La implosión inminente de Venezuela y las implicaciones estratégicas para los Estados Unidos
Strategic Studies Institute Por Dr. R. Evan Ellis
Si las afirmaciones publicadas por el Wall Street Journal sobre las investigaciones realizadas por autoridades estadounidenses sobre las actividades delictivas por parte del presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Diosdado Cabello, y otros líderes líderes políticos y militares venezolanos resultan ser ciertas, el alcance del problema que Venezuela representa para la región llegaría a punto aun más grave.
Durante los 16 años de “socialismo bolivariano”, las políticas anti-negocios incluyendo expropiaciones, controles de precios y de divisas, corrupción gubernamental y el incremento del crimen han destruido prácticamente toda la actividad productiva en el país.
El impacto de la caída en la producción nacional y la falta de disponibilidad de moneda extranjera se ha hecho más evidente desde la muerte de Hugo Chávez (aunque los problemas comenzaron mucho antes): largas colas y la escasez de la mayoría de productos de consumo básico; 11 devaluaciones de la moneda oficial, así como la aceleración de la inflación, superior al 200%.
En los regímenes democráticos, aunque la presencia de la democracia sea mínima, un gobierno que tiene niveles tan altos de corrupción y que ha demostrado tal incompetencia en la gestión de su economía sería votado rápidamente fuera del gobierno. Si tal gobierno pusiera a su pueblo y a la estabilidad del país en riesgo, los militares, como guardianes del orden público, intervendrían para salvar al país. Es alarmante que en Venezuela ninguno de estos mecanismos correctores parece ser capaz de operar para evitar la tragedia.
Implicaciones para los Estados Unidos.
Desde la perspectiva de Estados Unidos, el peligro que representa Venezuela surge de la confluencia de cuatro factores:
1. el estancamiento político que hace que sea improbable que Venezuela pueda resolver la crisis por sí misma, o con la ayuda de sus vecinos, antes de agravarse aun más,
2. la destrucción casi total de la capacidad de producción de alimentos y productos de consumo básico durante 16 años de socialismo bolivariano, que magnificarán las consecuencias humanas y el nivel asociado de la desesperación y la agresión mientras la crisis se profundiza,
3. la posición geográfica estratégicamente importante del país como un punto de transporte de drogas hacia Estados Unidos y Europa, un refugio para grupos terroristas colombianos y la ubicación de vastas reservas de petróleo que también se extienden en el territorio y las aguas de países vecinos como Guyana y Trinidad y Tobago y,
4. el papel de Venezuela como un punto de entrada en la región para múltiples actores extra-hemisféricos con diferentes intereses estratégicos en conflicto con los de Estados Unidos, incluyendo la República Popular de China, Rusia e Irán.
La interacción de los dos primeros factores sugieren que la situación puede generar un colapso económico y el caos político. Posiblemente con el hambre generalizada, las enfermedades y la violencia entre las personas que están desesperadas por sobrevivir y con un gobierno narcotraficante desesperado en poder controlar la situación.
Incluso más allá de las protestas políticas, ya que las condiciones se deterioren, el ejército tendrá que aumentar el uso de la fuerza para mantener el orden.
En caso de que Venezuela se hunda en la violencia y el caos, vecinos como Colombia, Guyana y Brasil, y países del Caribe como Aruba, Curazao, Bonaire y Trinidad y Tobago se verán obligados a la tarea costosa de aumentar el control de fronteras para gestionar los retos secundarios de los refugiados, la violencia terrorista y la criminalidad.
Así mismo, Estados Unidos y Europa tendrán que esforzarse aun más en detener el flujo de droga que se origina en Venezuela, así como reforzar las fuerzas de seguridad del Caribe y Centroamérica para apoyar esta tarea.
Cuando el número de acusaciones internacionales crezca y más funcionarios venezolanos sean añadidos a la lista del Departamento del Tesoro de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC), las élites políticas y militares de Venezuela se encontrarán cada vez más atrapadas dentro de las fronteras del país. Al mismo tiempo, el aumento de la vigilancia exterior y el aislamiento del país también harán que sea menos práctico para el crimen organizado el poder usar a Venezuela como refugio, lo que agravará aun más la competencia entre las élites criminales que buscarán ingresos desesperadamente.
Por lo tanto, al final, el miedo a investigaciones por parte del gobierno de los Estados Unidos, pudiera ser lo que detone una lucha sangrienta entre las élites venezolanas.
Los Estados Unidos puede y debe reconocer las consecuencias de la degeneración de la situación en Venezuela y debe trabajar con socios e instituciones regionales para prepararse y mitigar las consecuencias.
También puede ser aún más necesario que Estados Unidos le ayude a Colombia a controlar su frontera oriental si la anarquía en Venezuela crea un santuario de facto en la que grupos guerrilleros puedan seguir funcionando, poniendo en peligro el proceso de paz.
El colapso de Venezuela es una tragedia para el pueblo venezolano, para sus vecinos y para todos los países de la región. Sin embargo, para los Estados Unidos, también es una oportunidad para fortalecer su papel como defensor de la democracia, la estabilidad y el desarrollo hemisférico. http://interamericansecuritywatch.com/la-implosion-inminen…/
Haga click aquí para tener acceso a reporte original en inglés.
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