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jueves, 13 de marzo de 2014

Los Andes: guarimbas, mafias, contrabando y paramilitarismo


minambmérida
En la foto: la sede regional del Ministerio del Ambiente (Mérida).

Franco Vielma
Lo que en un momento fue un ensayo con proyección al mundo de un supuesto “estallido social”, hoy es la persistencia de la violencia guarimbera focalizada, pero armada y peligrosa en algunos puntos del país. Esta situación está signada por elementos del negocio paramilitar con especial énfasis en la región de los Andes, concretamente en Táchira y Mérida.
 A lo largo de años recientes en las regiones fronterizas del país, fundamentalmente en las regiones adyacentes a la frontera colombiana, se ha producido el flagelo del contrabando de extracción en sus múltiples formas, que compromete la seguridad alimentaria y estratégica del país.
Los paramilitares del territorio colombiano (Bacrin, Ratrojos, Urabeños) se han pasado poco a poco al lado venezolano para imponer sus cobros de vacuna a los contrabandistas que financian sin saber (algunos) el daño que hacen en ambas naciones
Dadas diversas complicidades y mafias conformadas entre elementos colombianos, empresariales venezolanos y militares venezolanos y colombianos, se ha conformado un oscuro negocio que ha venido a fortalecer el poder económico de factores paramilitares que operan del lado colombiano y que paulatinamente se han infiltrado del lado venezolano con gran fuerza.
 La situación de violencia en Venezuela, donde ciudades como San Cristobal y Mérida se encuentran parcialmente sitiadas, está íntimamente asociada a estos intereses económicos perversos. Aunado a esto, el desabastecimiento inducido por estos factores de contrabando,  ha sido un acelerante al plan en marcha de generar un estallido social. Factores del uribismo están metidos en una jugada de creación de condiciones para desestabilizar el país, y es en las regiones fronterizas de los andes venezolanos donde han acentuado sus acciones.
El contrabando de productos ha sido la peor pesadilla para los venezolanos que dia a dia tienen que comprar los alimentos del mes
El desabastecimiento por acaparamiento y especulación y contrabando ha sido atacado por el gobierno pero si la gente no denuncia no se logra hacer mucho.
La violencia en los Andes se desata por diversos factores; todas estas acciones de los violentos coinciden con medidas duras del Gobierno nacional en luchar contra el contrabando, en impactar el fraude de divisas por medio de medidas macroeconómicas-monetarias y por el fortalecimiento de los controles para superar los nudos críticos del desabastecimiento de algunos rubros en el país.
Para comprender mejor esto  es necesario ver lo que sucede a lo interno de Venezuela y del lado colombiano: del lado venezolano, el Presidente Maduro inició la remoción de funcionarios militares de altos cargos ubicados en puestos fronterizos. La mayoría de ellos hoy están en investigación y bajo sospecha. También se tomaron medidas de control en Tachira y Zulia para contener las compras de ciudadanos colombianos en el comercio interno, además de fortalecer los controles en los pasos fronterizos.
Del lado colombiano, dada una alta dependencia en algunas regiones de ese país del contrabando venezolano, comenzaron a producirse pequeñas revueltas de comerciantes informales que dependían del contrabando, de sus mafias, y que empezaron a verse afectados por las medidas del lado venezolano.
Un grupo de manifestantes encapuchados lanzó piedras, quemó llantas y cerró la vía desde Villa del Rosario a San Antonio, protestando en contra de los controles aduaneros de la Policía Fiscal y Aduanera y la Dian.(Foto SCHNEYDER MENDOZA / La Opinión)
Un grupo de manifestantes encapuchados lanzó piedras, quemó llantas y cerró la vía desde Villa del Rosario a San Antonio, protestando en contra de los controles aduaneros de la Policía Fiscal y Aduanera y la Dian. (Cucuta-Colombia)
La mayoría de los productos que salen extraídos de Venezuela, salían (o salen aún) por “trochas”, por pasos fronterizos clandestinos y que durante este tiempo (especialmente luego de la devaluación de 2013) habían operado con gran fuerza y con tolerancia  entre estos factores colombianos, empresariales venezolanos y elementos de la Fuerza Armada venezolana.
Personas de ambos paises han visto de los productos venezolanos un negocio que incluso arriesgan sus propias vidas para lograr vender los mismos en colombia
Al iniciarse el año 2014 y entrado el período de verano en nuestras latitudes, se daba paso al “agosto” de los contrabandistas, pues esta es la época en que por cuestiones climáticas más productos se extraen por las trochas. Es esta época del año en la que puede realizarse de manera más efectiva el “abastecimiento” del lado colombiano, dado que se hace más costoso y más complicado llegar hasta los puntos fluviales fronterizos y otros pasos en época de lluvia por cuestiones de vialidad y topografía.
De la arremetida dura del Gobierno y al publicarse la Ley contra la Guerra Económica que establece graves penas de cárcel y confiscación de bienes, se da paso a la incautación de camiones trocheros y detención de contrabandistas. Grandes incautaciones se realizan en Táchira y Zulia en “centros de acopio” de mercancía que iría a Colombia. Esta arremetida del Gobierno venezolano ocurre en la “mejor época” de los trocheros. Es cuando estos sectores económicos del paramilitarismo reaccionan y se inscriben en la confrontación directa inmediata contra el Gobierno venezolano, aunados a elementos del uribismo y del ultraderechismo venezolano.
Duros golpes al contrabando ha dado la GNB (CORE1) desde diciembre hasta la fecha
Durante mediados del mes de febrero las reacciones comienzan a ser más notables del lado colombiano, al producirse una asfixia a las mafias, a los negocios del contrabando, remesas, extracción de alimentos, gasolina y demás bienes. También comienza a preciarse una caída del comercio en Cúcuta, porque grandes cadenas en el Norte de Santander son fachadas de negocios paramilitares, contrabandistas y narcotraficantes.
Por otro lado, muchos particulares venezolanos radicados en Táchira, Apure, Zulia y Mérida, participaban (y participan) activamente en el contrabando en sus diversas modalidades. La aplicación de controles internos (económicos y militares en la frontera y trochas) mermó la capacidad de estos elementos de seguir continuando con sus muchas modalidades de fraude a la nación.
Este fenómeno, aunado al gran apoyo que hay en las ciudades de San Cristóbal y Mérida al partido ultraderechista Voluntad Popular y otras tendencias radicales de la derecha venezolana, amplió la base social de apoyo para efectuar una arremetida articulada contra el Gobierno nacional en la región. Vale decir que el apoyo opositor en esas ciudades gira entre el 65 y 80 por ciento. Es ahí cuando entran en juego, factores paramilitares ubicados en sectores estratégicos en los andes: en el comercio, en la Universidad de Los Andes, en urbanizaciones, contando, además, con el respaldo de alcaldes de derecha radical elegidos en diciembre en San Cristóbal y Mérida.
UN BUEN NÚMERO DE FAMILIAS en Cúcuta dependen de las remesas enviadas desde Venezuela.
Hasta los remeseros se quedaron con los crespos hechos al quedar sin opciones ya que prohibieron el envio de remesas a colombia hasta tanto no se creen nuevos mecanismos

