Diosdado Cabello, presidente del Parlamento venezolano, es acusado por
Estados Unidos de narcotraficante. Esto ocurre en un año de elecciones
parlamentarias. Léase bien, en un año de elecciones parlamentarias. Pero
las elecciones no son el propósito medular de esa campaña.
La política como mercadería ha consistido en el manejo de la opinión,
en la compra-venta de voluntades y orientaciones políticas, en el
manejo del electorado al cual se le venden desde informaciones sesgadas
hasta "informaciones" teledirigidas desarrolladas con fines concretos.
No es nada novedoso en la política, pero en muchos ámbitos sigue
funcionando tal cuestión. Los bodrios montados para hacer política, o
más bien, pseudo o antipolítica, tienen asidero entre una masa de
consumidores ávidos, claramente referenciados, quienes consumen y
divulgan tales bodrios. Es así de simple.
PDVSA por años en la mira de la oposición |
Los consumidores de bodrios en Venezuela se encuentran
mayoritariamente atrincherados en la oposición. Son los mismos que
todavía esperan la muy pregonada quiebra de Pdvsa desde que los
"expertos petroleros" comenzaron a pronosticarla desde 2003, con cifras y
todo. Pero los bodrios no son diseñados exclusivamente para los
opositores, también intentan llegar como armas subliminales,
desmovilizadoras, desmoralizadoras en el lado del chavismo. Y este es el
meollo del asunto, cuando desde todos los vectores el asedio contra
Venezuela arrecia.
El objetivo táctico es Diosdado, son las elecciones parlamentarias,
es el liderazgo de Maduro. Pero el objetivo estratégico de la dura
campaña contra el chavismo es el desgaste, el debilitamiento, la ruptura
medular de nuestros consensos políticos paridos en Revolución. Se trata
de destruir los vínculos vertebrales que hemos consolidado de manera
transversal desde la dirigencia hasta las bases populares del chavismo.
Chavez fué el Presidente mas vilipendiado de la historia |
La destrucción de la cualidad unitaria, simbólica y sustantiva del
chavismo es el objetivo central de la desligitimación de nuestros
liderazgos. Intentar matar el nombre de Chávez, intentar posicionar la
idea de Maduro como traidor del legado de Chávez, destruir el nombre de
los principales responsables políticos en la dirigencia, son estrategias
dirigidas a un mismo blanco: la identidad y cohesión política de las
fuerzas revolucionarias.
No por casualidad vemos a Capriles invocando el nombre de Chávez para
tratar de usarlo como bandera política. No por casualidad Lilian
Tintori afirma que Maduro "rompió con el legado de Chávez" y que tal
situación "tiene en descontento a los venezolanos". ¿No son las
contradictorias afirmaciones de estos personajes una clara estrategia de
desambiguación de la identidad chavista?
Si revisamos la campaña opositora de forma integral, su discurso y su
aparente carencia de mensaje propio, nos encontraríamos con el hecho
concreto de que la derecha venezolana y transnacional son en esencia un
discurso de sí misma.
Un gran recurso de campaña empleado por la derecha es el recurso de
la falacia. Pese al uso de los símbolos e imágenes del chavismo, su
estrategia va más allá de engañar o embaucar a los chavistas para
atraerlos, su estrategia es destruir la cualidad simbólica sustantiva
que nos identifica, que nos diferencia, que nos unifica.
El arma de la falacia (líderes opositores hablando como chavistas)
articulada con la desligitimación abierta de los rostros visibles de la
dirigencia chavista intenta reproducir dicotomías entre el imaginario
chavista, así se trate de una mimetización fallida. Una de sus aristas
va por generar el efecto entre el chavismo de: "Yo siempre he sido
chavista, pero no me gustan los que ahora están en el Gobierno". Guerra
psicológica.
La campaña de la derecha intenta desdoblar al imaginario chavista,
casi al punto de intentar hacerle creer al chavismo que Diosdado y
Maduro son unos recién llegados al chavismo y que nunca tuvieron nada
que ver con Chávez. Intentan colocar la idea de que ahora el chavismo es
otra cosa, y que el proyecto chavista fue enterrado con Chávez.
Podemos estar de acuerdo en que en medio de una campaña electoral
afirmar que Diosdado es narcotraficante tiene sentido si con ello se
pretende dar un golpe de opinión y caldear el entusiasmo entre los
opositores. Pero básicamente, cuando la oficina antidrogas de Estados
Unidos, el más poderoso cartel de la droga del mundo, la DEA, participa
en una estrategia de estas características, lo hace para hacer creíble y
dar consistencia a la afirmación de que Diosdado es un capo. Si la
acción tuviera como efecto la posibilidad de insertar el expediente
Noriega, el globo de ensayo hubiera arrojado, de paso, otro resultado
favorable en la agenda intervencionista.
Pero la cuestión va más allá.
