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lunes, 17 de mayo de 2021

Las venezolanas víctimas de trata sexual en Colombia: “Mamita, usted no viene a vender café”

“Cuando mi vecina, amiga de mi mamá y del barrio de toda la vida, me ofreció el trabajo me hice muchas ilusiones. Pensé que, por fin, podría mandarle dinero a mi familia y lograr que tuvieran una vida mejor”, relata Yolanda. Su caso, como el de muchas, se convirtió en pesadilla. No hay cifras fidedignas porque las mujeres no se atreven a denunciar. “El miedo no nos deja hablar”, dice

En aquel instante lo supo. Cuando vio el candado en la puerta y sintió el frío del acero en la nuca, lo supo. En ese momento se dio cuenta de que no vendería café. Supo, también, que no enviaría remesas de dinero a su familia en Venezuela. La promesa de un futuro mejor en Colombia se desplomó ante sus ojos aquella mañana. Cuando se vio a sí misma encerrada en aquella habitación diminuta y con las manos de él ahogándole los gritos, lo supo. Aquel empleo que le habían prometido era falso: la habían captado en una red de trata sexual.

Yolanda ‒nombre ficticio para protegerla‒ está sentada en una cafetería de una de las ciudades fronterizas ‒por motivos de seguridad no se puede dar el nombre‒ entre Colombia y Venezuela. Tiene el miedo en la mirada. Observa de reojo. A la izquierda, a la derecha, detrás de su espalda. Tiene las piernas cruzadas y las mueve nerviosa. Las ojeras a causa de las noches sin dormir y el miedo le suman años que no tiene. Se remueve en la silla, incómoda. Yolanda está nerviosa. Desconfía. El peligro se extiende a lo largo de la ciudad y lo impregna todo: la conversación, los recuerdos, su mirada. El miedo está en todas partes y la acompaña en cada uno de sus movimientos: aparece en cada una de las esquinas en las que dobla para cambiar de dirección. Está en la mirada de cualquier desconocido y en las noches a la intemperie en la calle. A lo largo de la conversación en esta cafetería, se girará una decena de ocasiones para asegurarse de que no hay nadie cerca que le resulte sospechoso.

“Hacemos todo con miedo: salimos con miedo. Nos subimos a la buseta con miedo. Caminamos con miedo. Me da terror. Me da pánico volver a encontrarme con ellos ‒sus captores‒, porque están acá y en libertad. Me los encontré ya dos veces. De frente. Nunca estoy tranquila. Vivo 24 horas al día con miedo”.

Tiene el pelo color miel, los ojos grandes y almendrados, los labios gruesos, que temblarán cada vez que rescata aquel instante de su memoria en el que se dio cuenta que no regentaría un puesto de café, tal y como le había ofrecido su vecina del barrio y amiga de la familia de toda la vida. Esta mujer, madre de cuatro hijos, migrante venezolana, captada en su ciudad de origen hace un año y medio está en un programa de protección de testigos para víctimas de trata sexual.

“Cuando mi vecina, amiga de mi mamá y del barrio de toda la vida, me ofreció el trabajo me hice muchas ilusiones. Pensé que, por fin, podría mandarle dinero a mi familia y lograr que tuvieran una vida mejor. Mi vecina me dijo que había estado en Colombia vendiendo tintos ‒como se le conoce al café en Colombia‒ y que le había ido muy bienque hacía 60.000 pesos diarios. Me dijo ‘yo te pago el pasaje, no te preocupes. Hay hospedaje. Yo conozco un señor allá y él nos va a recibir’. Me dijo que no me preocupara: que conforme hiciera la clientela y ganase dinero le iría pagando la deuda del transporte desde Venezuela hasta Colombia. Hasta que al día siguiente de llegar me dijo aquello: ‘No, mamita. Usted no viene a vender café. No vaya a creer que la vamos a mantener: ha venido a ser prostituida. Ah, y sus dos hijas también. Hay señores a los que les gustan las chamas’La madrugada de ese día fue cuando sucedió. El dueño entró al cuarto en el que nos retenía con mis dos hijas y me puso el cuchillo en el cuello. Él me dijo ‘si gritas o haces algo, ya sabes que sé dónde está tu familia, y que tu vecina me ha dado todos tus datos’”.

La frase: “No venderás café”.

Y después, el infierno.

Migrantes venezolanas: en la mira de las redes de trata sexual

“Mamita, tenga cuidado con esas preguntas que hace. Le pueden pasar cosas malas. Acá hay gente mala, ¿sabe? Muchas mujeres, muchas chamas desaparecidas. Llegaban con una oferta de trabajo para vender tintos y pues ya, no se sabía más nada de ellas. Tengo compañeras venezolanas que me hablaron de mujeres secuestradas durante un año o más en otros lugares de acá, de Colombia. Pregunta usted que sí sé de cosas. Claro que sé, mija. Acá todas sabemos. Pero mejor ya deje de hacer preguntas y la broma. Acá hay mucho miedo, mija. El miedo es el que no nos deja hablar. Yo le digo que hay trata sexual. Claro que la hay”.

Después de esta confesión, la mujer ‒pelo rubio, raíces negras, robusta y ojos verdes‒ se aleja y se adentra en el círculo que forman las sillas rojas de plástico en las que están sentadas una veintena de mujeres venezolanas. Ahora prestan atención a la información que le dan las Adoratrices, un equipo compuesto por psicólogas y trabajadoras sociales que les alertan de la trata sexual: les explican los mecanismos y vías de captación, cuáles son los modus operandi de las bandas, las falsas ofertas laborales que circulan a través de las redes sociales. Las mujeres venezolanas son las más vulnerables frente a estas ofertas debido al éxodo masivo que azota al país con 5,5 millones de desplazados, según las últimas cifras del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).

El pelo negro y rizo recorre su columna vertebral. Se baja de la tarima: las mujeres la saludan, le dan la mano, le preguntan qué tal está, le dan las gracias. Es Nini Johanna Rodríguez, psicóloga especializada en zonas de alto impacto y violencia sexual, y parte del equipo de las Adoratrices. Cuando se le pregunta por la trata sexual, no titubea: habla con furia, con rabia, con determinación.

