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Si
bien no existe un método que te permita adquirir una habilidad
completamente desde cero mientras estás inconsciente, eso no significa
que no pueda usarse el sueño para estimular tu memoria
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Justo antes de meterte bajo las sábanas, preparas
cuidadosamente la habitación. Rocías unas gotas de perfume en la
almohada, te pones unos auriculares y colocas una banda de extraño
aspecto sobre tu cabeza. Hora de dormir.
El ritual es corto, pero esperas que te ayude a
acelerar el aprendizaje de una amplia gama de habilidades: ya estés
tratando de dominar el piano, el tenis o el francés. No recordarás ni un
solo aspecto de la “formación”, pero eso no importa: el rendimiento la
mañana siguiente debería ser mejor.
La técnica se ha intentado por años, con resultados
controversiales. La idea de aprender mientras duermes se consideró
antaño como muy poco probable, pero ahora los neurocientíficos dicen que
han encontrado la manera de mejorar la memoria con los ojos cerrados.
Si bien no existe un método que te permita adquirir
una habilidad completamente desde cero mientras estás inconsciente, eso
no significa que no pueda usarse el sueño para estimular tu memoria.
Durante la noche, nuestro cerebro procesa
afanosamente y consolida nuestros recuerdos del día anterior, y podría
haber formas de mejorar ese proceso.
CIENCIA NO TAN CORRECTA
Aunque algunos de los primeros estudios sugirieron
que se podía aprender mientras se dormía, los investigadores no podían
estar seguros de que los sujetos que participaron en las pruebas no
habían despertado solo para escuchar la grabación.
Para poner a prueba esas sospechas, Charles Simon y
William Emmons colocaron electrodos en la cabeza de los sujetos para
poder estar seguros de que solo se reproducían las cintas mientras
dormían. Tal y como sospechaban, nadie aprendió nada durante la noche.
Los resultados fueron publicados en la década de
1950, pero a lo largo de los años más de un empresario ha intentado
hacerse rico con la promesa del aprendizaje sin esfuerzo, a pesar de que
sus métodos no tenían ninguna base científica.
A pesar de estar ciego y sordo a nueva información,
el cerebro no se encuentra en reposo mientras duerme: reflexiona sobre
las experiencias del día y envía los recuerdos del hipocampo -donde se
piensa que los recuerdos se forman en primer lugar- a las regiones de la
corteza cerebral, donde se almacenan a largo plazo.
“Ayuda a estabilizar los recuerdos e integrarlos en
una red de memoria a largo plazo”, dice Susanne Diekelmann, de la
Universidad de Tubingen en Alemania. El sueño también nos ayuda a
generalizar lo que hemos aprendido, lo que nos da flexibilidad para
aplicar conocimientos a nuevas situaciones.
Así que aunque no es posible absorber nuevo material, se afianza lo ya aprendido.
MEJORAS TECNOLÓGICAS
En un futuro cercano, la tecnología puede ofrecer
nuevas maneras de mejorar los ciclos de sueño del cerebro. Se cree que
la consolidación de la memoria ocurre durante oscilaciones específicas y
lentas de actividad eléctrica, por lo que la idea aquí es animar
sutilmente esas ondas cerebrales sin despertar al sujeto.
Jan Born, de la Universidad de Tubinga, ha estado a
la vanguardia de estos experimentos. En 2004 descubrió que podía ayudar a
amplificar estas señales utilizando estimulación transcraneal de
corriente directa (tDCS), que pasa una pequeña corriente eléctrica a
través del cráneo, mejorando con éxito el rendimiento de sus sujetos en
una prueba de memoria verbal.
Más recientemente ha pasado a una forma aún menos
invasiva de estimulación, que consiste en utilizar un casquete de
electrodos para medir la actividad neuronal, mientras unos auriculares
reproducen sonidos que están en sincronía con las ondas cerebrales.
Born compara la estimulación auditiva al diminuto
empujón que se puede dar a un niño en un columpio, de modo que aumenta
suavemente la actividad neuronal que ya está presente en el cerebro. “Se
profundiza el sueño de ondas lentas y se hace más intenso”, dice Born.
“Es una forma más natural de conseguir que el sistema entre en ritmo”.
TRUCOS FÁCILES
En el futuro no debería haber demasiados obstáculos
prácticos para las personas que deseen hacer uso de las técnicas por sí
mismos, dice Diekelmann. Muchos de sus estudiantes y colegas ya han
descubierto que las señales sensoriales durante el sueño pueden
ayudarles a prepararse para los exámenes.
“Es muy fácil de aplicar”, dice. Y ahora se puede
comprar kits que funcionan con un teléfono inteligente, lo que podría
abrir la puerta para los juegos que ayudan a impulsar la consolidación
de la memoria.
Incluso el hardware para ciertas formas de tDCS se
empezó a comercializar el año pasado, lo que podría conducir a kits
diseñados para aprender mejor durmiendo.
Se necesitan más pruebas para demostrar que los kits
comerciales pueden proporcionar los beneficios observados en los
experimentos de laboratorio, pero Born es optimista. “Creo que es solo
una cuestión de tiempo antes de que se utilice como potenciador
cognitivo”, dice.
Por lo menos, la investigación podría cambiar la manera que vemos esta parte a menudo subestimada de nuestras vidas.
El sueño tiende a ser considerado como un tiempo de
inactividad innecesario que tratamos de conquistar con café o bebidas
energéticas; todos tenemos la necesidad de exprimir al día la última
gota de productividad.
Pero es posible que nos tomemos más tiempo para echar
una siestecilla si sabemos que la parte más rentable del día realmente
podría implicar no hacer nada en absoluto.
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