La
situación actual de crisis y guerra económica en Venezuela no puede
resolverse dentro del orden capitalista, como ya hemos explicado. Los
capitalistas acaparan, esconden y hacen desaparecer descaradamente
productos, alimentos, cierran, paran fábricas y empresas, compran jueces
y burócratas para poder botar trabajadores a la calle (violando la
inamovilidad laboral), matan trabajadores, campesinos, dirigentes
estudiantiles, dirigentes indígenas, suben precios y usan
permanentemente sus medios de comunicación para culpar al gobierno de la
falta de productos y del desabastecimiento usando el absurdo argumento
por todos conocido: “la falta de dólares”.
Tal como hemos dicho en nuestros
artículos publicados ateriormente, el problema no son los dólares para
poder importar productos o materias primas, el problema es que es
imposible que puedan coexistir en paz la revolución social y la
propiedad privada de los medios de producción. La única alternativa es
expropiar a los capitalistas y colocar las empresas bajo control
democrático de los trabajadores para poder abastecer de comida y
productos a bajo costo, expropiar a los terratenientes y crear un plan
de producción de tierras para abastecer de comida a todo el país,
nacionalizar la banca, para poder crear un plan masivo de construcción
de viviendas, escuelas, hospitales, centros recreativos, teatros, en
general aumentar la expectativa de vida de las masas.
Además, se debe abolir el corrompido y
burocrático aparato de estado burgués, que se ha convertido en un
verdadero monstruo que frena cualquier posibilidad de participación de
las masas revolucionarias, en un estado que fue creado para defender el
derecho de la burguesía como clase social dominante. La creación de
comités unificados a nivel municipal, estadal y nacionalmente abolirían
totalmente el estado burgués para abrir paso a un estado democrático de
los trabajadores. La Asamblea Nacional, el centro de debates donde
participan hoy en día las minorías burguesas y propietarias de la
oposición sería abolida para crear una Asamblea Revolucionaria con
diputados obreros elegibles y revocables en cualquier momento que
representen los intereses del pueblo. Estos diputados deben ser elegidos
por consejos revolucionarios de base. Ésta es la verdadera democracia
que defendemos y no la participación de empresarios mafiosos y corruptos
como lo hemos visto hoy en día.
Estas medidas están a la orden del día,
al alcance del gobierno. La Ley Habilitante permitiría expropiar a los
capitalistas, banqueros y terratenientes movilizando en masa al pueblo.
Es el mismo debate de la revolución española de los años 30 “primero ganar la guerra, después la revolución social” dijeron los estalinistas en España, “ganar la guerra económica, la próxima elección y después la revolución social”
nos dicen los reformistas hoy en Venezuela, pero ¿cuántas elecciones
más deben ganarse si el pueblo ya ha participado en más de diez
elecciones durante quince años?
Está claro que para los reformistas 15
años no son suficientes. Para ellos la revolución en Venezuela es
estrictamente democrática y por tanto burguesa y por lo tanto deben “buscar alianzas” “tender puentes”
a la burguesía, para ellos las tareas que están a la orden del día son
democrático-burguesas. Pero debemos preguntar ¿Cuántas reuniones se han
hecho con los empresarios venezolanos? ¿Cuáles han sido los resultados
de estas reuniones? Quizá la más importante de todas estas reuniones fue
la del llamado “Reimpulso Productivo” cuando Haiman El Troudi era
ministro de Planificación. La reunión fue con los principales banqueros,
empresarios y terrateniente de toda Venezuela. Se flexibilizó Cadivi
(la institución responsable en distribuir los dólares en Venezuela), se
eliminó el impuesto a las transacciones financieras, se dieron créditos a
las grandes empresas y se hizo una especie de alianza con Lorenzo
Mendoza de empresas Polar. Debemos insistir con la misma pregunta:
¿Cuáles han sido los resultados?
Vimos como VTV junto a algunos diputados de la derecha endógena impulsaron un fulano grupo llamado “Empresarios por Venezuela”
(EMPREVEN) que se volvió polvo cósmico rápidamente, pues su mayor
dirigente se vio envuelto en una trama mafiosa de lavado de dinero de un
banco a otro. Otro de los miembros de Empreven se vio envuelto en un
grave caso de narcotráfico siendo arrestado en Colombia. El tiempo
demostró que Empreven no fue más que una asociación de mafiosos que
adulaban al gobierno para conseguir prebendas de la burocracia.
Sólo quedan dos fulanos empresarios que
supuestamente apoyan al gobierno: Miguel Pérez Abad de Fedeindustria,
que se molestó porque el gobierno aprobó la ley de las comunas y nadie
le consultó a él como burgués y Alberto Cudemus de Feporcina que aparece
en la televisión estatal y privada antes de todos los diciembres para
subir los precios del pernil. Estos dos empresarios dicen apoyar al
gobierno en verdad sólo para flexibilizar las políticas revolucionarias a
su favor. “¡Pero hemos conseguido dividir a la burguesía pues los banqueros nos apoyan!”
Nos dicen los burócratas desde sus grotescas oficinas con costosos
aires acondicionados. En verdad los banqueros esperan que las últimas
decisiones del Banco Central les favorezcan, ya sea bajando o subiendo
las tasas de interés.
Tal como hemos explicado, cada paso
atrás que dé el gobierno la burguesía exigirá dos más hasta llevarlo
donde ellos realmente quieren: eliminación de impuestos, eliminación de
la inamovilidad laboral y del control de precios, liberar totalmente el
dólar y quizás el más importante: acabar con el gasto público “que
genera inflación”, es decir, acabar con las misiones sociales, acabar
con la inversión en hospitales, escuelas y viviendas. Ya han pasado
cinco años de la reunión del “Reimpulso Productivo” y todos sabemos los nefastos resultados.
