El capitalismo ha configurado métodos y fórmulas para determinar los
niveles de "bienestar" o "crisis" de los países y que se reducen a
postulados del glosario economista. Intentando ser parámetros objetivos,
parten de la lectura simple de aclarar quién está "bien" y quién está
"mal".
Venezuela,
sumergida aún en las reglas de nomenclatura de la economía global,
tiene sus estadísticas, sin que éstas aún puedan determinar los niveles
de bienestar y felicidad social, equidad y restablecimiento de los
derechos fundamentales de su población. Las estadísticas son
insuficientes. Como lo comentaba Chávez, necesitamos instrumentos nuevos
para medir lo que el econometrismo no ha medido en años recientes en
nuestro país.
Para nombrar dos ejemplos. Si un venezolano acude a un Centro de Alta
Tecnología de Barrio Adentro para realizarse gratuitamente un examen
médico catalogado como costoso, eso no ingresará como una medición en el
Producto Interno Bruto (PIB), pues éste mide lo que intercambiamos en
bienes y dinero, no en consolidación de derechos, salud y felicidad. Si,
por otro lado, el Estado financia, da tierras y apoya a 200 productores
de maíz que realizan esta actividad de manera colectiva, el impacto de
la producción de ellos será medido en cifras de crecimiento económico,
como se mide la actividad de cualquier empresa capitalista.
No se mide la inclusión y democratización económica, la reversión de
las relaciones de propiedad, ni se mide el valor sustantivo de la
seguridad y soberanía alimentaria del territorio y personas beneficiadas
con esa acción. Como vemos, hay cosas que las fórmulas y mediciones
actuales no pueden medir porque sencillamente no fueron pensadas para
eso. Fueron creadas para determinar los niveles de salud o malestar del
capitalismo.
Pero incluso en los mismos términos del capitalismo, la realidad
venezolana tiene a simple vista paradojas y contradicciones que generan
debate. Unas cifras dicen que "estamos bien", otras que "estamos mal".
Revisando meras cifras no resolveremos el tema de fondo: el de la
política detrás del hecho económico. Pero aún así debemos preguntarnos:
¿Es Venezuela un país en crisis, en verdadera crisis económica?
Más importante es la siguiente pregunta, entendiendo que las crisis
económicas son en consecuencia crisis sociales: ¿Cuál es el epicentro
real de la situación económica venezolana?
Las cifras
Revisemos primeramente algunas de las cifras con las que se estudia
la economía de cualquier país haciendo una presentación comparativa con
Venezuela.
Producto Interno Bruto: Es la cifra que indica los
niveles de crecimiento o recesión económica de un país. Mide el volumen
de los bienes y dinero intercambiados en una economía dentro de un radio
geográfico determinado. Venezuela en 1999 tenía un PIB calculado en
dólares de 80 mil millones, hoy esa cifra supera los 330 mil millones de
dólares, lo que implica una expansión del 400%, muy apalancada tal
situación por los precios petroleros. En 2014 la economía crecerá un
modesto 1,5 o 2%, lo que es en esencia una desaceleración de su
crecimiento sostenido en 15 años. Pero en otros contextos, países
"desarrollados" como EEUU, Francia, Alemania e Italia, crecerán 1% o
entrarán en recesión. Estos países son considerados "en crisis", por su
"estancamiento del crecimiento", el cual tiene casi las mismas cifras
desde 2008. No es el caso de Venezuela. De hecho, la economía venezolana
puede crecer dentro de los niveles promedio de Latinoamérica, entre 1 y
3%. Latinoamérica está considerada como zona "en crecimiento".
Venezuela sigue teniendo la cuarta economía más grande de América
Latina, detrás de Brasil, México y Argentina. ¿Es Venezuela un país en
crisis por recesión?
Deuda pública en relación al PIB: El tamaño de la
deuda se dice si es grande o pequeño según su nivel proporcional con el
PIB. Países europeos están desde 2008 "en crisis" por una enorme deuda
pública, básicamente los más grandes deudores del planeta son las
economías "desarrolladas". Japón, deuda de 247% de su PIB. Francia,
deuda de 102% de su PIB. España, deuda de 98% de su PIB. Alemania, deuda
de 87% de su PIB. Estados Unidos, deuda de 108% de su PIB. Puerto Rico
se ubica en el primer lugar en la lista de regiones latinoamericanas con
un 96,5% de deuda respecto al PIB. Lo siguen Brasil (54%) y Costa Rica
(54%). Venezuela tiene una deuda calculada en 42% de su PIB, apareciendo
entre los países del mundo con un "endeudamiento bajo, moderado y muy
manejable". El Estado venezolano tiene una ventaja comparativa para
asumir su deuda que no tienen muchos países, posee riquezas propias; las
reservas de petróleo más grandes del planeta y oro en reservas
internacionales y en el subsuelo. Además, es cada vez un mejor
recaudador de impuestos. ¿Es Venezuela un país en crisis y endeudado?
