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viernes, 25 de septiembre de 2015

“Estáis bien preso”, le dijo la “marcha” de la MUD a Leopoldo (Luis Semprún Jurado)

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“El odio ha cegado al opositor venezolano,
porque consume información basura”
Un lector
“Qué fue, camarita, ¿como te sentís?” me saludó Anacleto mientras se sentaba a mi lado. “¿Qué te pareció la marcha del sábado en apoyo al monstruo de Ramo Verde?” Sonrió y aun con la sonrisa en los labios continuó: “El apoyo al condenado a casi catorce años está en caída libre. Lo que vimos fue una menguada manifestación que ni siquiera pudo llenar la avenida Francisco de Miranda”. Hizo su acostumbrada pausa y luego dijo: “El país pendiente de que se dé la reunión Maduro-Santos, para tratar de arreglar los problemas binacionales, que la desatención del gobierno colombiano para con su frontera y sus connacionales nos han causado, como el bachaqueo de alimentos y de combustible, al que le han sumado el de nuestros billetes de alta denominación, el paramilitarismo y las bacrims, la distorsión cambiaria… es decir, todo aquello que nos está haciendo la vida cuadritos, y ellos con una marcha de apoyo a un condenado por los actos de terrorismo del año pasado, donde hubo 43 muertos y mas de 800 heridos”. Y sin modificar la vehemencia que encerraban sus palabras, me preguntó: “¿Cuantos años le hubieran dado en el imperio por la mitad de los hechos que instigó y de los cuales aún no se ha arrepentido? ¿Será que cree que se nos han olvidado lo que dijo en televisión luego del golpe de estado del 2002 y del llamado a los estudiantes a organizarse en protestas no pacíficas en estos últimos años? ¡Yo te aviso, chirulí!”.

Como de costumbre, Anacleto no dejaba de tener razón en lo que exponía, porque con sólo mirar atrás podemos darnos cuenta de lo que muchos venezolanos expresan en las calles de Venezuela: Sin justicia no hay paz. Y esta vez, a ese que sueña con ser Presidente de todos los venezolanos, le echó el guante el largo brazo de la ley. Se creía intocable, como aún muchos otros se creen, pero la realidad es que, ante la ley, todos debemos hacernos responsables de nuestros actos.

La imaginación de los manifestantes opositores parece no tener límites. Creen todo lo que les dicen los de su bando y no tienen el menor interés de conocer la realidad de boca de la gente de a pié. En verdad se creen mayoría porque piensan que, con el descontento que han creado con sus guerras mediática, alimentaria, sanitaria y económica, unida a sus guarimbas del año pasado, van a capitalizar el voto del pueblo. El llamado del “Chuo” a una “marcha de apoyo a Leopoldo” y a iniciar un “gran movimiento social” con una ruta “nacional e internacional” para “demostrar su cohesión y capacidad de movilización” terminó en un gran fiasco. Los opositores, algunos de ellos vestidos de blanco, portando pancartas en las que llamaban a la militancia chavista “focas rojas” y “enchufados”, se concentraron en la estación del metro Chacao, en Caracas, en una menguada manifestación que ni siquiera pudo llenar la avenida Francisco de Miranda. Y éste fue el reflejo de lo que ocurrió en el resto del país, a pesar de que, con esta marcha, se pretendía dar inicio a las actividades de cara a las elecciones parlamentarias del próximo 6 de diciembre.

Es triste que esta oposición desunida no se enterara de una nota publicada la semana pasada en el New York Times, en la que advertía sobre el pírrico apoyo recibido por Leopoldo de parte de la oposición, cuando “sólo unos cientos de personas se presentaron en una manifestación para respaldarlo, un día después de que fue condenado y sentenciado”. “El pequeño tamaño de la concentración lo dice todo: la oposición está desanimada y fuera de balance”, refiere la nota del NYT, publicada el 11 de septiembre. Lo que le faltó decir al New York Times, en su nota, es que esa es la realidad de la llamada MUD (traducida del inglés = MUGRE): un cogollo oligárquico, de jefes de partidos políticos hace tiempo desertificados, que toma decisiones a espaldas del pueblo y que habla de “democracia representativa”, para decir que ellos representan al pueblo, mientras que el ciudadano común se ha acostumbrado a una “democracia participativa y protagónica”, tal como se la enseñó el Eterno Comandante, en la que él participa en la toma de decisiones.

Decía Mario Silva, sobre la escasa participación a la marcha de este sábado, (sic): “Ahora el mismo pueblo le está pasando factura…, este pueblo sabe lo que están haciendo los de la oposición, tienen 16 años haciendo mucho daño;… ellos han tenido sus metidas de pata al alinearse con el gobierno de los Estados Unidos sobre el caso de Colombia y Guyana”. Y no deja de tener razón en su apreciación.
Debo aclararles que fuentes bien informadas me han dicho que en la MUGRE están de fiesta con la condena de Leopoldo, porque ya les era un estorbo. Ellos hacen su aguaje, pero internamente, algunos más que otros, son responsables de su entrega al revelarse los planes para asesinarlo y convertirlo en “mártir”. No crean que se entregó porque “es serio y responsable”; no, se entregó porque sabía que había un plan para matarlo preparado por sus “amigos”, al reconocer algunas voces en los audios que se le presentaron, tanto a sus padres, como a él. ¿Verdad, Lilian?

Hoy en día, nadie en la MUGRE le para al “Chuo”. Ahora la cabeza visible de los fracasados es el joven y novel dirigente político Henry Ramos Allup, que “nada tuvo que ver con los 40 años de exclusión y maltrato al pueblo venezolano y extranjero que aquí habita”. Y él está feliz de los casi 14 años de condena; se quitó ese fastidio y a su aliada de encima. Ah, y aspira a ser Presidente de la Asamblea Nacional.
No es mi costumbre, pero aquí les dejo un par de vínculos a un artículo publicado el 27 de julio de este año, por la revista norteamericana de política internacional, “Foreign Policy”, titulado “The making of Leopoldo López” (La fabricación de Leopoldo López) del autor Roberto Lovato. Uno es la traducción al español y el otro es el original de la revista Quizá entonces entiendan por qué la marcha de la MUGRE le dijo a Leopoldo: “Estáis bien preso” y lo dejó solo. Pronto será sólo un recuerdo y ya nadie lo nombrará, como han hecho con Lorent Gómez Saleh y otros. Ah, antes de que se me olvide, como ya Ledezma está curado, el pueblo exige que vuelva a prisión; ese es otro que “no rompe un plato”.


Algún día se darán cuenta de que el pueblo ya conoce a sus verdugos y que por eso ¡NO VOLVERAN!
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