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viernes, 13 de febrero de 2015

opinion: El Hombre Víctima De Sí Mismo



Hay situaciones de difícil explicación, una es ¿por qué el humano, la humanidad, no puede revertir la conducta que está llevando su vida a la extinción?

Ya todos aceptan como una realidad lo que Fidel advirtió hace más de veinte años: "Una especie está en peligro de desaparecer, el hombre". Pero, ¿por qué esa especie no puede corregir el rumbo de su propia destrucción? Veamos.

Transitamos por el mundo como si todo marchara con normalidad, no vemos la inminencia del desastre. Los días trascurren con monotonía: nacemos, estudiamos, trabajamos, bebemos, comemos, luchamos para existir, nos divertimos siguiendo el guión impuesto, vemos televisión por suscripción, jugamos video, leemos muy poco, hablamos mucho de lo poco que sabemos, nos llenamos la mente de fruslerías, buscamos empleo, no lo conseguimos, nos despiden, caminamos las calles asustados y sin dirección, nos martiriza un patrón mediocre, compramos una moto y un carro, los aseguramos, vamos por la calle asustados por el despojo… Un día, lo presentimos, nos enfermaremos, un accidente, y todo habrá terminado. Pasamos por el mundo igual a los que nos precedieron, a los que vendrán, somos una generación perdida, igual a las anteriores, a las siguientes.

Los gobernantes pasan sus días con la misma monotonía y aburrimiento, sólo se diferencian en la cantidad, hacen lo mismo, unos más, otros menos. Al final todo sigue igual, ricos, pobres.

Nuestro mundo se deteriora sin ser percibido por la mente corta, no hay sentido de humanidad, de especie, “si yo estoy bien, todo está bien”. Mañana no existe, cien años no existen, no se captan, un año es la medida de esta especie, no puede ver más allá de los libros de contabilidad, del presupuesto anual, del plan quinquenal, del período de gobierno, de los exámenes finales. La vida se mide por un ejercicio económico.

La política es una reincidencia, todo se repite, cambian los nombres pero todo sigue igual. Las reglas de la existencia impuestas por la humanidad nos dominan: quien se salga, quien asome en una esquinita con desentono, saldrá expulsado del circuito vital, será un muerto, un excluido, no existirá.

La mentira se hizo verdad, las palabras perdieron sentido, el lenguaje no sirve a la comunicación para expresar la realidad, al contrario, la nubla.

Somos islotes con su propio lenguaje: lo que para unos significa algo para otros no dice nada. Nos comunicamos con volutas de humo elementales, la especie olvidó el canto del poeta, la luna perdió su magia, ya no nos vemos a los ojos.

El humano ha construido su propio patíbulo y hacia allá camina. ¿Cómo revertir el suicidio? ¿Qué hacer? ¿Habrá tiempo para aplacar a la naturaleza que nos expulsa de sus dominios? ¿Podremos fugarnos de la ergástula que somos? ¿Estamos condenados a no existir? ¿La poesía de Neruda, de Jean Cabot, fue inútil? ¿La novena sinfonía fue en vano? ¿Desaparecerá? ¿Esto era todo?

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