El 14 de noviembre de 1974, la pequeña localidad de veraneo de Amityville, en la zona norteamericana de Long Island, se vio remecida por una macabra noticia. Ronald DeFeo, un joven de 23 años, valiéndose de una escopeta de calibre 35, había masacrado, mientras dormían, a todos los miembros de su familia (padre, madre, dos hermanos y dos hermanas), en el interior de su propia casa, ubicada en el número 112 de Ocean Avenue, en las cercanías del río Amityville.
Según informó
la policía, “los crímenes presentaban algunas peculiaridades que
indicaban rasgos sádicos solo explicables en una mente enferma. La
familia había sido narcotizada en la víspera, lo que garantizó al
asesino el sueño profundo de sus víctimas. Todos dormían de bruces, con
las cabezas apoyadas sobre los brazos cruzados. Todos habían sido
fusilados con un arma potentísima, por la espalda, excepto la madre, que
recibió un disparo en la cabeza”.
DeFeo, tras ser capturado por
la policía, insistió en el juicio que había escuchado una voz demoníaca
que le había insistido en asesinar a toda su familia. Pero, pese a que
su abogado alegó locura, DeFoe fue encontrado culpable de los cargos de
homicidio múltiple y fue condenado a 25 años de prisión por cada
asesinato cometido (150 años en total).
Casi simultáneamente, en diciembre de 1975, la gran casona de dos
pisos de Amityville donde había vivido la malograda familia DeFeo
recibió a sus nuevos moradores: el matrimonio conformado por George y
Kathy Lutz, quienes llegaron con sus tres hijos (Danny, Chris y Missy,
del primer matrimonio de Kathy). Tomando en cuenta los espantosos
sucesos que habían ocurrido en el inmueble, lo primero que hicieron los
Lutz fue llevar al sacerdote Ralph Pecoraro para que bendijera la casa
pero, cuando el cura pisó el inmueble, se habría escuchado una demoníaca
voz que surgió inesperadamente de la planta alta de la casa y que
gritó: “Lárgate de aquí”.
Después las cosas sólo empeoraron, tal
como lo informó la prensa de la época: “Desagradables olores, ruidos
espeluznantes, manchas desconocidas que aparecían y desaparecían en las
paredes. Con el paso de los días, George, el padre de la familia,
comenzó a mostrar síntomas muy extraños. Sentía un frío mortal y pasaba
las horas del día frente a la chimenea. Dejó de asearse, convirtiéndose
en una persona desaliñada y huraña que gruñía por los rincones de la
casa. Su carácter se volvió agresivo y solitario…”
A lo anterior
se sumó la espeluznante aparición de Jodie, un presunto demonio que se
manifestaba en forma de una niña y que se mostrópor varios días a la
hija menor de los Lutz, Missy. Kathy Lutz también levitó en un par de
ocasiones sobre su cama y tenía pesadillas sobre los asesinatos. Y el
mismo George Lutz, que se despertaba todas las noches a las 03.15 hrs,
hora en que se cometieron los crímenes, afirmó haber visto otras
presencias demoníacas en la casa, que aparecían cuando las ventanas se
llenaban de moscas y la puerta principal de la casa era golpeada
fuertemente.
A partir de ese momento, los Lutz rentabilizaron
convenientemente sus horrorosas vivencias en la casa, asistiendo a
programas de radio y televisión para contar sus experiencias. La misma
casa y sus alrededores se llenaron también de investigadores, expertos
en la materia, médiums y videntes a la caza de espíritus y fantasmas.
Por esa misma época alguien descubrió en el sótano, oculta detrás de una
alacena, un pequeño habitáculo pintado de rojo que no constaba en los
planos de la casa. Al parecer, la actual casa había sido construida
sobre un centenario sanatorio indio donde se llevaban a los enfermos y
moribundos para dejarlos morir allí. Posteriormente, el terreno fue
adquirido por un tal John Ketchum, un brujo que había escapado a la
famosa quema de brujas de Salem, y que presuntamente utilizó el solar
para efectuar rituales satánicos.
Acusación de fraude
Los
Lutz sólo vivieron en la casa durante 28 días, pues decidieron
abandonar el inmueble sólo con lo puesto ante la recurrencia de estos
fenómenos sobrenaturales. Posteriormente, parte de la prensa acusó a los
Lutz de realizar un montaje con sus presuntas experiencias paranormales
y de estar en connivencia con William Weber, abogado defensor de Ronald
DeFeo. Al parecer, Weber, aprovechándose de la precaria situación
económica de Los Lutz, los habría convencido de hacer creer a la opinión
pública que DeFeo había asesinado a su familia bajo la influencia de
las supuestas fuerzas maléficas que infestaban la casa, lo que lo habría
ayudado en la defensa legal del múltiple homicida.
Aún no se sabe
a ciencia cierta si los sucesos paranormales en la casa de Amityville
fueron verídicos o no (las familias que posteriormente habitaron la casa
no reportaron sucesos como los narrados por los Lutz). Lo único cierto
es que la novela “The Amityville Horror: A true story” (“El horror de
Amityville: Una historia real”), basada en los presuntos sucesos
paranormales de la casa de los Lutz y escrita en el año 1977 por el
escritor estadounidense Jay Anson, tuvo un clamoroso éxito de ventas.
Dos años después la novela fue llevada al cine, con el título de “Terror
en Amityville”. Dirigida por Stuart Rosenberg y protagonizada por James
Brolin (como George Lutz) y Margot Kidder (como Kathy Lutz), esta cinta
recaudo más de ochenta millones de dólares y tuvo varias secuelas.
La
tristemente célebre casa de Amtyville, en tanto, todavía sigue en pie y
todos los años recibe, como si fuera una gran atracción turística, a
miles de visitantes
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