La parafernalia mediática en Colombia ha retumbado. La alta (o más bien
baja) política ha encausado la opinión nacional colombiana contra
Venezuela, luego del cierre fronterizo en Táchira. Las alarmas se han
prendido y la situación es de alta tensión. Son éstas señales
inequívocas de que el cierre fronterizo ha dado un golpe franco, severo,
a oscuros negocios asociados al más alto poder en Colombia.
Olvidemos las deportaciones, tal acto soberano de Venezuela hacia una
microscópica parte de los colombianos que viven felizmente en Venezuela
o que han sido nacionalizados, es un entramado de propaganda para
barrer bajo la alfombra. Al Gobierno colombiano y a sus medios no les
duele su gente. En Colombia 1 millón 400 mil familias han sido desalojadas de sus casas por los bancos, a razón de 300 familias por día, mientras la tierra rural y urbana sigue en manos del capital privado con el desplazamiento forzoso
por parte de la fuerza pública de indígenas y barriadas enteras en las
ciudades y en la Guajira. La estrafalaria desproporción mediática contra
Venezuela tiene una explicación más profunda.
La gasolina en cifras
Días siguientes del cierre fronterizo, el vicepresidente venezolano
Jorge Arreaza publicó, como parte del más alto nivel del Gobierno, una
cifra que asombró a gran parte del país: en un solo día se vendieron 1 millón de litros menos de gasolina en el estado Táchira.
Las cifras son astronómicas. En promedio, la División de Mercado
Interno de Pdvsa está ahorrando 1 millón de litros de gasolina al día en
sus despachos al estado Táchira. Sin contar que el bachaqueo de
combustible asociado al eje fronterizo tachirense tiene un alcance que
se hace sentir en estaciones de servicio de los estados Mérida, Barinas y
Zulia en el Sur del Lago de Maracaibo, lo cual indica que las cifras en
ahorro de combustible podrían ser mucho mayores.
Básicamente la gasolina que Pdvsa está ahorrando en estos momentos
sólo en el estado Táchira, significa al menos 30 millones de litros de
gasolina ahorrados al mes. El precio promedio internacional de la gasolina
en estos momentos puede llegar a los 1,57 dólares por litro si esa
gasolina se colocara en exportación, los ingresos que podría obtener la
República podrían alcanzar los 47 millones 100 mil dólares, una cifra
que al año significa más de 565 millones de dólares.
Tal es la magnitud del contrabando de gasolina a Colombia, que
básicamente el 90% de la gasolina que circula en Cúcuta y el Norte de
Santander proviene de Venezuela. Según el diario La Opinión de Cúcuta, citado por el blog La Tabla,
de 11 millones de galones requeridos al mes, el estado colombiano sólo
asigna 1 millón. Y en esto ha consistido una parte del desangre
articulado de la paraeconomía colombiana contra y desde Venezuela.
El cierre fronterizo del puente internacional Simón Bolívar y de las
trochas en Táchira ha significado un daño profundo al orden
paraeconómico en Colombia. El diputado presidente de la AN, Diosdado
Cabello, ha señalado que la ciudad de Cúcuta ha dejado de aportar 300
millones de dólares diarios y 9 mil millones de dólares mensuales a los
bolsillos de las grandes mafias que controlan la paraeconomía en
Colombia y que tienen sus tentáculos en Venezuela, esto producto del
contrabando de alimentos y 1 millón de litros de combustible del
contrabando. También, señala Cabello, que "otros negocios oscuros han
sido golpeados, y estos prosperaban ante la mirada cómplice de las
autoridades de la región".
La reacción colombiana por el cierre ha sido consistente, intentan de
alguna manera disuadir a Venezuela para evitar el cierre por el Zulia, y
es que probablemente la cuestión de la gasolina es mucho más grave en
ese estado. En febrero de este año, cuando el precio del dólar paralelo
(principal acelerante del contrabando) no se encontraba en los
supraexponenciales niveles actuales, Panorama divulgó unas
importantes cifras, de la mano de estimaciones de Pável Rondón,
exembajador de Venezuela en Colombia: el 60% del combustible que sale de
contrabando, sale desde el Zulia.
El 60% del combustible que sale de contrabando, sale desde el Zulia
El titular de Pdvsa, Eulogio del Pino, en febrero de este año
apuntaba que "diariamente se fugan vía contrabando cerca de 100 mil
barriles de combustible". Esta estimación es nacional. Si hablamos de
litros (pues el barril como unidad de medida representa 159 litros),
estaríamos hablando de la extraordinaria cifra de 15 millones 900 mil
litros de gasolina desangrada al día, con estimaciones al mes de
febrero. Básicamente, según esta afirmación, si del Zulia salen 60 mil barriles por día,
los cálculos sugieren que las pérdidas diarias en la región oscilarían
en 5,2 millones de dólares, mientras que las anuales ascenderían a 1,9
millardos de dólares aproximadamente. Esto equivale en dólares a la
mitad del último tramo de pago de la deuda griega. Y en combustibles, al
día, la cifra representa en dos tercios la cantidad de combustible que
Venezuela suministra a los países de Petrocaribe.
Las cifras de ahorro en combustible en Táchira están por consolidarse
y darán una radiografía real con respecto a la estimación que hiciera
Eulogio del Pino en febrero. Sin embargo, Juan Ricardo Ortega, encargado
de la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales de Colombia (Dian),
aseguró durante una entrevista concedida al diario zuliano Panorama en febrero, que el 15% de la gasolina que se consume en ese país proviene de Venezuela mediante el contrabando.