“¿Que si hay trata sexual? Claro que la hay. Sin ninguna duda. En el 2018 se registraron, en el país, varios allanamientos donde se encontraron víctimas de trata sexual, y la mayoría eran migrantes venezolanas. De hecho, tengo conocimiento de algunos casos. Algunas mujeres han referido que Tibú ‒zona roja controlada por el Ejército de Liberación Nacional (ELN)‒ es un lugar donde hay alta violencia y explotación sexual. Las mujeres son engañadas y llevadas supuestamente para trabajar en fincas cafeteras. De hecho, tengo el registro y testimonio de varias mujeres que me han hablado de esto, y que me han contado que han terminado allí engañadas. Les dijeron que les pagaban sus pasajes y al llegar allí les ofrecen vestuarios y las explotan. Algunas consiguieron escapar, como las mujeres con las que hablé. Otras no tenemos conocimiento, ya que allí se encuentran los grupos armados al margen de la ley. Lo que sí tenemos son testimonios de varias mujeres que no se conocían entre ellas y dijeron y contaron exactamente lo mismo de forma independiente, sin saber si había otras mujeres que ya tenían una experiencia parecida. También sé que se han llevado a mujeres para Bogotá, Bucaramanga, Tibú, Ocaña. Estos son los sectores que me han nombrado las mujeres que yo entrevisté. El que se repite con más frecuencia es Tibú. Es algo muy fuerte y estos casos están sucediendo. También está ocurriendo que ponen papelitos que dicen ‘trabajo sí hay’. Las mujeres llaman a estos números y son trabajos en fincas, y terminan siendo explotadas sexualmente”.

Según el último informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc, por sus siglas en inglés), la trata sexual es la principal modalidad de trata en el mundo, representando 50%. La Organización de Naciones Unidas (ONU) estima que, por cada víctima rescatada, 20 mujeres permanecen sin identificar: son invisibles. Las cifras, aquí, son problemáticas: subregistro, ausencia de información y transparencia, dificultad para acceder a ellas. Hay, sin embargo, dos obstáculos más grandes que estos. Son dos palabras que serán repetidas por cada una de las personas entrevistadas para este reportaje: el miedo y el silencio. Nini habla del miedo sin pena, sin resignación, sin victimismo.

“No existen datos ni cifras concretas porque las mujeres tienen mucho miedo a denunciar y, lamentablemente, tenemos aquí bandas criminales, grupos armados al margen de la ley. Muchas mujeres han manifestado que no podían hacer denuncias porque las tenían amenazadas y les habían dicho que sabían dónde vivían, quiénes eran y dónde estaban sus familias, que sabían dónde encontrarlas y que cuidadito con que denunciar o hacer algo. Entonces, hay mucho miedo: miedo a la muerte, a la persecución. Yo también tengo mucho miedo. Tengo miedo a que nos silencien. A medida que esta lucha avance sé que voy a tener muchos riesgos”.

Una funcionaria que pide preservar su anonimato confirma el testimonio de Nini y añade: “Esto es mucho más grande de lo que parece y de lo que se quiere reconocer. Pareciera que hay una negación de lo que pasa. Fíjate que estimamos que de las mujeres venezolanas que, supuestamente, están en situación de prostitución en Colombia, alrededor de entre 80% y 90% son, en realidad, víctimas de trata sexual. Estamos hablando de que en Colombia, a nivel interno, hay numerosos destinos a los que se lleva a estas mujeres a través de falsas ofertas laborales: tenemos casos en Montería, Barrancabermeja, Bucaramanga, Tibú. Pero es que esto no es nada comparado con lo que sabemos que está pasando: hablamos de mujeres que están siendo traficadas hasta Trinidad y Tobago, un destino de trata sexual de inmigrantes venezolanas que podemos considerar consolidado, Aruba, Curazao, Bahamas, Guyana. España es otro de los destinos. Hemos visto que una ruta que está, digamos, consolidándose también es la ruta Bogotá-Madrid Barajas”.

A escasos metros, está la mujer de antes: la que dijo que sí, que claro que sabía, pero que era mejor no hacer preguntas. Porque aquí, en este territorio fronterizo hostil y caliente, las palabras conducen a un solo lugar: la muerte. La mujer observa de reojo la conversación desde la distancia. Espera a que termine la charla y, cuando Nini se pierde por el pasillo angosto que conduce a la salida del centro, se acerca.

“Mamitael caso de la mujer venezolana que usted está investigando no es el único. Hay muchas inmigrantes venezolanas que están pasando por esto. Sé de una compañera que tuvo un caso cercano: una amiga suya estuvo secuestrada en Barrancabermeja y logró escapar. Este es su WhatsApp. Tenga cuidado, mija”.

Se aleja. A medio camino se gira: “Que Dios la bendiga”.

Vías de captación, modus operandi de las redes y transformación de la trata sexual

El miedo, en esta ciudad, se extiende como algo corrosivo hasta invadirlo todo. Si te asomas a su mirada negra, puedes verlo: lo tiene en las pupilas, que se agrandan cuando se le pregunta por aquella madrugada en la que apareció su amiga con el cuerpo plagado, invadido, de moratones.

“Mami, ese día fue horrible. Estaba flaquita, flaquita, y tenía el cuerpo lleno de moratones, cardinales, cortes. No sé, todo lo que usted se pueda imaginar. Solo me dijo que consiguió escapar en un descuido de los hombres que la explotaban. La tenían en un burdel de Barrancabermeja. Me dijo que no sabía muy bien porque ella estaba como en estado de shock, pero decía que creía que allí estaban como 100 mujeres más, también venezolanas. Me contó que estuvo allá un año, que la explotaban de lunes a lunes y, bueno, mamimás cosas, cada una más horrible que la otra. La drogaban y la multaban hasta por cruzar las rodillas. Y cada vez tenía más y más deuda. Nunca se terminaba”.

“Me regreso para Venezuela. Acá pueden encontrarme y matarnos a las dos”. Ese fue el mensaje escrito en una hoja que se encontró a la mañana siguiente en la cocina del cuartucho que alquilaEsa fue la última vez que supo algo de su amiga: hace, ahora, dos años.  

La oferta laboral que le hicieron a su amiga tiene muchas similitudes con la de Yolanda: le prometieron pasaje, alojamiento y tres comidas diarias por un trabajo como camarera en Barrancabermeja, en la zona occidental del departamento de Santander. Alrededor de ella, hay una docena de mujeres, también inmigrantes venezolanas. Cada una de ellas, entrevistada de forma separada para este reportaje, confirmarán el testimonio de la mujer ‒que ha pedido que se preserve su anonimato‒. Todas relataron el mismo modus operandi: dos mujeres ‒también venezolanas‒ que les ofrecen un puesto de trabajo como camareras o vendedoras de tintos en otras regiones de Colombia, las mismas que nombraron Nini y la funcionaria anónima, a cambio de un “todo incluido” (los pasajes, el alojamiento, las comidas). Lo único que tienen que hacer, les dicen, es trabajar y devolver el dinero según lo vayan reuniendo.