Las guarimbas hoy

En urbanizaciones e importantes sectores de esas ciudades las barricadas están custodiadas por elementos armados que usan de escudo humano a las familias que viven (o sobreviven) tras ellas. Las ciudades están parcialmente paralizadas, mientras se ataca el suministro de alimentos, secuestro al transporte y afectación de servicios públicos. Vastas áreas de esas ciudades están destruidas, incluyendo edificios y espacios públicos, en un contexto similar al de una guerra continuada de bajo impacto. Las guarimbas han perdido un gran apoyo de la población, pese a que en San Cristóbal y Mérida el voto mayoritario es opositor.
La gente, visiblemente afectada en su día a día, ha quitado respaldo a la violencia indiscriminada, el asesinato de venezolanos y el deterioro de las condiciones de trabajo, estudio, acceso a la salud, al comercio y el turismo en esas ciudades. Mientras personas son baleadas intentando recuperar la movilidad en sus comunidades y avenidas moviendo barricadas, muchas urbanizaciones siguen en virtual situación de secuestro.
Desde que fué electo como alcalde de San Cristóbal, el Sr Ceballos se ha dedicado solo a apoyar las guarimbas 
Las guarimbas pierden apoyo social y se han apagado en la inmensa mayoría del país, pero las que quedan son más violentas, y están pasando a una fase de acción paramilitar y pre-bélica que se presenta ante el mundo como un escenario de conflicto civil y de confrontación generalizada.
Este tipo de situación, con elementos armados en las barricadas que han significado en el caso de Mérida un saldo de 16 policías y Guardias Nacionales heridos de bala, además de la denuncia de presencia de subametralladoras en las barricadas, supone que para el restablecimiento de la paz pública, los órganos de seguridad tengan que usar la fuerza de manera selectiva y focalizada, con armamento letal, a los fines de someter a los armados. Mientras algunos de estos extraños elementos, a los cuales parte de la población denuncia de tener “acento colombiano” someten a la población en general, la fuerza pública se ve obligada a pensar en el uso de este tipo de acciones.
Ya son muchos los ciudadanos que afirman haberse topado con personas de acento colombiano
Las acciones de los Estados donde se ha empleado la fuerza letal para restablecer el orden y detener focos de violencia han servido para que en otras latitudes, como Siria o Libia, se presenten situaciones de intervencionismo. En dichos países sucedieron arremetidas de este orden, infiltración de mercenarios paramilitares y militar extranjera, mientras que la prensa y sus voceros internacionales denunciaron “usos indiscriminados de fuerza letal contra pacíficos manifestantes” por parte de los gobiernos en esos países.
Todo apunta a que eso es lo que quieren lograr en Venezuela, donde quieren convertir al Táchira y a Mérida, en el “Bengasi venezolano”. Una zona disidente alzada en armas contra la República, punto de inicio de una escalada crítica de desestabilización generalizada del país. Regionalizando el conflicto, pretenden generar un efecto en cadena que desestabilice a la nación.
En Mérida y Táchira son conocidas denuncias donde se apunta a que factores extraños, apoyados por los alcaldes de esas ciudades, están financiando a los guarimberos hasta con 5 mil bolívares el día. Incluso hay quienes actúan sin pago alguno, pero se estima que las mafias paramilitares del contrabando están detrás del financiamiento de estos grupos y la infiltración de elementos armados.
Se encuentran conjugados elementos económicos-paramilitares que han respondido con violencia a las duras medidas implementadas por el Estado venezolano para preservar la seguridad estratégica del país y la estabilidad. Aunados estos factores al golpismo de la oligarquía venezolana, estamos ante una situación de golpe continuado donde intervienen muchas variables. El apoyo desde EEUU y su prensa a los violentos en Venezuela da cuenta de un plan articulado para destruir la Revolución Bolivariana y deponer la actual República.
Esta compleja situación demanda la cohesión de las fuerzas sociales y del Gobierno en favor de preservar la paz en Venezuela, en este inicio de una fase pre-bélica que está tomando fuerza en los andes venezolanos.
Es evidente la continua guerra mediatica que tienen los medios internacionales para hacer  caer los animos de los venezolanos y contrariar tantos logros que se han alcanzado

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