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| Casa de Cambio cucuteña | 
En
 visitas recientes a los Andes venezolanos, y luego de escuchar y ver la
 realidad por la que estos estados fronterizos pasan cada día producto 
del bachaqueo desenfrenado, la compra-venta de bolívares, pesos y 
dólares, el contrabando generalizado y las largas colas para abastecerse
 de gasolina, me he motivado a escribir con el ánimo de contribuir al 
debate que se viene dando en el país y de manera muy particular sobre lo
 que ocurre en estos territorios.
Es nuestra intención esbozar un marco de ideas y 
reflexiones que permitan a nuestros compatriotas estar informados sobre 
esas materias que son del quehacer diario y toca directamente a los 
ciudadanos, realizadas al menos con una óptica distinta a la que se 
viene difundiendo e imponiendo como matriz de opinión a través de las 
empresas privadas de comunicación, y que permita conocer en profundidad 
cuáles son sus principales motivaciones.
Aunque algunos puedan pensar que ya mucho se ha escrito 
sobre la materia, creemos firmemente que nunca será suficiente seguir 
ahondando sobre una situación que tiene repercusión tremenda como un 
capítulo más dentro de la guerra económica que vive nuestro país, 
teniendo como único objetivo derrotar a la Revolución Bolivariana y con 
ello acabar con el legado del Comandante Chávez.
¿Qué es lo que se viene gestando desde Cúcuta, Colombia, en
 estos últimos 26 meses de gobierno del presidente Maduro? Para 
responder a esta pregunta, vamos a ejemplificar varias situaciones que 
sin dudas nos permitirán entender el gran negocio que desde allí se 
"cocina" diariamente, atacando a nuestra moneda y haciendo que ésta se 
"debilite artificialmente" en forma sostenida y progresiva, y con ello 
hacer tambalear los cimientos de nuestra economía, casi como una 
remembranza de aquella funesta frase de Richard Nixon contra el gobierno
 del presidente Salvador Allende de que "hay que hacer chillar la 
economía de Chile para su derrocamiento”.
Una acción despiadada que se hace sin ningún escrúpulo ni 
miramiento de sometimiento a todo nuestro pueblo, a todo tipo de 
dificultades, sin distinción alguna pero de manera particular a los 
habitantes de los pueblos y ciudades fronterizas. Mientras que aquellos 
pueblos más alejados se ven afectados en acceder a los productos de 
primera necesidad por el acaparamiento y la especulación inducida, 
principalmente por el contrabando y el bachaqueo, cuyo principal 
epicentro se localiza en la ciudad de Cúcuta.
La realidad económica se complejiza aún más cuando vemos un
 contexto económico internacional afectado por la baja de los precios 
del petróleo, una coyuntura principalmente por las expectativas de 
disponibilidad de mayores volúmenes de petróleo en el mercado debido al 
levantamiento inminente de las sanciones económicas impuestas 
injustificadamente a la República Islámica de Irán, y que se darían con 
motivo del acuerdo alcanzado con las potencias del G-5 +1 (Estados 
Unidos, Rusia, China, Reino Unido, Francia y Alemania) para un 
desarrollo supervisado de su programa nuclear con fines pacíficos.
Situación que sin lugar a dudas viene siendo determinante 
en los bajos precios del crudo en los últimos días del año 2014, una vez
 que la burbuja de producción por fracking se había 
estabilizado. A pesar de este contexto macroeconómico internacional nada
 alentador para nuestro país debemos reconocer que no han hecho mella en
 el afán del presidente Nicolás Maduro en mantener las inversiones en el
 área social, e incluso en muchos casos llegando a incrementarlas 
sustancialmente.
Se trata de una acción encomiable cuando reconocemos la 
guerra económica interna a la que está sometida el pueblo venezolano. 
Como bien lo hubiera dicho el propio Chávez, "esto sólo es posible en 
socialismo".