Nini asegura que uno de los principales mecanismos de captación es utilizar a otras venezolanas para que se ganen la confianza de las mujeres y explica que la dinámica de las redes se ha transformado: “La explotación y la trata sexual ya no sucede en un contexto de secuestro, sino que se da en un marco de engaño y de un vínculo afectivo emocional donde hay una persona que le genera a esa mujer un acercamiento, un recibimiento y una acogida. Entonces, hace el traslado y la acogida de la persona, la recibe en el bar o el lugar donde esté, le hace creer que la está ayudando y termina en un contexto de explotación sexual. Entonces, no le retiran los documentos, no pareciera que las están obligando y entonces ellas no se dan cuenta de que están siendo víctimas de la explotación sexual”.

Liliana ‒nombre falso para proteger su identidad‒, pelo castaño y lacio, labios rojo carmín, recibió una de estas ofertas: “Decidí no ir porque tengo a tres hijos acá conmigo y no quería dejarlos solos. La mañana que llegaron esas dos mujeres a ofrecernos el puesto como camareras estaba con otras dos compañeras. Ellas aceptaron. No sé más nada de ellas: desaparecieron. Como si se las tragara la tierra, mijaLo que sí me llama la atención y a usted le puede servir, ¿sabe qué es? Que preguntan más por chamasNos dicen si conocemos a chamas que quieran trabajar. Jovencitas venezolanas de 13, 15, 16 años”.

Tiene el pelo trenzado, la mirada triste, y el cansancio en las ojeras violetas que tiene tatuadas debajo de los ojos. Al principio se muestra reacia a hablar, pero con la condición de que no se publique su nombre, comienza. Y una vez que lo hace, es como si hubiera estado todo este tiempo esperando un momento como este, a la oportunidad de ser escuchada: “¿Que a qué le tenemos miedo? La pregunta es a quién. Y la respuesta es a todo el mundo. ¿Que si sé de ofertas en Colombia? Ay, mami, eso es más, mucho más. Ofrecen trabajo en Perú, Ecuador, también escuché de Trinidad y Tobago. Todas las chamas que aceptaron no dieron más señales de vida. A veces, me pregunto cómo estarán, si seguirán vivas. Lo que están haciendo con las inmigrantes venezolanas no tiene perdón de Dios. Y nadie nos hace caso. Nadie nos quiere escuchar. Se aprovechan de nuestra necesidad porque saben que tenemos que mandarle plata a nuestras familias y muchas aceptan esas ofertas y nunca más vuelven”.

“Que Dios la bendiga”, dice la mujer del pelo trenzado y las ojeras violetas.

“Que Dios la bendiga”, repite.

Escapar o morir

No lo recuerda.

Por mucho que intenta rescatar aquel instante de su memoria es incapaz de saber cómo lo logró. Solo sabe una cosa: que empezó a correr.

Eso es lo único que recuerda Yolanda del día que logró escapar: que empezó a correr y no paró.

“Él llegó al cuarto en el que nos retenía alcoholizado y quiso llevarse a mi hija. Ahí algo pasó en mi cabeza. No sé cómo lo hice ni de dónde saqué la fuerza. Solo sé que me di cuenta que ese era el momento. El momento de salir corriendo. Como estaba pasado de copas, lo empujé, se cayó al suelo, agarré a las niñas y las llaves y salí corriendo. No paré de correr”.

Yolanda no denunció en el primer momento. Tal y como explicó Nini, el miedo les despoja de una de las mayores libertades que, quizá, tiene el ser humano: el poder de decidir. Sus captores lo sabían todo de Yolanda y su familia: dónde vivían, los lugares que frecuentaban, los horarios de entrada y salida. A esto se une el miedo con el que conviven las personas migrantes, un miedo que es como un ruido de fondo, que permanece constante, monótono: “No quise denunciar porque tenía mucho miedo a que nos deportasen”.

“Mamita, ¡tengo hambre!”.

Un grito infantil interrumpe la conversación. Tiene el pelo surcado por unas trenzas diminutas y lleva un vestido color rosa salpicado por flores blancas. Sostiene un peluche, raído por el paso del tiempo, que aprieta contra sí con fuerza, como si se lo fueran a sacar: es la menor de las dos hijas de Yolanda.

Son las 10:00 am, pero Yolanda y sus dos hijas, de ocho y seis años de edad, llevan desde las 5:00 am despiertas, hora en la que salieron a reciclar basura para poder comer. A pesar de que es temprano, el sol aprieta con furia. Las bocinas de los automóviles, taxis y autobuses se mezclan con los gritos infantiles de la menor, que insiste: tiene hambre. Lleva sin comer desde ayer por la noche. Está cansada: han recorrido varios kilómetros en busca de basura para ganar, apenas, unos 2000 pesos colombianos ‒0,46 céntimos de euro/ 0,55 dólares aproximadamente‒.

“Mamita, ¡quiero comer!”, repite. Yolanda la mira. Traga aire. Espera unos segundos antes de hablar, como si estuviese buscando las palabras capaces de tranquilizar a la pequeña.

“Lo sé, mi amor. Ahorita mami va a por comida, ¿si? Pero necesito que se relaje, que tenga paciencia”.

“Estamos reciclando basura porque al no tener el PEP ‒el Permiso Especial de Permanencia‒ no puedo hacer ningún trabajo. El día a día es pésimo. Me acuesto a las 12:00 pm y me paro a eso de las 3:00 am. A las 5:30 am voy a reciclar con las niñas porque no las quiero dejar con nadie. No me fío de nadie. Luego, a las 9:00 am, volvemos. Hay días que como una sola vez al día. Nos pasamos reciclando prácticamente todo el día y apenas reúno mil o dos mil pesos diarios. Ha bajado demasiado porque hay muchos recicladores por la cantidad de inmigrantes venezolanos que hay”.

Cuando se hizo esta entrevista ‒hace un año‒ Yolanda y sus hijas vivían en la calle. A pesar de ser superviviente de trata sexual y estar en un programa de protección de testigos, fueron trasladadas en varias ocasiones a distintos hostales en la misma ciudad en la que se encontraban sus captores.