Crédito bancario y morosidad: Esto indica si el país
tiene una economía fluida a expensas del crédito y no es un país de
burbujas crediticias, como la gringa y española que reventaron en 2008.
Indica si en el país la gente está endeudada con los bancos, perdiendo
sus bienes por desahucios y si el crédito se ha contraído a expensas de
gran morosidad. En Venezuela el crédito se ha expandido 900% desde 1999.
La banca ha incrementado el 58% de sus activos totales para 2013. Los
bancos públicos, sólo del 2012 al 2013 aumentaron 47% sus activos
totales. La tasa de morosidad en Venezuela es la menor en América
Latina, 0,89% al cierre de 2013, eso indica que de todas las personas
que tienen créditos a cuestas en sus diversas formas, menos del 1% no
pagan. La gente tiene con qué pagar, las empresas tienen con qué pagar.
La banca venezolana se caracteriza por estar minuciosamente regulada.
¿Es Venezuela un país en crisis financiera?
Situación fiscal: Desde el año 2000 Venezuela no
sabe lo que es el tan recordado "Déficit Fiscal", tan repetido cada
enero y diciembre de cada año durante la Cuarta República. La situación
venezolana hoy es de sostenido "Superávit Fiscal". Hay excedentes en
recaudación cada año, se superan las previsiones de recaudación. Lo hoy
recaudado en la economía doméstica, pese al gran volumen de los ingresos
petroleros por el precio del crudo, llega hasta el 70% del presupuesto
público este 2014. La recaudación no sólo crece, sino que recompone el
presupuesto haciéndolo menos dependiente de la exportación de petróleo,
pues la forma casi única de conformar el presupuesto era exportar crudo,
para convertir dólares a bolívares. En Venezuela no se pagaban
impuestos, ahora sí. En Europa los recortes del presupuesto público son
monumentales, generan gran conflictividad social. Venezuela no sabe hoy
de "paquetes de austeridad" ni desmontaje de las políticas sociales por
cuestiones de presupuesto. ¿Es Venezuela un país en crisis por déficit
fiscal?
Producción y consumo: En una economía donde sus
parámetros de medición sean los del capitalismo, el aumento en los
niveles de producción interna y del consumo, son buenas noticias. La
producción de bienes no petroleros en Venezuela ha aumentado 42% desde
1999. Un crecimiento que puede ser considerado de moderado a alto. Pero
el crecimiento del consumo ha sido exponencial. Venezuela ha pasado por
un sostenido aumento de la capacidad real de consumo de su población
pese a altos y bajos, contracciones que van y vienen en una economía
altamente signada por la especulación, devaluaciones y épocas largas de
control de cambio. Sólo para nombrar un caso: el rubro alimenticio de
principal consumo, el maíz, ha sufrido un aumento en su consumo; de 11kg
por habitante al año en 1999, a 24 kg por habitante al año en 2014. La
expansión sistémica del consumo está muy asociada a la política de
protección del salario real y frecuentes ajustes del salario nominal que
ha implementado el Estado. ¿Es Venezuela un país con una producción
decaída, conjugada con una caída del consumo de su población?
Venezuela tiene una deuda calculada en 42% de su PIB, apareciendo entre los países del mundo con un "endeudamiento bajo, moderado y muy manejable"
¿Dónde está la crisis?
La realidad económica venezolana es hoy resultado de un ataque
sistémico a la economía. No hay otra explicación. La guerra económica es
real, es un hecho. No es una invención para el manejo político de la
situación. Existiendo todas las condiciones ya explicadas, lo lógico es
que la economía venezolana fuera una economía consolidada y fuerte,
estabilizada en todas las áreas.
Fijándonos al detalle, todas las situaciones ya explicadas están
sujetas a regulación y previsión por parte del Estado. Todas. Desde el
crecimiento económico hasta el régimen fiscal, pasando por el cuidado de
la "buena salud" de los bancos. Todas estas instancias son auditables,
manejables, previsibles, por los equipos económicos en el Gobierno. Los
temas donde ocurre el "desbarajuste económico" venezolano son donde
precisamente el Estado no tiene total alcance para prever, intervenir,
regular y estabilizar: el comportamiento de productos en los anaqueles y
el comportamiento de los precios.
Dicho de otra forma: desabastecimiento e inflación. Signados todos
estos temas por la especulación, el sabotaje selectivo a las redes de
suministro, el enrarecimiento de los sistemas de precios, el
contrabando, en definitiva, por la guerra económica con fines políticos.
La dimensión real de "la crisis" económica venezolana se basa
fundamentalmente en ser un problema, léase bien, de gobernanza
económica.
La construcción de una gobernanza económica precisamente en el tema
de inflación y abastecimiento es el gran reto, la gran respuesta a la
guerra económica. Es un tema de productividad, de uso adecuado de las
divisas, de ruptura de la dependencia de ciertos oligopolios, de
crecimiento en el volumen de actores económicos, de regulaciones
oportunas, de que nuestras comunas, campesinos y Empresas de Propiedad
Social Directa asuman un rol protagónico.
