Esta mañana leí en la prensa que los niños de Margarita marcharon
contra el bullying, un problema importado, en inglés, que nuestros
niños incorporaron a sus vidas con todas sus terribles consecuencias y
contra las cuales ahora salen a marchar.
Nosotros los padres, los niños de ayer, tenemos que apelar al
diccionario para saber contra qué marchan nuestros niños, pero la
respuesta no está en ahí, está en la televisión. En cualquier programa
de Cartoon Network, el bullying es el tema central, pero no como denuncia sino como una forma de ser “cool”.
En las comiquitas están los “loosers”, es decir, los niños “raros”, los estudiosos, los que se dejan besar por sus papás, y luego los “populares” que
son los bellos, los que se copian en los exámenes, los que dicen que el
perro les comió la tarea, los que visten a la moda, los que se burlan
del profesor, los que refuerzan sus lazos y su popularidad maltratando
al looser de su salón.
Los populares no admiten diferencias. Las niñas se peinan todas con
el mismo copete de lamida de vaca si es ese el peinado que dicta la moda
“popular”, la plancha se impone y ¡Dios libre a la gafita que esté orgullosa de sus crespos!
Lo mismo con los muchachos, si son pelos de pinchos, pues pelos de
pinchos son. Del peinado a otros gustos: la misma música, los mismos
deportes, las mismas marcas, porque las marcas de las cosas son
importantísimas para poder ser popular. Y de los gustos a los disgustos:
todos detestan lo mismo. Llama la atención cómo, de hace unos años para
acá, nuestros niños aborrecen el brócoli, que ni siquiera es parte de
nuestra dieta cotidiana, pero es el vegetal unánimemente detestado en
los programas gringos de televisión. Como al brócoli, también detestan
al niño que no es como ellos, al que no se doblega a la dictadura de la
uniformidad que exige la “popularidad”. Y de los disgustos a las actitudes, entonces se impone la crueldad.
El bullying: Veinte niños “populares” dedicados a
hacer miserable la vida de otro niño que nada les ha hecho. Así como los
chamos “cool” de la tele, esos que el final de programa, a modo inútil
de advertencia de caja de cigarrillos, les dicen compungidos, que el
bullying que han promovido durante toda una hora es malo y no se debe
hacer, así que, amiguito, ya sabes: “Dile no al bullying”.
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