“Tuve que declarar ante la Fiscalía y, en un primer momento, se trató como inducción a la prostitución, pero esto cambió ahorita por las cosas que le encontraron a ella ‒por su captora‒. Después de esto lo cambiaron de inducción a trata sexual de personas. En ese momento me pusieron hospedaje por 15 días por parte de la alcaldía y como protección a policías para que nos llevasen y nos trajesen, pero solo era cuando nos desplazábamos, no teníamos a alguien protegiéndonos todo el día”.

La alcaldía le ofreció un refugio al que Yolanda se negó a ir porque sabía que ahí había personas que representaban peligro para ella y para sus hijas. Al negarse, se quedaron en la calle.

“No podía ir a ese lugar. En ese refugio había de todo, incluso trocheros. Mis captores nos podían encontrar, no podía arriesgarme. Necesito tener a mi familia cerca ‒los ojos se le aguan y pausa un instante la conversación‒. Necesito un lugar fijo, ya no puedo más de estar yendo de un lugar a otro. Me siento culpable por no haber sido capaz de darme cuenta aquel día que esa oferta era una mentira. Me siento culpable por no ser capaz de darme cuenta y haberme negado. Desde aquel día aprendí a que no puedo confiar, así sea en una vecina que conozco hace años. Necesito a mi mamá. A veces, creo que una se va acostumbrando, se resigna y esta no es la idea. A veces, pienso en entregarme a mis captores y que así, al menos, dejen a mis hijas libres. Que ellas puedan ser libres”.

La abogada de Women’s Link Worldwide, organización que lleva el caso de Yolanda, Ana Margarita González, confirma su testimonio: “Son situaciones de extrema delicadeza en cuestiones de seguridad. En el caso de Yolanda, se le otorgaron medidas de protección de parte del Estado, pero fíjate lo que pasó en este caso: las medidas de protección consisten, básicamente, en rondas de la policía alrededor de la vivienda de ella, pero no tiene vivienda. ¿Y por qué no tiene vivienda? El Comité Interinstitucional de Lucha contra la Trata, que es como el encargado de brindarle el alojamiento, medidas de seguridad y de asistencia inmediatas pues no ha cumplido y entonces ella se la pasa de refugio en refugio ‒no estatales, si no en refugios privados, hoteles o cosas que han gestionado WLW‒. Es decir, ella no tiene un domicilio fijo. Entonces, sin ese domicilio fijo no puede recibir esas medidas de protección. Ella, además, se está exponiendo ‒puede ser captada en el transcurso o trayecto que recorre desde el punto A hasta el punto B‒. Ella está totalmente desprotegida. Ha recibido amenazas. Se ha encontrado de frente con su captora en dos momentos”.

La Fiscalía somete a las víctimas a interrogatorios largos y complejos en los que, además, en ocasiones, se revictimiza a la mujer, tal y como explica Ana Margarita: “En el caso de nuestra representada, la Fiscalía la ha sometido ya a cinco interrogatorios. Ya ha brindado testimonio muchas veces, se ha expuesto porque además la Fiscalía no hace una evaluación o estudio de los riesgos a los cuales somete a esta persona de seguridad e integridad física y psicológica porque ir a la Fiscalía es muy peligroso. En todo caso, la Fiscalía insiste en que ella ha sido negligente porque no ha ido a todos los interrogatorios, porque no atiende todos los llamados. O sea, carga desproporcionadamente a la víctima. ¿Por qué tantos interrogatorios? Vayan ustedes e investiguen. Al final, parece que es ella la que tiene que probar su situación y no la Fiscalía la que tiene que investigarla”.

No tendrán mi silencio

El teléfono suena una, dos, tres veces.

Es un audio de WhatsApp de Yolanda. La voz se escucha temblorosa: “Han amenazado de muerte a mi familia en Venezuela. Les intimidaron y les preguntaron dónde estaba. Les dijeron que si no aparecía serían ellos los que sufrirían las consecuencias”. Se detiene, se queda unos segundos en silencio y retoma: “A veces, pienso en regresar a Venezuela, entregarme a ellos y que dejen libres a mis hijos. Si voy, me matarán, pero quizá esta sea la única forma de que mis hijos puedan ser libres”.

El teléfono suena de nuevo. Es ella: más decidida, más firme.

“Ni siquiera sabía qué era la trata sexual. A mí jamás se me cruzó por la mente pensar que podría pasarme esto. Nunca tuve sospechas de que esto podía ocurrir porque como Maduro clausuró las noticias y no las pasaban, entonces, no sabía absolutamente nada. La gente tiene tanto miedo a hablar, de contar lo que está pasando, pero sé que cada vez está habiendo más engaños y secuestros de mujeres venezolanas. Les prometen lo mismo que a mí: que les pagarán el pasaje, que tendrán hospedaje, alimentos y una mejor vida. Lo único que me hace seguir adelante con esta denuncia es la posibilidad de que mis hijas tengan protección algún día y que, de verdad, algún día hagan algo con la trata sexual de mujeres, que logren que a otras mujeres no les pase, y que se cumplan nuestros derechos. Esto es lo único que hace que yo no desista y retire la denuncia. Me quieren callar. Intentarán silenciarme, pero no van a poder. Voy a seguir hablando. Lo voy a hacer para que no les pase a otras mujeres. No: no callaré. No tendrán mi silencio”.

Yolanda: a la espera de una resolución que haga justicia

A día de hoy, y después de un año de esta entrevista, Yolanda sigue adelante con su denuncia para dar visibilidad y con el objetivo de que se conozca esta problemática con la intención de que otras mujeres venezolanas no caigan en falsas ofertas laborales. Desde que Yolanda logró escapar con sus dos hijas ha pasado un año y medio. En la actualidad, ella y las pequeñas viven en un apartamento que forma parte de un programa de protección para víctimas de trata sexual. Su caso está en la Corte Constitucional de Colombia a la espera de una resolución: es la primera vez que el caso de una mujer migrante logra llegar a esta instancia en el país. Women’s Link Worldwide, que lleva la asistencia legal y el caso de Yolanda, es una organización internacional que hace litigio ante diferentes cortes y tribunales para avanzar los derechos de las mujeres y las niñas.