Maduro ha llamado a Mendoza nuevamente
para “dialogar por la paz” una vez más. Todos los venezolanos saben los
resultados de las reuniones con Mendoza que no llegan a nada. Mendoza
tuvo la desfachatez de decirle al gobierno que se debe crear “una
comisión de la verdad económica”, por supuesto, para decir que el
desabastecimiento es producto de la falta de dólares. El año pasado,
Mendoza dijo que empresas Polar sólo produce el 48% de harina precocida y
que el resto es responsabilidad de la competencia (otras marcas de
harina) y del gobierno. Sin embargo dio un elemento interesante: dijo
que en el 2012 no consiguieron producir más por “conflictos sindicales
amparados por la impunidad de la nueva ley del trabajo” (2).
Los trabajadores denunciaron que
empresas Polar está produciendo al 100% y que no tiene sentido la
desaparición de harina, arroz, aceite y pasta que reina en el país. Es
evidente que la producción de Polar, y a su vez los derechos de los
trabajadores, choca con la propiedad privada. Para satisfacer la
necesidad e incrementar la producción es necesario expropiar empresas
Polar e implementar el control obrero, pues como vemos, los trabajadores
saben más que el propio empresario el total de la producción nacional
(3).
El desarrollo de las fuerzas productivas
en Venezuela pasa estrictamente por la expropiación de los
capitalistas, el atraso en tomar ésta medida ha sido el principal
responsable del estancamiento en la transición al socialismo al que
hacía referencia Maduro. El gobierno se ha enfocado en la búsqueda de
dinero (y dólares) para poder mantener el gasto público, es como un león
que tiene una vaca gorda al frente e insiste en comer hierbas porque no
tiene nada que comer. La nacionalización de la banca permitiría que el
gobierno cuente con el dinero necesario para poder mantener y
desarrollar las misiones sociales, crear un plan masivo de construcción
de viviendas, escuelas, hospitales. La expropiación de la industria
permitiría crear puestos de trabajo en masa, desarrollar nueva
tecnologías, acabar con el desabastecimiento. La expropiación de los
latifundistas permitiría abastecer todos los mercados con productos
agrícolas. El monopolio estatal del comercio exterior (junto a la
expropiación de los capitalistas) acabaría definitivamente con la
especulación de dólares que ha impulsado la burguesía a nivel nacional e
internacionalmente. Todo esto sobre la base de un plan discutido
democráticamente con los consejos obreros y comunales que desarrollarían
Venezuela rápidamente.
Son estas medidas que defienden los
bolcheviques en la corriente marxista Lucha de Clases en el PSUV. Sin
embargo, el menchevismo hace su trabajo permanentemente colocando ideas
reformistas en el movimiento revolucionario para crear confusión dentro
de sus filas, mientras controla la mayoría de las instituciones
burocráticas. Ese es el papel fundamental de la burocracia dentro de la
revolución y no otro: apropiarse de todos los espacios políticos de la
revolución para defender sus intereses personales haciendo discursos a
veces de izquierda y a veces de derecha, en ese vaivén de discursos la
revolución y la economía se mantienen estancadas.
Los marxistas del PSUV hemos explicado en nuestros artículos publicados en nuestra página www.luchadeclases.org.ve
cuáles son las tareas que deben realizar los dirigentes de la
revolución para llevar la revolución hasta el final. Los medios de la
burguesía salieron asustados cuando el camarada Alan Woods publicó el
artículo ¿Adónde va la revolución venezolana? (4) donde explica
pacientemente el papel que tiene que jugar la dirección política de la
revolución. La derecha no perdió tiempo (Primero Justicia
fundamentalmente) y salieron rápidamente a dar una rueda de prensa en
contra del artículo de Alan Woods (5). Estudiaron bien el artículo,
criticando justamente el punto de cómo ganar a las capas medias de la
sociedad (donde la derecha tiene más fuerza). Los medios de comunicación
hicieron toda una campaña en nuestra contra a nivel regional, nacional e
internacionalmente. ¿Por qué preocuparse con un grupo pequeño? Por una
sencilla razón: ellos saben que los militantes de la corriente marxista
Lucha de Clases tenemos el programa que acaba definitivamente con la
burguesía como clase social dominante, es decir el programa del
marxismo.
Existen hoy un grupo de bandidos
contrarrevolucionarios vestidos de rojo que están infiltrados en altos
cargos en las principales instituciones y ministerios en todo el país,
diciendo que las “condiciones para la revolución socialista no están maduras”.
Volviendo a Trotsky decimos que las condiciones hoy en día no sólo
están maduras, sino que están comenzando a podrirse. Dentro de la
burocracia pugnan dos ideas (ambas reformistas) una que la revolución
debe hacerse por etapas, primero la revolución democrático burguesa,
condenando al proletariado a años de capitalismo y de horror sin fin
(como diría Lenin) para algún día (no se sabe cuándo) expropiar a los
capitalistas. Pero, debemos preguntar ¿cómo ha respondido la burguesía
ante lo que supuestamente es su revolución? ¿Han abierto empresas? ¿Han
creado más puestos de trabajo? Ya hemos respondido claramente a esta
pregunta.
La otra idea es que el gobierno debe
dedicarse a crear “Empresas de Producción Social” desarrollar más la
producción estatal en oposición a las empresas capitalistas, una tarea
que nadie sabe cuántos años va a durar. Es totalmente imposible crear
islas de socialismo en un mar de capitalismo donde reina justamente la
anarquía del mercado y la competencia (y en esto los capitalistas son
expertos), estos buscarán por todos los medios posibles comprar materias
primas más baratas, explotar a la clase trabajadora, evadir impuestos
para poder vender sus productos más caros y aumentar así sus ganancias.
Es una especie de vía china
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