensivas podemos identificar, sobre todo dos fases: una que
logró horadar el cerco informativo y otra que instaló exitosamente una
matriz propia.
En
cuanto a la primera, el liderazgo ha estado a cargo del propio
Presidente Nicolás Maduro y comenzó a principios de febrero con una
entrevista en exclusiva que sorprendió a todos e indignó a los
reaccionarios del mundo. Fue una apuesta audaz y sorpresiva cuando se
anunció, en los momentos en que arreciaba el ataque internacional en la
OEA, en la UE y en las NU contra el país, que el Presidente había
concedido una entrevista exclusiva, sin pauta previa, sin condiciones ni
edición, al comunicador Jordi Évole del programa español “Salvados”, Antena 3.
Se
trata del mismo profesional que en 2017 ya lo había entrevistado
venenosamente. Con ese polémico antecedente, sumado al hecho de estar
Maduro en el centro mundial de la noticia, era inevitable que esta
entrevista generara atención mundial. En algo más de una hora Évole
preguntó de todo y en el tono que quiso al Presidente Maduro, quien con
seguridad contestó cada una de las preguntas y, además, se permitió
analizar el rol de Pedro Sánchez en esta conspiración internacional. Se
le hizo imposible a la canallesca internacional mediática evitar el
éxito de audiencia del programa en España. Cuatro millones de
televidentes sintonizaron la entrevista. Tras esa iniciativa el
Presidente también concedió entrevistas bajo las mismas condiciones a
otras cadenas como CNN-Turquía o la BBC de Londres.
Este episodio nos deja una importante lección: en
los momentos oportunos, con la gestión adecuada, se puede aprovechar a
nuestro favor la atención mundial que las corporaciones comunicacionales
con su habitual malignidad han construido en torno a un liderazgo, en
este caso, del Presidente Maduro. Es decir, hacer valer el
hecho (generalmente negativo) de que el presidente sea “agenda continua”
en los medios del mundo y sujeto de interpelación permanente.
Se
confirma así un postulado clásico de la Teoría del Agenda Setting: los
presidentes tienen potencialmente altas capacidades de imponer agenda a
la pauta mediática. En cuanto al género periodístico, el de “entrevista
en directo, sin corte” (aunque no en vivo), con plena libertad para
el/la periodista se muestra como el más adecuado, en tanto garantiza
libertad de prensa al profesional, produciendo así una contradicción
performativa con la falsa acusación de que no hay libertad de expresión
y, simultáneamente, se impide la usualmente vil edición que se hace de
nuestras vocerías.
Otra
iniciativa contra-ofensiva importante, esta vez en el terreno digital
de las redes sociales, fue el mensaje de 4 minutos que Nicolás Maduro le
dirigió el 30 de enero al pueblo de EE.UU. Éste tuvo más de 11 millones
de visualizaciones en su versión española y más de 4 millones en su
versión en inglés. “No permitamos un Vietnam en América Latina. Si los
Estados Unidos pretenden intervenirnos tendrán un Vietnam peor del que
puedan imaginarse”.
Performativamente hablando, ese fue claramente el mensaje central.
Y
en esa línea llegamos a otra iniciativa contra-ofensiva exitosa que
podemos identificar. Ocurre ésta no en el terreno del liderazgo
presidencial, sino en el semántico: desde Venezuela se logró imponer la
matriz temática de que si hay intervención militar extranjera, habrá resistencia feroz, habrá un baño de sangre, habrá guerra en el continente.
Es
importante haber logrado instalar esa idea-fuerza. La canallada
internacional mediática suaviza las guerras, ocultan su lado trágico,
como hicieron en Iraq, y disfrazan de “humanitario” lo que es una
masacre. Cada vez que Estados Unidos prepara el terreno para invadir
instala comunicacionalmente las ideas de «corredor humanitario» bajo
«protección internacional», invoca la «obligación de proteger a la
ciudadanía» etc. Esos pretextos sirvieron como preludio de las guerras
que lanzó contra Yugoslavia, Iraq y Libia, al precio de inmensas
pérdidas de vidas y de enormes sufrimientos.