Yolanda no es un caso aislado: una docena de mujeres de origen venezolano que fueron entrevistadas de forma individual y separada para este reportaje relataron haber recibido ofertas para trabajar como camareras, vendedoras de tintos y en fincas cafeteras en otras regiones de Colombia (nombraron Bucaramanga, Barrancabermeja, Tibú y Montería. También otros países de Latinoamérica como Ecuador y Perú). Varias de ellas relataron que las compañeras y amigas que aceptaron dichas ofertas han desaparecido y no han vuelto a tener noticias de ellas. Una de las entrevistadas, además, narró cómo logró escapar una de sus amigas de un burdel en el que estuvo explotada y retenida durante un año en Barrancabermeja, parte occidental de Santander. La amiga de la entrevistada, debido al miedo y a las amenazas de la red que la explotaba, escapó a Venezuela. Hace dos años que no sabe nada de ella.

Fuentes entrevistadas antes de la publicación para este reportaje y que dieron su testimonio off the record debido a la complejidad y peligro que supone, alertan que la situación debido al covid-19 incrementa la vulnerabilidad de mujeres y niñas venezolanas. Relataron que, a pesar del cierre de las fronteras, la situación no solo no ha disminuido, sino que ha empeorado produciendo una transformación de las dinámicas internas de las redes, así como la aparición de nuevas rutas y países de destino en los que explotan a migrantes venezolanas captadas a través de falsas ofertas laborales. Sostuvieron, además, que el cierre de fronteras debido a la pandemia no detendrá el flujo migratorio por dos motivos: el primero y más importante es que las mujeres seguirán emigrando ante la escasez y la crisis; el segundo es la suma de dos factores: la permeabilidad de las fronteras venezolanas y la actividad de grupos armados al margen de la ley y trocheros.

 

por Sandra García Moreno/@sangarciamoreno

“Israel está bombardeando de forma intensiva zonas residenciales”: agencia de la ONU

En entrevista con France 24, Raquel Martí, directora ejecutiva de la Agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA), sostuvo que hasta las escuelas del organismo internacional donde han recibido más de 38.000 refugiados están siendo atacadas. Por su parte, países como Alemania, Reino Unido y Estados Unidos reiteraron que Israel tiene derecho a defenderse; y la OEA declaró a Hamas como un grupo terrorista. Francia, Egipto y Rusia enfatizaron en la necesidad de un cese al fuego.

A pesar de que gran parte de la comunidad internacional ha enfocado su atención en condenar los misiles que Hamas ha disparado en contra de Israel, la mayor afectación la han padecido los civiles palestinos que viven en la Franja de Gaza y que han sido víctimas de los bombardeos israelíes.

“Israel está bombardeando de forma intensiva zonas residenciales y estos bombardeos también está afectando a numerosas infraestructuras civiles, como lo son escuelas, clínicas, también redes de agua potable e incluso parte de la central eléctrica de Gaza”, declaró a France 24 Raquel Martí, directora ejecutiva de la Agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA, por sus siglas en inglés).

Al igual que en 2014, el conflicto más reciente entre palestinos e israelíes, familias enteras están desapareciendo entre los escombros, según Martí. La diferencia es que ahora hay más ataques. Ella asegura que esta intensidad “no tiene precedentes” y que es tal que la UNRWA no ha podido llevarles alimentos, ni agua a los miles de palestinos que se han refugiado en las escuelas que tiene la ONU en la Franja de Gaza. Tampoco se han podido respetar los protocolos de bioseguridad para evitar mayores contagios del Covid-19.

Además, las escuelas de la ONU y de las autoridades palestinas donde se refugian los habitantes de Gaza han sido blancos de ataque. Martí explicó que en 2014, las escuelas de la ONU fueron bombardeadas cinco veces y que esta vez tampoco tienen ninguna garantía, a pesar de que las infraestructuras están señalizadas con los logos de la ONU.

“Esta mañana recibíamos a través de fuentes locales que se estaban evacuado dos escuelas de gobierno porque iban a ser también bombardeadas, con lo cual estamos volviendo a repetir y volviendo a ser testigos de lo que ya pasó en el 2014”, declaró a France 24 Raquel Martí.

El secretario general de la ONU, António Guterres, agregó a través de un comunicado que le presentó al Consejo de Seguridad que las operaciones militares israelíes han ocasionado “daños totales o parciales” en siete fábricas, 40 escuelas y al menos cuatro hospitales. Además, reportó que 18 edificios de la Franja de Gaza han sido destruidos, incluido el que albergaba a los medios internacionales AP y Al Jazeera.

La postura de Israel es que son blancos legítimos porque, según ellos, albergan a militantes del grupo Hamas. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, dijo por ejemplo que en la infraestructura donde estaban AP y Al Jazeera había “una oficina de inteligencia para la organización terrorista palestina” que planeaba ataques contra Israel.

Las divisiones internacionales frente a la escalada del conflicto entre Israel y la Franja de Gaza

Las posturas de las grandes potencias del mundo sobre los ataques de Israel contra la Franja de Gaza y los misiles que lanza el grupo Hamas al territorio israelí están cada vez más divididas.

De un lado, la Unión Europea comunicó que redoblará sus esfuerzos para poner fin a la escala de violencia entre el ejército israelí y los militantes palestinos, e invocará a sus ministros de Relaciones Exteriores este martes.

Además, los presidentes de Francia, Emmanuel Macron, y el egipcio, Abdelfatah al Sisi, declararon este lunes “la necesidad absoluta de que cesen las hostilidades” entre Israel y Hamas y lamentaron lamentaron las “numerosas víctimas civiles” que deja el conflicto.

Hasta ahora han muerto al menos 200 palestinos, incluidos 58 niños y 35 mujeres. También hay más de 1.300 personas heridas, según el Ministerio de Salud de Gaza.

Si bien hay un consenso en la comunidad internacional de la necesidad de que cesen las hostilidades, algunos países han respaldado enfáticamente a Israel. El más reciente apoyo fue por parte de Alemania.

La canciller Angela Merkel conversó este lunes con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu; planteó la solidaridad de Alemania con Israel y aseguró que este país tenía derecho a la autodefensa. Así lo anunció el jefe de la Oficina de Prensa e Información del Gobierno alemán, Steffen Seibert, a través de su cuenta de Twitter.

Luego, Seibert reiteró ante los periodistas en Berlín que “el gobierno alemán apoya a Israel y su derecho a proteger a su población y defenderse”.

Seibert, además, criticó a Hamas y dijo que era “cínico” que el grupo “esté tomando como rehén a la población palestina de Gaza con este terror con cohetes, llevado a cabo desde áreas densamente pobladas, de vecindarios civiles”.

Cuando le preguntaron sobre los bombardeos del ejército israelí que acabaron con el edificio que albergaba medios como The Associated Press y Al Jazeera, Seibert respondió que el Gobierno confía “en que Israel actúe con buen juicio y dentro de un marco de proporcionalidad”.