El ataque a Diosdado encaja perfectamente en el guion de la "destrucción de liderazgos", pero sobre todo en lo que en el libro El arte de la guerra
se conoce como la "estrategia del frente interno", la destrucción del
enemigo "desde adentro". En la desmoralización de sus bases y la
incubación de desapegos entre las bases y la dirigencia.
La idea es romper con los vínculos y pertinencias construidas, cuya
responsabilidad de protección recae precisamente en los líderes
concretos, como es el caso de Diosdado Cabello en el chavismo, que como
rostros visibles son quienes están llamados a mantenerse coherentes con
las aspiraciones de la base. Y Diosdado representa la línea dura contra
el terrorismo.
Al destruir a Diosdado se rompe el vínculo. Intentan posicionar la
idea de la "traición" de Diosdado y su "desviación" absoluta. Cuando
dentro de las filas de un ejército los líderes se desvían, las tropas se
desmoralizan, se fragmentan, se desmovilizan. Y esta campaña no es
exclusivamente una propaganda opositora más, no es un mero ataque a
Diosdado, es un tiro por elevación al alma del chavismo.
Nadie mejor para ser empleado en una estrategia de desmoralización
del chavismo como Diosdado Cabello. Luego de Chávez, nunca nadie fue tan
atacado como Diosdado. Desde que Diosdado asumió la presidencia de
manera interina durante sólo horas, en los oscuros momentos del golpe de
Estado de abril de 2002, Diosdado Cabello ha sido blanco de ataques y
suspicacias, de intrigas, de afirmaciones de todo tipo y sin pruebas, de
críticas y ataques tanto desde la derecha como de sectores de la
izquierda.
La derecha venezolana debe admitirlo, Diosdado es su favorito. Luego
de Chávez. La misma actitud los descoloca. Cuando les monta el bullying
en la Asamblea Nacional, sudan frío. Si les apunta con el dedo, saben
que algo no va a resultar bonito de eso, lo saben y lo odian por tal
razón. Lo odian por mil razones.
En los laboratorios de propaganda de la derecha entienden que Maduro
ha ido legitimándose en medio de las adversidades y tienen claro que
atacarlo directamente implica otros recursos, lo banalizan, lo colocan
como "bruto", como "incapaz", como "autobusero", como "reposero".
El trato diferenciado para Maduro y para Diosdado en lo discursivo
tampoco es casual. En ambos casos se construye una recreación de imagen
diferenciada, pues cada uno tiene cualidades distintas, estilos
distintos y dinámicas políticas distintas. Para él tienen un discurso
más odioso, más irracional, más infame.
Estos ataques no son nada nuevos. Son parte de una rutina que tiene
puntos altos en un inicio de año donde la suma concetrada de agresiones
apuntan a provocar un shock de espectro completo. Un pico en lo
mediático y lo discursivo que se circunscribe en el plan macro de
desestabilización continuada, permanente, contra nuestro país, contra
nuestras instituciones, contra nuestros dirigentes, pero sobre todo
contra el pueblo movilizado y consciente, alma y cuerpo de la Revolución
Bolivariana.
El 1% en hora loca acude a otro golpe de opinión como recurso,
considerando además que la agenda golpista inmediata no ha logrado
cohesionarse, articularse "políticamente" para así construir una
plataforma unitaria catalizadora, orientadora y captadora de respaldos
políticos amplios, consistentes.
12-12-14/---4 millones de US$ en efectivo fueron retenidos en un camion en puerto cabello. |
Básicamente viene otra "ayudaíta" desde Washington, de la mano de
sanciones contra funcionarios venezolanos y ahora esta acusación a
Diosdado de "narcotraficante". No perdamos de vista eso, pero no
olvidemos que donde estos ataques tienen su punto focal es en el propio
chavismo.
Asesino y represor, colaborador de Hezbollah, colaborador de Hamas,
dueño de las empresas más grandes del país, enemigo de Nicolás Maduro,
enemigo íntimo de Chávez, super-mega-hiper-corrupto, líder de una
corriente divisionista del PSUV, el accionista mayoritario de PDVSA, el
que se llevó los dólares, el que le inoculó el cáncer a Chávez, etc.
Todo eso han dicho ¿Qué otra cosa más nos van a vender? ¿Qué otra
"verdad" sobre Diosdado nos van a vender? Nadie ha logrado probar lo que
tanto pergeñan.
Estas preguntas nos pueden llevar a otra mucho más difícil de
contestar: ¿Hasta dónde va a llegar la campaña internacional contra
Venezuela? No ha de extrañarnos, en serio, si en algún momento aparece
algún funcionario del Pentágono afirmando que debajo de la casa de la
finada madre de Diosdado, en El Furrial estado Monagas, hay un depósito
con armas de destrucción masiva. Así de infames son ellos.
Fuente: Mision Verdad
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