El miedo, esa perturbación angustiosa
que muchas veces siente el ser humano por un riesgo o un daño real, es
un arma muy poderosa que puede servir a cualquier objetivo. Hay miedos
insuperables, como también situaciones para ciscarse de miedo. Pero
existen otros miedos que se expanden y ponen en peligro a toda la
comunidad porque la angustia se hace colectiva en la mayor indefensión, como cuando se corre el rumor de secuestros de niños, no en expresión coloquial, sino en intención perversa para crear conmoción social.
Es miedo de todos. En estos días, por ejemplo, en el trajín del tema de
la inseguridad, unas mentes criminales hicieron andar el rumor de
secuestros de niños en el país. Por supuesto, fue para crear el miedo de
todos, más allá de lo que se ha dicho en cuanto a la sociedad de
riesgos objetivamente insegura.
Muchos estudiosos de la teoría social se preguntan qué hacer con las exigencias de seguridad
porque, independientemente de la inseguridad como tal, propia de
cualquier sociedad postindustrial, hay algo que se corresponde con una
dimensión subjetiva de ese fenómeno social y que no se puede ocultar. Se trata de una sensación social de inseguridad, aquí o allá, omnipresente, cuya definición la hace el jurista español Jesús Silva Sánchez en los términos de la “inseguridad sentida”,
o forma especialmente aguda de vivir el riesgo. Dice que los nuevos
riesgos, tecnológicos o no, existen; pero asimismo lo es la propia
diversidad y complejidad social con la sobreinformación y la falta de
criterios para decidir lo que es bueno o lo que es malo, o en qué se
puede confiar y en qué no, lo que constituye un germen de dudas,
incertidumbres, ansiedad e inseguridad. Es decir: de miedo.
El papa Juan Pablo II dijo, en su encíclica Fides et Ratio,
que el hombre vive cada vez más en el miedo. Se trata de la angustia de
sufrir el mal en una sociedad acelerada y en medio de las nuevas tecnologías de la comunicación. Es el mundo de la “inseguridad sentida”.
Pero en este país se viene acentuando con más énfasis una relación
peligrosa del ejercicio de la política con la sensación social de
inseguridad y el modo de proceder de algunos medios. Vemos con
preocupación cómo se refuerza el miedo con la noticia engañosa. ¿Por qué hacer sufrir a toda una comunidad?
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