Reino Unido tiene la misma postura. Downing Street aseguró que “Israel tiene el derecho legítimo de defender a sus ciudadanos de los ataques, pero al hacerlo debe hacer todo lo posible para evitar víctimas civiles y la acción militar debe ser proporcionada y estar en consonancia con el derecho internacional humanitario”.

El Gobierno británico añadió que está preocupado por los informes de la ONU de que más de 23 escuelas y 500 hogares, así como instalaciones médicas y oficinas de medios de comunicación “han sido destruidas o gravemente dañadas en Gaza”. Y agregó que también le preocupan “los informes de que Hamas está utilizando nuevamente la infraestructura y las poblaciones civiles como cobertura para sus operaciones”.

La oficina del primer ministro Boris Johnson aseguró que Londres busca “información de manera urgente por parte del Gobierno de Israel sobre los ataques que han destruido las oficinas de la agencia de noticias AP y de Al Jazeera en Gaza”.

Rusia condenó los ataques y Estados Unidos dijo que el cese al fuego depende de las dos partes

Serguéi Lavrov, ministro de Exteriores de Rusia, condenó los ataques entre ambos bandos y solicitó a un cese inmediato de las hostilidades para retomar los diálogos de paz. “Para que las conversaciones directas comiencen, es necesario el cese de la violencia de todas las partes, y nosotros condenamos tanto los ataques lanzados contra los sectores residenciales desde la Franja de Gaza, como los ataques inadmisibles contra objetivos civiles en Palestina”, agregó.

Lavrov celebró la reciente reunión de urgencia del Consejo de Seguridad de la ONU, en la que discutieron el domingo sobre las hostilidades entre Israel y Palestina en público. “Ahora todo dependerá de la disposición al diálogo de las partes y de su buena voluntad”, concluyó.

Por su parte, Antony Blinken, el secretario de Estado de Estados Unidos, aseguró este lunes desde Dinamarca que siguen trabajando “día y noche” para ponerle fin al conflicto. “En todos estos compromisos hemos dejado en claro que estamos preparados para brindar nuestro apoyo y buenos oficios a las partes en caso de que busquen un alto el fuego”, dijo Blinken.

El funcionario también afirmó que Estados Unidos está “muy preocupado por la escalada de violencia. Blinken enfatizó que apoyarán cualquier iniciativa diplomática encaminada a un cese de las hostilidades pero que, “en última instancia, depende de las partes dejar en claro que quieren lograr un alto el fuego”.

A pesar de esta postura, Estados Unidos se ha opuesto tres veces dentro del Consejo de Seguridad de la ONU a que la entidad emita una declaración conjunta para trabajar por un alto al fuego. Su oposición ha bloqueado las acciones del organismo más importante de las Naciones Unidas.

Por otro lado, la Asamblea General de la ONU se reunirá el próximo jueves 20 de mayo para discutir qué pueden hacer frente a la escalada del conflicto.

La OEA califica a Hamas como “organización terrorista”

Otra de las noticias de este lunes es que la Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos (OEA) declaró al grupo Hamas como una “organización terrorista”, argumentando que la violencia y acciones que persigue el grupo tienen “naturaleza terrorista”.

“La agresión terrorista de Hamas es ilimitada y siempre procura víctimas civiles, persigue escalar dinámicas de conflictos y acciones armadas, así como sembrar el terror sobre población inocente, sea israelí o palestina”, cita el comunicado.

La OEA añadió que “el uso inmoral e indigno de niños y mujeres como escudos humanos, así como la militarización de zonas residenciales, constituyen por sí mismos actos que merecen el más absoluto repudio y condena”, al tiempo que defendieron hace “imprescindible la invocación del principio de legítima defensa” de las fuerzas israelíes.

Israel asegura que el grupo Hamaz ha disparado más de 3.000 misiles contra su territorio en tan solo una semana.

Israel intensifica los bombardeos en Gaza y confirma la muerte de un comandante palestino

Todos los más recientes pronunciamientos de la comunidad internacional ocurrieron pocas horas después de que el Ejército israelí bombardeara 15 kilómetros de túneles subterráneos que, asegura, son utilizados por Hamas. Según los militares de Israel, también fueron atacadas nueve residencias en Gaza que presuntamente pertenecían a comandantes de alto rango de Hamas.

Durante el bombardeo, Israel mató al alto comandante de la Jihan Islámica del norte de Gaza, Hussam Abu Harbeed. Según expertos, esto podría desencadenar una respuesta bélica más violenta de parte del grupo militante que lucha junto a Hamas. Israel defendió el operativo asegurando que Hussam Abu Harbeed está “detrás de varios ataques terroristas con misiles antitanques contra civiles israelíes”. Mientras, los grupos islamistas renovaron los ataques con cohetes contra ciudades israelíes y prometieron vengar la muerte de su militar.

Con Informción de Reuters y AP

Presidente de la Bolsa de Valores de Caracas: Hay expectativas de una apertura económica


En la Bolsa de Caracas aparecen nuevamente operaciones que no se hacían desde hace 10 años. Desde 2020 se ha incrementado la colocación de papeles comerciales, pero en las últimas semanas nuevas empresas han emitido acciones y han hecho ofertas pública de adquisición que recuerdan famosas tomas de control a compañías que se hicieron en el pasado.

La Bolsa de Valores de Caracas (BVC) parece estar viviendo un auge dado el interés que han mostrado las empresas locales para financiarse a través de la compra-venta de papeles comerciales. En las últimas semanas -además- se han registrado operaciones que no habían ocurrido en años: la emisión de nuevas acciones por parte de varios fondos de inversión y una oferta pública de adquisición (OPA).

Entre las operaciones que aprobó recientemente la Superintendencia Nacional de Valores (Sunaval) resaltan la de tres nuevas compañías que cotizarán por primera vez sus acciones en la BVC: Impulsa Agronegocios C.A., Fivenca Fondo de Capital Privado S.A. y PC-IBC Fondo Mutual de Inversión de Capital Cerrado C.A. También dio luz verde a dos colocaciones de papeles comerciales equivalentes en dólares por parte de la farmacéutica Calox Internacional y la embotelladora Coca-Cola Femsa de Venezuela.

Pero además se autorizó una OPA a la empresa Corimon, cuyos accionistas mayoritarios comprarán parte de los títulos en manos de inversionistas minoritarios, y lo cual les dará la propiedad del 60% del total de la compañía.

