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viernes, 19 de diciembre de 2014

Lo que Putin no nos está diciendo

La tormenta perfecta avanza por dos frentes: una guerra económica abierta como se ve en el asedio vía sanciones y un ataque concertado, encubierto, desde la sombra, al corazón de la economía rusa. El desenlace que quiere Washington es evidente: empobrecer y reducir al adversario y forzarlo a arrodillarse sumisamente a los caprichos del "Imperio del Caos". Y fanfarroneando sobre eso hasta alcanzar la "victoria". 
El problema radica en que resulta que Moscú ha descifrado impecablemente el juego, incluso antes de que Putin, el pasado octubre en el Club Valdai precisara la doctrina Obama como "nuestros socios occidentales" trabajando como ejecutantes de la "teoría del caos controlado".
Así que Putin nítidamente comprendió el monstruoso ataque de caos controlado de esta semana. El Imperio tiene un enorme poder de dinero, una gran influencia sore el PIB mundial de 85 billones, y el poder bancario detrás de todo esto. Así que nada más fácil que usar ese poder a través del sistema de la banca privada, que controla en realidad a los bancos centrales, para crear una corrida del rublo. Piensen en el "Imperio del Caos" soñando con llevar el rublo a una caída de 99% o algo parecido, arruinando así a la economía rusa. ¿Qué mejor forma de imponer disciplina imperial a Rusia?

 

La opción "nuclear"

 

Rusia le vende petróleo a Occidente en dólares. Lukoil, por ejemplo, tendría un depósito en dólares en un banco norteamericano por el petróleo que venden. Si Lukoil tiene que pagar salarios en rublos en Rusia, entonces tendría que vender los depósitos en dólares y comprar en Rusia un depósito en rublos para su cuenta bancaria. Esto, en efecto, es el soporte del rublo. A la pregunta de si Lukoil, Rosneft y Gazprom están almacenando en dólares y reteniéndolos, la respuesta es no. Y lo mismo aplica a otros negocios rusos.
Rusia no está "perdiendo sus ahorros", como alardean los medios corporativos occidentales. Rusia siempre puede exigirle a las compañías extranjeras a relocalizarse en Rusia. Apple, por ejemplo, podría abrir una planta en Rusia. Los recientes acuerdos Rusia-China incluyen la construcción de fábricas chinas en Rusia. Con un rublo depreciado, Rusia es capaz de forzar que fábricas que estén ubicadas en la Unión Europea se reubiquen en Rusia, de otra manera estas compañías pierden su mercado. De algún modo Putin admitió que Rusia debió hacer esto mucho antes. El proceso positivo ahora es inevitable. 
Y luego está la opción "nuclear"; que Putin ni siquiera llegó a mencionar. Si Rusia decide imponer controles sobre el capital y/o impone unas "vacaciones" al pago de mayores tramos de la dueda a inicios de 2015, el sistema financiero europeo explotaría, al mejor estilo "shock y pavor"; después de todo, mucho de la banca rusa y de las inversiones corporativas están cubiertas en Europa.
El problema no es el riesgo para Rusia per sé; lo que importa es el vínculo a los bancos europeos. Como un inversionista me dijo, Lehman Brothers, por ejemplo, se derrumbó tanto en Europa como en Nueva York, basado en las interconexiones. Pero Lehman estaba radicado en Nueva York. Lo que cuenta es el efecto dominó.
De Rusia implementar está opción financiera "nuclear", el sistema financiero occidental no sería capaz de absorber el shock por default. Y esto demostraría de una vez por todas– que los especuladores de Wall Street han construido un castillo de naipes tan frágil y corrupto que al aparecer la primera tormenta real lo convertiría en polvo.

A un disparo de distancia

 

¿Y qué si Rusia cae en incumplimientos de pagos creando un desastre de la deuda de 600 millardos de dólares que tiene el país? Este escenario se describe como los Dueños del Universo ordenándole a Janet Yellen (de la Reserva Federal norteamericana) y a Mario Draghi (presidente del Banco Central Europeo) para que creen créditos en el sistema bancario para prevenir "daños excesivos", como en 2008.
Pero entonces Rusia decide cortar el suministro de gas natural y petróleo a Occidente (mientras el flujo se mantiene hacia Oriente). La inteligencia rusa podría sembrar un caos indetenible en las estaciones de bombeo del Maghreb al Medio Oriente. Rusia podría bloquear todo el petróleo y el gas natural bombeado a los "estánes" centro asiáticos. El resultado: el colapso financiero más grande de la historia. Y el final de la panacea excepcionalista del "Imperio del Caos".
Por supuesto, este es el escenario apocalíptico. Pero no provoquen al oso, porque el oso podría hacer eso repentinamente.
Putin estuvo tan fresco, calmado, sereno y dispuesto a indagar en los detalles– en su rueda de prensa porque él sabe que Moscú es capaz de moverse con total autonomía. Esta es por supuesto– una guerra asimétrica, contra un peligroso imperio que se derrumba. ¿En qué pensarán esos enanos intelectuales que pululan en la patirrota administración Obama? ¿Que pueden venderle a la opinión pública norteamericana y mundial la idea de que Washington (los perros falderos europeos, en realidad) librará la guerra nuclear, en el teatro europeo, en nombre de ese Estado fallido llamado Ucrania?
Esta es una partida de ajedrez. El asedio al rublo se suponía que fuera jaquemate. No lo fue. No cuando lo despliegan unos novatos jugadores de scrabble. Y no olviden la asociación estratégica Rusia-China. La tormenta podrá amainar, pero el partido continúa.

Tomado de la versión en inglés de Russia Today

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