En la frontera se está acopiando todo el papel moneda de billetes circulante de 100 y 50 bolívares
Pero retomando el tema que hoy centra nuestra atención, 
queremos referirnos a uno de los tantos oscuros negocios que se 
desarrollan en la frontera y que merece la pena ser analizado. Se trata 
de la compra en Colombia de bolívares en billetes de alta denominación a
 un precio muy por encima de su valor nominal, lo que viene generando 
que cada día sea más difícil conseguirlos para realizar cualquier 
transacción en efectivo en el país.
El resultado de esta operación es que están sacando y 
acaparando todos los billetes de alta denominación, que hasta la fecha 
se ha traducido en el decomiso de millones de bolívares que iban a ser 
pasados de contrabando, toda vez que por cada billete de 100 bolívares 
pagan en nuestro hermano país 120 en billetes de baja denominación.
Esto significa, por ejemplo, que si usted vende 10 mil 
bolívares, usted recibirá 12 mil, es decir, 2 mil bolívares más, 
representando una ganancia inmediata del 20% para cualquier 
"contrabandista de divisas". Prácticamente sin inversión alguna y con 
riesgo a todas luces mínimo.
A través de este mecanismo se está acopiando todo el papel 
moneda de billetes circulante de 100 y 50 bolívares afectando y 
generando distorsiones en las políticas monetarias nacionales, que 
inmediatamente nos plantea grandes interrogantes: ¿Cuál es el negocio 
detrás de los que compran estos billetes? ¿Cómo se financia esta 
actividad? ¿Qué los motiva?
Resulta que una vez obtenidas estas ingentes cantidades de 
billetes venezolanos por parte de las casas de cambio en Cúcuta, y a 
través de un artificio financiero, terminan aplicándolo a los habitantes
 el cambio de 0,20 pesos por 1 bolívar, acopiando una masa de dinero que
 se cambiarán posteriormente en el Banco Nacional de Colombia en Bogotá 
con base en la tasa oficial de Venezuela de 6,30 bolívares por dólar, 
que en relación al peso se traducen en 436 pesos por bolívar, y si 
llevamos esta misma cuenta con respecto a la tasa Simadi, éstos se 
convierten en aproximadamente 14 pesos por bolívar.
Si algo queda en evidencia en este simple análisis es que 
dentro de esta componenda actúan las mafias del narcotráfico y el lavado
 de dinero que son quienes realmente controlan los grandes negocios y 
las transacciones financieras en la frontera, con la observancia y al 
amparo de los órganos oficiales de la República de Colombia.
Otra de las señales que nos deben poner en alerta y que 
configuran una nueva vertiente de las operaciones de especulación 
financiera que se presentan en esa inmensa frontera viva 
colombo-venezolana la podemos apreciar cuando vemos que en Cúcuta 1 
dólar se cotiza en 2 mil 750 pesos colombianos. Al mismo tiempo que en 
la guerra virtual que desarrollan los enemigos declarados de nuestro 
suelo patrio a través de la página web Dolar Today, imponen sin ningún 
desparpajo o sustento una tasa irreal que ahora mismo podrían estar 
haciéndole creer al país una cotización ficticia de 1 dólar en 630 
bolívares.
Toda una manipulación económica que juega con la 
especulación y las falsas expectativas que en el corto plazo tenderá a 
agudizarse si no tomamos las medidas del caso, y nos pone en un camino 
que podría terminar dejándonos sin papel moneda, forzando a nuevas 
emisiones que indudablemente incidirán directamente en la inflación al 
poner una mayor masa monetaria en circulación.
Definitivamente un plan bien pensado, un circuito que al 
fin de cuentas sólo encubre actividades ilícitas y genera ganancias 
improductivas para unos pocos a costa del sacrificio de muchos, y con 
ello colateralmente logran desestabilizar la economía nacional y seguir 
atacando al gobierno del presidente Nicolás Maduro.
Mision Verdad 
 
 
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