Lograr establecer una matriz realista tiene importancia en varias dimensiones:
a) instala la idea de guerra de manera real y no edulcorada como hace el imperialismo;
b) la historia demuestra que EE.UU. suele evaluar muy bien el costo en bajas propias antes entrar en un país;
c)
la amenaza de guerra en el continente asusta hasta a tradicionales
adversarios del chavismo como el ex Secretario General de la OEA, José
Miguel Insulza (el “…desde la P a la O”, como dijera el Comandante
Chávez), incluso él ha hecho llamados a evitar la guerra a toda cosa
d)
La matriz de “guerra y resistencia sangrienta en Venezuela y el
continente si el imperialismo invade”, le da fuerza a la postura
mediadora de México, Uruguay y CARICOM.
Dimensión defensiva: rompiendo el cerco “de afuera hacia adentro”, unidad por doctrina y ausencia de un “medio columna”
En
el terreno de las acciones defensivas, ha ocurrido un hecho llamativo,
una inversión interesante, tal vez única en la historia de la batalla
comunicacional revolucionaria, para romper el cerco informativo que
afecta a Venezuela.
Generalmente,
los esfuerzos por lograrlo provienen del interior para que en el
exterior se sepa lo que realmente ocurre adentro. Esa lógica se invirtió
esta vez. Compañeros y compañeras de otros países viajaron a Venezuela y
rompieron comunicacionalmente el sitio desde afuera hacia adentro.
Haciendo
uso de las redes sociales, especialmente Twitter y Facebook, se
trasladaron a Venezuela y comenzaron a proporcionar con regularidad
información desde el interior del sitio.
Destacan en ese sentido iniciativas como las del argentino Marco Teruggi quien adecuándose al contexto cambió su rol de sociólogo por el de informador y en un estilo que podemos calificar de periodismo interpretativo, ofrece
información valiosa, seria, no propagandística, acerca de los
acontecimientos desde la perspectiva anti-imperialista. Destacan sus
reportes de las movilizaciones chavistas y de la derecha, y, sobre todo,
sus despachos desde la frontera, es decir, desde las zonas calientes.
En Twitter ha llamado la atención otro argentino, @DiegoEnLaLucha.
Bajo el lema “Un argentino en Venezuela” ha estado informando en un
estilo coloquial, informal y muy auténtico acerca de Caracas. Celular en
mano ha recorrido diversos barrios y ha publicado en sus cuentas los
reportes audiovisuales que, a su vez, han sido recogidos por medios de
comunicación de otros países.
Se
diferencia de Teruggi en tanto su foco está puesto en mostrar la
cotidianidad, el día a día de Venezuela, no la noticia dura, pero tiene
en común con éste tres cosas: horada el cerco informativo, no ofrece
propaganda, sino información y conecta con una audiencia ávida de
obtener información no manipulada.
Algo similar hace Arantxa Tirado,
una española que también decidió venir a romper comunicacionalmente el
asedio. En una mezcla de cotidianidad y noticia, informa desde
farmacias, tiendas, del metro, de MacDonalds o desde mercados populares.
En un día y medio, desde que comenzó su entrega informativa, su cuenta
en Twitter pasó de 6 mil a 10 mil seguidores, y en dos semanas ha
superado los 30 mil.
A
eso se suman mas de mil solicitudes en Instagram, lo mismo que en
Facebook, junto con intentos de hackeo a sus cuentas y denuncias
permanentes a sus tuits de parte de la derecha (la misma que lloriquea
por la libertad de expresión). También ella ha sido seguida y mencionada
por medios tradicionales, por ejemplo, La Jornada de México, y también ella evita la propaganda y proporciona información a una audiencia mundial expectante.