El mercado de capitales venezolano ha pasado por un sube y baja en estas dos décadas. Su operatividad se vio comprometida durante el férreo control de precio y de cambio durante unos 15 años, que generó una crisis económica sin precedente en el país. Igualmente, fue impactada por la salida de importantes empresas que lideraban las transacciones en la BVC como Cantv, Electricidad de Caracas y el Banco de Venezuela tras una ola de estatización en la gestión de Hugo Chávez. Y en 2010 fueran intervenidas 31 casas de bolsa acusadas por el gobierno de desestabilizar el mercado cambiario.

Pero luego de una serie de reformas a la Ley del Mercado de Valores  desde el año 2015, las restricciones para acceder al crédito bancario y la posibilidad de emitir títulos en dólares, la BVC ha tomado un nuevo aire desde finales de 2019 y las empresas locales volvieron a mirarla como una alternativa de financiamiento. Un cambio en la percepción por parte del gobierno sobre este mercado, parece también estar generando un cierto entusiasmo para invertir.

«Ciertamente, ha habido un aumento en el número de colocaciones de títulos de renta fija, tales como papeles comerciales, aunque buena parte del aumento de las emisiones (en bolívares) es atribuible al proceso de hiperinflación que vivimos desde finales de 2017», indicó Urbi Garay, profesor del Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA).

Explicó que las empresas se dirigen a la bolsa a buscar financiamiento, considerando que el aún elevadísimo nivel de encaje bancario le impide a los bancos realizar préstamos. «La liquidez monetaria en bolívares apenas suma el equivalente a 400 millones de dólares, cuando hace diez años era unas cien veces esa cantidad. Entonces, es muy difícil financiarse en bolívares, y los montos disponibles son insuficientes para muchas empresas».

El presidente de la BVC, Gustavo Pulido, sostiene que en el primer trimestre de este año, la Bolsa ha preservado el valor de la inversión frente a las distorsiones presentes en la economía nacional, «y ese es uno de los aspectos que reconocen los inversionistas, por eso acuden a esta institución». Pero también menciona las expectativas generadas por posibles cambios en el manejo económico del país.

«Sumado a lo anterior, se van creando expectativas de un reacomodo económico, de una apertura. Se difunden señales positivas a través de los medios de comunicación, como la disposición del gobierno de devolver las empresas que fueron expropiadas a sus dueños originales; sea factible o no, esa es una buena señal de enmendar errores pasados, por parte del Ejecutivo. También ha habido encuentros entre empresarios, representados por sus respectivas cámaras, y la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional en la búsqueda de acuerdos para que la empresa privada sea un factor determinante en la recuperación de la economía», apuntó Pulido.

José Miguel Farías, asesor de inversión, coincide en que el «disparador» del por qué el empresariado venezolano ha comenzado a voltear su mirada hacia la bolsa de valores, tiene su razón en la restricción del crédito bancario, el cual a su vez es más costoso que intentar conseguir fondos a través del mercado de capitales.

«Obviamente a raíz de la hiperinflación y de las medidas draconianas del gobierno para intentar aguantar el alza del tipo de cambio como de la inflación, lo más lógico para ellos fue aplicar el encaje legal bancario. Esto secó la liquidez en el mercado monetario. Si están pasando cosas, la dinámica monetaria ha hecho que los empresarios se volteen hacia este mercado, pero no veo tampoco al empresariado tomándole gusto al mercado de valores o acercándose por necesidad«, apuntó.

Resultado optimista

En los tres primeros meses de este año se pudo observar un incremento en monto y en operaciones en la BVC. Según los datos aportados por la institución, en el período hubo un alza de 81,30% de los montos negociados, un aumento en número de empresas de 23%, así como 205% más de series emitidas y colocadas a través de los sistemas de la Bolsa.

Al cierre del primer trimestre de 2021 fue colocado a través del mercado de capitales un monto efectivo equivalente a 1.353.232 dólares, repartido en 119 series colocadas por 27 empresas emisoras. Mientras que durante el primer trimestre de 2020, el monto efectivo alcanzó 746.397 dólares. Todo ello, a través de la emisión de 39 series, pertenecientes a 22 empresas emisoras.

Por otra parte, el Índice Bursátil Caracas (IBC) acumula al cierre de abril de 2021, una variación positiva de 252,19%. Esto indica que, de presentarse (hipotéticamente) una tasa de inflación de hasta 54% en el mes de abril, el mercado habría preservado el valor de las inversiones realizadas en el mercado, ya que la inflación acumulada en el año estaría por el orden de 250,87%.

Mientras la variación del tipo de cambio oficial durante el primer trimestre fue de 79,48%, mientras que el Índice IBC finalizó con un alza de 113%.

«Con respecto a la renta variable, en la medida de que se crean expectativas positivas de cambio en el país, veremos resurgir la capitalización bursátil de las empresas que cotizan sus acciones en la pizarra de negociación. En tanto a la renta fija, el mercado de valores ha resultado una herramienta hecha a la medida para la consecución de financiamiento para las empresas productivas del país», recalcó Pulido.

Sostiene que ese nuevo auge que muestra el mercado de valores venezolano, «tiene que ver con la institucionalidad de la Bolsa, con la imagen de seriedad, responsabilidad y cumplimiento» en todas las transacciones realizadas a través de la plataforma de negociación.

«Nuestros miembros han diseñado nuevos productos de inversión para satisfacer a un mercado de financiamiento cada día más grande, productos diseñados a la medida de los requerimientos cambiantes en nuestro país. Nuestras empresas emisoras, curtidas en una economía en crisis, han demostrado de qué están hechas, sobreviviendo a las condiciones económicas más adversas jamás vistas», afirmó el presidente de la BVC.

Según cifras de la Sunaval, para el cierre de abril van 54 emisiones de acciones, papeles comerciales, obligaciones quirografarias, títulos de participación, entre otros; lo que significa un alza con respecto al mismo período de 2020 cuando hubo 30. Igualmente, van siete emisores nuevos en la BVC. No obstante, el número de personas naturales y jurídicas inscritas en la Caja Venezolana de Valores como inversionistas ha disminuido.

«Hace dos a tres años había unas 65 mil subcuentas abiertas en la Caja de Valores, pero en la actualidad hay alrededor de 42 mil. Esta cifra sorprende y podría significar dos cosas: ha habido una especie de limpieza para mostrar las cuentas que están realmente activas, o que la gente ha estado saliéndose de la bolsa», acota Farías.