Pero también es un tema de imposición dura, rigurosa, de las leyes ya
vigentes. Este es un punto de inflexión en la dinámica política en
cuestiones de la realidad económica del país; será virtualmente
imposible construir una gobernanza económica "color de rosa" con
factores que haciendo la guerra económica tienen claro un móvil
político. En este escenario, la gobernanza pasa por el sometimiento y
subordinación consistente y sistémico de estos agentes perniciosos, por
la destrucción de su aparato belicista económico, por su
desmantelamiento.
La economía venezolana tiene "vacíos" incomprensibles e
inexplicables. Ningún economista, monaguillo del rosario neoliberal,
puede explicar cómo es que en una economía como la venezolana, cuya
fuente principal de exportaciones es el petróleo, donde hasta julio el
precio de crudo estaba por los 100 dólares, sin bajas en nuestras
exportaciones petroleras, el dólar paralelo llegó a 100 Bs para ese mes.
Nadie puede explicar una depreciación tan pronunciada de la moneda en
un país donde el volumen de sus exportaciones netas y sus ingresos en
moneda extranjera se han mantenido (hasta antes del bajón actual,
coyuntural del petróleo, que ha "relanzado" al dólar paralelo hasta los
127 Bs). La única explicación es que esa "depreciación" es resultado de
un artificio, generado desde Miami y Cúcuta, un acto de ataque directo a
la economía por desmanes de artificios especulativos.
Si revisamos el comportamiento del dólar paralelo, acelerante del
bachaqueo, del aumento de precios en bienes en la economía nacional,
veremos que éste tiene un absurdo e inexplicable comportamiento
económico, justo desde que Chávez recae en su enfermedad. Aumenta desde
los 8 Bs al precio actual. Si la explicación al insólito valor del dólar
paralelo es que "no hay dólares", deberíamos preguntarnos si acaso
desde la muerte del Comandante en nuestra economía desapareció nuestro
ingreso en divisas súbitamente.
Siendo una verdad revelada por nuestro mismo Gobierno que teníamos un sistema desregulado y fraudulento como Cadivi –generador de enormes desfalcos en divisas–,
la necesidad política de las medidas económicas recae ahora en el
Cencoex, que debe eficientar la administración de divisas e inhibir a
factores de la economía real que van al mercado paralelo. Lidiamos,
además, con la desgracia de tener un sistema monetario que se parece a
una "centrífuga" de monedas, donde por un lado puedes comprar divisas a
precio preferencial de 6 u 11 Bs, para luego revenderlas a 49 Bs por vía
legal en Sicad II o en el mercado negro por 127 Bs por dólar.
La cuestión urgente de la gobernanza económica, asumiendo que el
Gobierno no puede expropiar a Dolar Today, parte de eficientar la
administración de divisas y la contención del contrabando favoreciendo
el suministro interno. Ambas variables están conectadas: contener el
contrabando para garantizar el suministro y abastecimiento seguro en
nodos y redes, garantiza parcialmente el mantenimiento de las
regulaciones de precio y en consecuencia, se desacelera la inflación.
Esta normalización del patrón de abastecimiento, por consiguiente
evita el recalentamiento de las importaciones espasmódicas y por
defecto ralentizan la presión sobre las divisas, lo que inhibe al mismo
tiempo el destino de las mismas para su uso no eficiente, efecto
conectado a la especulación del paralelo. El Estado debe ejercer la
fuerza en los factores que de hecho ya están sometidos a su autoridad,
en el manejo de divisas y contención del contrabando.
Romper ese círculo siniestro es una alternativa real. Ahí está el
meollo de la "crisis" económica venezolana: el de una economía sometida a
un ataque de maleantes. No es "el fracaso" del socialismo, no es "el
país que está mal", no es la "mala administración del Gobierno", de ser
así, toda la economía sería un solo desastre y la atención no estaría
sobre el abastecimiento y la inflación. La causa son ellos, los de la
guerra económica, los agentes que no se someterán por las buenas a una
gobernanza económica.
La "crisis económica" venezolana es, en esencia, una crisis política.
No habría guerra económica si no existiera una pugna por el poder. Si
en Venezuela los poderes estuvieran secuestrados por la burguesía, no
habría guerra económica en contra del Gobierno y contra la sociedad,
cortesía de la burguesía. La crisis es de un proyecto histórico de nuevo
tipo frente al de vieja data que intenta sostenerse y recuperar sus
espacios habituales de poder político. La guerra en Venezuela es
virtualmente una situación de rehenes, en la que la burguesía nos
intenta extorsionar a cambio de que les devolvamos el poder. Es un
problema de gobernanza política, en definitiva. Pero ese es un tema más
extenso.
Mision Verdad
Mision Verdad
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