Tanto éstas como otras interesantes y audaces iniciativas comunicacionales carecen, sin embargo, de algo que es fundamental en tempus belli:
la coordinación. Se trata de iniciativas individuales no estructuradas
entre sí. Podríamos decir que hay una autonomía táctica entre ellas, su
lazo orgánico y su nexo principal es, como decía Rodolfo Walsh, la
“unidad por doctrina”.
Esa
claridad doctrinaria de los y las compañeras es la que hoy une
políticamente estas “corresponsalías revolucionarias” que vinieron a
horadar el cerco, lo mismo que otras iniciativas comunicacionales que
han surgido en estas semanas. Sin embargo, en tempus belli no basta la unidad doctrinaria. A
la autonomía táctica hay que sumar articulación intencionada para que
la comunicación se convierta en un factor de organización y de combate, y
para que nuestras iniciativas exitosas, como las señaladas hasta aquí,
logren una efectividad en el tiempo y sean “artillería del pensamiento”. Tenemos ahí una debilidad.
El
hecho de que se logre perforar efectividad el bloqueo informativo
cuando nuestras maniobras comunicacionales se inician desde el exterior y
de que éstas estén a cargo de no venezolanos/as, habla de otra falencia
nuestra, sobre todo considerando que las potencialidades del contexto
digital están al alcance de todos/as: no existe un “medio columna” que
desde Venezuela opere para los/las venezolanas y para la audiencia
mundial antiimperialista como referente informativo al que acudir
diariamente.
Existen
muchos emisores mediáticos en el campo revolucionario, pero , por
razones que se deben discutir y analizar, la audiencia no acude a ellos
de forma regular y masiva. Para revertir eso hay que estar dispuestos, por ejemplo, a distinguir propaganda de información, y optar por esta última. La intoxicación propagandística que el imperialismo ha puesto a circular contra Venezuela se combate con información, no con más propaganda, aunque sea anti-propaganda. Como decía Gramsci, “la verdad es la táctica de la revolución”.
Sin
duda Telesur ha cubierto, en parte, esa falencia, y se ha convertido en
un medio que informativamente cumple un rol significativo en la defensa
comunicacional al proporcionarnos valiosa información. Sin embargo, no
se puede pedir a este importantísimo proyecto comunicacional de alcance
regional que para suplir la ausencia de medios de referencia locales,
pierda su carácter continental y se “venezolanice”, a costa de su
proyecto original y de su tarea estratégica. Sería eso una manera de
sacrificar Telesur y despojarlo de su audiencia continental y de su
carácter bolivariano-panamericano. Su cuenta en Facebook supera los 1.7
millones de seguidores, y en Twitter 1,6 millones, la mayoría de los
cuales no son de Venezuela. Ese capital comunicacional hay que cuidarlo.
Aunque la crítica duela, estamos ante un dato objetivo: en 20 años no se ha logrado constituir en Venezuela un medio columna, un órgano de difusión y de referencia, sólido y consolidado que proporcione al mundo información rigurosa y, a la vez, combativa, acerca del proceso bolivariano y de sus complejidades.
Hay,
sin duda, iniciativas interesantes, con un alto potencial, que se han
ido conformando en el tiempo y que apuntan en esa dirección. Por
ejemplo, (-)Supuesto Negado, bajo el lema“El lado obsceno de la información”:
con una gráfica atractiva y una justa cuota de humor satírico apuesta
por el periodismo de opinión y de interpretación; destaca la agudeza de
sus títulos (todo un arte en el ethos periodístico); por ejemplo, el que llevan el 14 de febrero “Guaidó mantiene apoyo estadounidense, pero se va quedando sin calle”,
titular que orienta políticamente de inmediato al lector. En Facebook
(Fb) tienen con poco más de 46 mil seguidores, lo que indica que van
conformando comunidad.
Otro buen ejemplo es 15 y Último (“Resuelve Ideas”), medio digital que entrega importante y actualizada información económica, Economía para no Economistas ni Expertos
es su slogan. Por lo mismo, es un medio de nicho, con segmentación
definida, tiene sólo 3.491 seguidores en Fb, pero se trata de una
audiencia específica.