Contrabando adentro
La institucionalización del gran y pequeño contrabando de gasolina
venezolana a Colombia es de conocimiento público. Hablamos de
consolidadas redes de "pimpineros", expendedores informales que tienen
un protagonismo importante en el suministro de combustible al Norte de
Santander y el oriente colombiano.
Pero las denuncias con respecto al gran contrabando son mucho más
complejas. Verónica Díaz Hung entrevistó recientemente a David
Paravisini, quien afirmó que las empresas colombianas Vetra, Pacific
Rubiales y Petromagdalena junto a Ecopetrol, la petrolera estatal
colombiana, comercializan como propia la gasolina venezolana.
Paravisini explica que en Colombia se promulgaron unas leyes según
las cuales la gasolina que entra por la frontera no tiene banderas y se
reconoce como producto colombiano, en otras palabras, nacionalizan el
contrabando, porque no hay que declarar el origen de la mercancía.
Afirma Paravisini que en 2004, ante la declinación en la producción
de crudo en Colombia (por debajo de 400.000 BDP), Ecopetrol determinó
que Colombia dejaría de autoabastecerse de combustibles a partir de ese
año. Bajo esta presión, el entonces presidente Álvaro Uribe desconoció
los acuerdos firmados con el Comandante Chávez y emitió los decretos
2337, 2338, 2339 y 2340, claves para legalizar el ilícito fiscal y
apropiarse sin pagar de cuantiosos volúmenes de gasolina y diesel
venezolanos. Con esa medida se colombianizaban los combustibles
contrabandeados desde Venezuela, sin requisitos de importación. También
se crearon los denominados centros de acopio de combustibles a lo largo
de la frontera con Venezuela, autorizando a "empresarios fronterizos" a
manejar esos centros de acopio con capacidad para suministrar gasolinas y
diesel al mercado interno y exportarlo a través de Ecopetrol.
"Ecopetrol vende la gasolina venezolana que entra por contrabando"
"Nos han inducido a pensar que es un problema de pimpineros, o de
unos cuantos wayúu, quienes son los que están contrabandeando, pero las
magnitudes que se manejan sugieren que se trata de organizaciones que
tienen capacidad de almacenamiento de combustible y la infraestructura
para despachar a los sistemas de distribución oficiales de Colombia,
porque Ecopetrol vende la gasolina venezolana que entra por
contrabando", señaló Paravisini.
Hay denuncias concretas sobre el funcionamiento del contrabando desde
Venezuela a Colombia. Básicamente, camiones con toneles repletos de
gasolina pagan a funcionarios corruptos en Venezuela y atraviesan
trochas por Coloncito (Táchira) rumbo a Colombia. Estos camiones con
placa venezolana atraviesan parte del territorio colombiano, siendo en
ocasiones hasta escoltados por militares colombianos, rumbo a la
refinería de Barrancabermeja, en Santander, más al sur de Cúcuta, donde
se encuentra la principal refinería de Colombia. La práctica es idéntica
desde la Guajira venezolana y colombiana, donde las condiciones del
terreno permiten una mayor movilidad de los camiones desde Venezuela,
hasta el río Limón, donde son despachados los toneles de gasolina a
camiones colombianos que, sin pudor, atraviesan a Colombia desde el
noreste rumbo a Barrancabermeja.
Una situación a largo plazo
El cierre fronterizo ha desnudado la cualidad estructural de
Colombia. Un país que se ha paradesarrollado parcialmente en el centro,
relegando a su periferia y al oriente colombiano al ostracismo
económico, a la pobreza y a la dependencia de Venezuela, bien sea por
las actividades lícitas como también de las ilícitas.
Pero la cuestión energética es mucho más profunda. El contrabando no
es una cuestión estructurada alrededor de los "pimpineros" o pequeños
contrabandistas. Aunque estas rémoras de la economía malsana hacen mucho
daño, son sólo eso: rémoras. Las verdaderas mafias son aquellas que
estructuran corruptelas, que compran a funcionarios venezolanos o que,
en muchos casos, les amenazan a ellos y a sus familias en territorio
venezolano para colocarlos al servicio de estos flagelos.
La estruendosa reacción de Colombia al cierre fronterizo tiene otras
razones mucho más complejas. El carbón que sale por el Norte de
Santander sale rumbo a Europa vía Venezuela, pues Colombia se ha servido
de la infraestructura venezolana para tales fines. El Norte de
Santander produce cerca de 200 mil toneladas de carbón al mes, el cual
es exportado a Europa desde puertos venezolanos y tiene un precio de 52
dólares la tonelada, por lo que las pérdidas diarias se estiman en 400
mil dólares. El sector emplea a unas 15 mil personas.
Otra cuestión a saber es que el precio mundial del petróleo toca el
piso, y Colombia no escapa de esa realidad. Colombia también depende en
buena parte del precio petrolero, y ya Ecopetrol es una empresa bastante
frágil. El cierre del grifo de la gasolina venezolana podría, al cabo
de unos meses, poner a tambalear a Ecopetrol.
Colombia recurrirá al fracking para sacar el máximo provecho a sus pozos petroleros en declive. En 2014 se estimó que Colombia tendrá petróleo para sólo 6 años,
a menos que aparezcan nuevos yacimientos. El país invierte la
exorbitante cifra de casi 12 mil millones de dólares en sísmica
(búsqueda de reservas), sin hallar nuevos grandes reservorios. En gas,
sus cifras son también desoladoras, las estimaciones son hasta apenas 10
años. Con la segunda gasolina más cara del mundo, Colombia tienen una
inercia estructural que la hace depender de ilícitos y extracción de
combustibles y energía desde Venezuela.
Mision Verdad
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