Un boletín de MásValor Casa de Bolsa refiere que hasta el 30 de abril, 97,5% de las ofertas públicas en la BVC son papeles comerciales, mientras que el restante 2,4% son acciones. Por otra parte, se observa que 52,5% de las emisiones fueron ejecutadas por empresas del sector industrial, seguido del agroindustrial con 28,2% y del comercial con 14,5% del total; además del sector de las telecomunicaciones con 4,15% y del inmobiliario con 0,47%.

Un mercado en dólares

En el último año, la Sunaval ha autorizado la colocación de papeles comerciales en dólares, lo cual ha dado un giro inesperado en la política económica del chavismo-madurismo aplicado en los 20 años de gestión. La dolarización transaccional que se ha instaurado en Venezuela de manera informal en un principio, pero que luego ha sido aceptada por las autoridades al tratar de ordenar el proceso en la banca, llegó también al mercado de valores.

«La labor de la Sunaval en los últimos tres o cuatro años ha sido muy amplia en promoción del mercado, en apertura, en entendimiento con los entes privados y en flexibilización de las normas. Han tenido mucho pensamiento de mercado, lo que ha permitido que las empresas y pequeñas empresas puedan invertir», afirma José Miguel Farías.

La primera compañía que decidió emitir papeles comerciales en dólares fue Ron Santa Teresa, al ofertar $300.000 a finales de 2020. Sin embargo, la farmacéutica Calox y la embotelladora Coca-Cola han colocado estos instrumentos de inversión en bolívares con su equivalente en dólares, expresados al tipo de cambio oficial reportado por el Banco Central de Venezuela (BCV). Esto sucede así hasta ahora debido a la falta de una plataforma de liquidación en moneda extranjera. Como se recordará, la agencia Bloomberg publicó una información en la que reveló que la operación de la empresa Santa Teresa se hizo con divisas en efectivo.

«El financiamiento en dólares no termina de arrancar. La posibilidad de hacer emisiones denominadas en dólares, tanto de bonos como de acciones, es clave para que la bolsa surja», sostiene Urbi Garay, profesor del IESA.

«Ello mejoraría además la liquidez de las transacciones en este mercado. Además, se necesita de la aplicación de un programa económico exhaustivo (frentes cambiario, monetario, fiscal y comercial), que acabe con la hiperinflación y recupere la confianza en la inversión privada, algo que todavía luce lejano», agrega.

Farías indicó que al no existir un sistema de compensación en divisas, las ofertas que se están emitiendo en dólares se negocian luego al cambio de la tasa del BCV. Recordó que las casas de bolsa no pueden recibir divisas en efectivo. «Hasta tanto no exista ese sistema de compensación para las transacciones en el mercado de valores, no habrá profundidad (desarrollo) en este mercado».

¿Riesgos?

El ingreso de nuevas empresas a la BVC ha generado algunas suspicacias de algunas personas que señalan la posibilidad de usar a este mercado para ciertos negocios. Por lo que podría generar incertidumbre entre quienes estén estudiando la posibilidad de invertir en títulos de renta fija (papeles comerciales, títulos de participación, entre otros) o en renta variable (acciones).

Gustavo Pulido sostiene que las empresas buscan financiamiento para proyectos específicos y acuden al mercado a conseguirlo, y asegura que existe un gran atractivo para la inversión extranjera. «Aquí cumplimos con una de nuestras tareas más importantes, la cual es la democratización del capital, dando oportunidad a inversionistas a formar parte de esos proyectos a través de la adquisición de estas acciones».

Explica que siempre en la renta variable existe un riesgo, es una premisa, y no se garantiza el rendimiento. Esto sucede en todos los mercados del mundo, es decir, el riesgo va inherente al rendimiento; esto significa que, a mayor riesgo, es mayor el rendimiento que se debería obtener por la inversión. «En un país como Venezuela, que está calificado de muy alto riesgo, los rendimientos esperados tienden a ser muy altos».

Entre los locales que están emitiendo papeles comerciales son empresas con tradición de negocio en el mercado venezolano y de diferentes áreas de la economía. No obstante, se están creando fondos de inversión que tienen por objeto el financiamiento a otras compañías.

José Miguel Farías recalca que la industria de los fondos mutuales está creciendo en Venezuela, mientras que la titularización de acciones y emisiones en dólares son instrumentos nuevos que están contribuyendo al crecimiento de la bolsa. Sin embargo, acota que la poca capacidad de ahorro de la población, hace difícil promover la inversión. «Es necesario en todo caso ejecutar una labor informativa sobre el mercado de valores, porque están pasando cosas nuevas, pero aún hay pocos venezolanos interesados en invertir en bolsa».

Ese es el caso de Impulsa Agronegocios C.A. la cual tiene por objeto captar recursos para invertir en pequeñas y medianas empresas que desarrollen su actividad en diferentes sectores económicos, con énfasis en el primario (agricultura, ganadería, pesca, entre otros). El pasado 15 de abril, ocurrió con esta empresa lo que no sucedía desde hace 10 años en el campo bursátil, la aprobación de la junta directiva de la Bolsa de Valores de Caracas de inscribir sus acciones en la pizarra de cotizaciones, pasando a ser uno de los 31 miembros del ente.

«Es un momento histórico lograr activar y poner a la disposición del público en general la posibilidad de invertir y contribuir con el desarrollo del sistema agroalimentario del país desde la iniciativa privada, es un hecho que nos llena de orgullo. Impulsa Agronegocios fue concebida para que cualquier inversor (pequeño o grande) pueda apoyar y recibir beneficios del sector más importante de la nación, después del sector petrolero», comentó Víctor De Sousa, miembro de la junta directiva de la empresa.

También destaca Fivenca Fondo de Capital Privado S.A., la cual prevé la captación y administración de fondos para invertir en empresas del sector industrial y comercial del país; y PC-IBC Fondo Mutual de Inversión de Capital Cerrado C.A. que busca invertir el capital social en los títulos valores que conforman el Índice IBC.

«En los países que entran en medio de un proceso de transición económica, sus mercados de capitales suelen ser los que primeros en donde se reflejan más rápido las expectativas. Si hay una expectativa positiva, pues se reflejará en precio. En estos momentos muchos se preguntarán, quién puede sestar comprando posiciones en el mercado de valores si Venezuela sigue sumergida en una crisis, pero hay otros que piensan que se debe seguir invirtiendo. En cualquier país en el cual te encuentres, debes entender el juego que está jugando», sostiene José Farías.

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