Considerando
que la economía es el problema central en Venezuela un medio como éste
es imprescindible, y ese valor temático que ofrece con seriedad se
complementa con sus buenas plumas.
También vale la pena mencionar a La Tabla,
que es más generalista, menos segmentado y practica el periodismo de
denuncia, basado en datos; es más activo que los anteriores en Twitter
(más de 30 mil seguidores), pero más débil en Fb (sólo 3.664). Los tres
tienen en común que rehuyen el panfleto y la consigna fácil y, desde una
perspectiva chavista, optan por entregar, cada uno a su modo,
información útil e importante al público, es decir, un encuadre
(framing) políticamente definido.
Se suma a ellos “Misión Verdad”,
un proyecto que lleva varios años apostando por el dato, por la
información y la rigurosidad y que es bastante activo en redes sociales,
con más de 60 mil seguidores en Twitter y 44 mil en Fb. Ninguno, sin
embargo, llega a los niveles de la prensa golpista como El Nacional (713 mil seguidores en Fb) o El Universal (901 mil seguidores).
Éstos
medios chavistas y, con seguridad otros similares, podrían buscar una
articulación editorial acorde a los tiempos de guerra que se están
viviendo; articulación que, preservando las identidades particulares de
cada uno, considere el conjunto, atendiendo al interés de un amplio
colectivo nacional e internacional por informarse desde nuestra
perspectiva — chavista y socialista- y así, siguiendo a Fidel, apoyar
coordinadamente la batalla de las ideas.
A modo de cierre
En
el plano contra-ofensivo Nicolás Maduro, el presidente más atacado del
mundo, ha logrado en estas circunstancias críticas gestionar a favor la
atención mundial que en torno a él se ha ido construyendo en estos años
por parte de la canallada internacional mediática. Esta potencialidad
suya debe ser analizada para futuras acciones de alteración de la agenda
enemiga y su figura debe ser sopesada comunicacionalmente en relación
con el contexto mundial actual. A modo de hipótesis: Maduro es hoy el único presidente que pudiera erigirse, comunicacionalmente hablando, como antagonista de Donald Trump.
La comunicación debe estar estratégicamente subordinada a los objetivos políticos. “El hecho comunicacional es un hecho político”, dijo
enfáticamente en octubre de 2012 el Comandante Chávez en su última
reunión ministerial transmitida en vivo, y en la cual reflexionó acerca
de las insuficiencias del campo revolucionario en esta área. En esa
línea, saber elegir el programa indicado, el género informativo
pertinente y la red social adecuada permiten, a pesar de la asimetría,
imponer matrices claras y contundentes.
En un proceso de transformación social, la comunicación es necesariamente un frente de lucha y una categoría militar en las horas críticas.
Para horadar el cerco informativo que en el marco del asedio se ha
impuesto se deben combinar las iniciativas que provienen del exterior
con las del interior. Hay una audiencia mundial ávida de información,
para sintonizar con ella hay que rehuir el panfleto y la propaganda y
ofrecer información basada en hechos, con un encuadre propio.
Actualmente la falta de articulación comunicacional orgánica es suplida por unidad doctrinaria, y la falta de uno o varios medios columna venezolanos es suplida por iniciativas fragmentadas creativas y defensivas, tanto provenientes del exterior como locales.
No
basta, hay que dar los siguientes pasos. Y hacerlo recordando al
Comandate Chávez. En una reunión con comunicadores populares en las
montañas de Lara, señalaba: “¡Esto es guerra comunicacional!” y en su último consejo de ministros nos impele a la urgencia de crear una articulación propia, “que
incluya, como sistema al fin, su interconexión con otro sistema o
subsistema: medios comunitarios, medios populares de comunicación,
televisoras regionales, periódicos regionales, internacionales,
Telesur”.
Por Pedro Santander Molina*, especial para Dominio Cuba