Voy
a ser muy claro y enfático en lo que voy a afirmar a continuación, me
perdona quien le moleste, pero la gravedad del momento no me permite
andar con muchas sutilezas: o resolvemos la situación económica del país
o a este gobierno lo tumban en poco tiempo.
¿Cuanto es poco tiempo? Es algo relativo, un año, dos años, pero lo
cierto es que de no resolverse el tema económico, en el mejor de los
casos nos sacan mediante referéndum dentro de tres años.
Cualquiera
que ande en la calle sabe que no miento, en todos lados, gente de todas
las tendencias, se queja de los precios de los productos.
La
estrategia del gran capital contra nuestro país es clara: destruir
nuestra economía para que el pueblo se torne contra el gobierno.
Es mejor advertir esto ahora para evitar males posteriores que quedarse callado y que luego ocurra lo que nadie desea.
Si
hemos aguantado es gracias a las políticas sociales del Gobierno
Revolucionario que hacen llevadera la situación, pero aun así, si la
inflación continua creciendo esto se tornaría insoportable: es
fundamental y necesario detener la inflación y desarrollar la producción
nacional para abaratar los precios.
RECETA CLÁSICA DEL PENTÁGONO
La
estrategia de destruir la economía de un país no es algo nuevo. Por el
contrario, se trata de una receta clásica del Pentágono contra gobiernos
que se declaran en rebeldía ante sus miserables políticas
imperialistas. Lo hicieron en Centroamérica durante las revoluciones del
siglo XX al igual que lo hicieron en Chile durante el gobierno de
Salvador Allende.
Se
trata de la misma formula: el gran capital bombardea desde afuera
destruyendo la economía nacional, mientras sectores de la burguesía
acaparan productos generando escasez que a su vez genera más inflación.
Todo
esto es públicamente conocido en la actualidad, documentos públicos del
senado de Chile y de instancias gubernamentales y académicas del propio
Gobierno de Estados Unidos confirman la existencia de tales
estrategias.
El
resultado de esto es efectivo: por un lado genera un profundo malestar
en la población que la convierte en presa fácil a cualquier incitación
política dirigida a un estallido social. Pero eso, además, confunde y
merma la moral de quienes apoyan al gobierno restándole capacidad de
respuesta.
Burguesía venezolana: apátrida e incapaz
La miserable burguesía nacional es la principal responsable de esta situación.
En
Venezuela tuvimos la mala suerte de contar con una burguesía apátrida e
inútil, a diferencia de países cercanos como Brasil o Argentina.
Mientras allá, este sector soñaba con ver a su país convertido en
potencia, aquí en Venezuela, lamentablemente, se desarrolló un
empresariado parásito, servil a los designios de intereses económicos
extranjeros. De esta forma, las familias económicamente más poderosas en
nuestro país se dedicaron a comprar franquicias extranjeras, importar
todos los productos manufacturados, e invertir solamente en áreas como
bienes y servicios, es decir: nada que generara desarrollo real para
nuestra economía, ¡nada! No existe en Venezuela recuerdo en ninguna
época de algún consorcio privado nacional que instalara empresas
nacionales para producir productos manufacturados de ningún tipo, ni
automóviles, ni televisores, ni siquiera triciclos o radiecitos de
bolsillo. ¿Por qué familias como los Cisneros, los Zuloaga, los
Capriles, los Machado o los Boulton jamás instalaron empresas
venezolanas de fabricación de manufactura de nada? Respuesta:
sencillamente porque no les dio la gana, porque capital para eso siempre
han tenido y siguen teniendo pero su prioridad nunca ha sido convertir a
Venezuela en país desarrollado, por el contrario, no deseaban ni desean
contravenir los intereses de sus socios y jefes del gran capital
transnacional.
Lo
mismo pasó en el ámbito agrario, sector en el que una gran clase
terrateniente se dedicó durante décadas a mantener tierras ociosas en
todo el país, sin la menor intención de producir nada. Ahí están las
estadísticas: Venezuela siempre ha importado la mayor parte de los
alimentos.
Ahora
se llenan la boca diciendo que este Gobierno “destruyó el aparato
productivo” de la nación, como si alguna vez ellos hubieran intentado
producir algo.
¿QUÉ ESTÁ HACIENDO INDEPABIS?
Pero
otro punto del problema es la cadena de distribución y venta, todos
inmersos en este momento en una gran andanada especulativa que aumenta
los precios de todo sin ninguna justificación. Cito dos casos: los
huevos y las motos chinas.
Los
huevos han subido enormemente de precio a raíz del ajuste cambiario,
casi el doble de precio. Uno se pregunta, ¿hay algo que realmente
justifique el aumento de un producto como el huevo? ¿acaso usan
fertilizantes importados para las gallinas? ¿acaso las gallinas cobran
en dólares?
Las
motos chinas. Y hago la diferencia con las japonesas porque nosotros
tenemos convenio económico con China, de manera que si una moto japonesa
sube de precio se entiende un poco por algunos factores, pero usted va
importar una moto china al detal y le dicen que no porque aquí hay
empresas a las que se les están asignando dólares para eso, luego vas al
concesionario de motos chinas y cada mes suben mil o dos mil bolívares y
te dicen que es por el “dólar” ¿por qué? ¿acaso no les asignan dólares
de Cadivi para eso? ¿acaso no tenemos un convenio con China?
En
casos como los dos anteriores y muchos otros uno se pregunta, ¿donde
está Indepabis?, ¿por qué no se ataca el tema especulativo? Es necesario
dar respuesta en este sentido al pueblo.
SEGUIMIENTO A LAS POLÍTICAS DE DESARROLLO
Mientras
para algunos el problema está en el precio del dólar, la realidad es
que el problema está en que aún no hemos logrado desarrollar la
soberanía alimentaría e industrial.
Ojo,
en el marco del proceso revolucionario hemos tenido un notorio avance
en el campo de la manufactura, Venezuela en este momento produce
artículos como automóviles, celulares o tractores. Tal cosa era
impensable hace tan solo 20 años. Todas estas políticas de desarrollo
además han caminado de la mano de la acertada política de transferencia
tecnológica, impulsada únicamente por este Gobierno en toda la historia
de nuestro país.
Pero
lamentablemente la falta de seguimiento a muchas políticas de
desarrollo dejaron en el camino iniciativas importantes. Esta falla fue
admitida por el propio Comandante Chávez luego de su victoria del 7 de
octubre. Misión Che Guevara, Misión Vuelvan Caras o el impulso a las
cooperativas han sido algunas de las políticas gubernamentales dirigidas
a nuestro desarrollo industrial, que por falta de seguimiento adecuado
quedaron en el recuerdo.
El
problema es que antes si cometíamos un error estaba el megaliderazgo
del Comandante que garantizaba el apoyo del pueblo, en este momento no
tenemos esa ventaja, de manera que solo nos queda la eficiencia máxima.
Es
necesario un plan de emergencia en materia productiva que en poco
tiempo pueda garantizar la soberanía alimentaría y también, de manera
progresiva la soberanía industrial. Eso es posible y más a luz de lo que
representa para Venezuela el Mercosur. Sabemos que el alto Gobierno
está trabajando en eso y también sabemos que tenemos gente capaz, que
trabajando conjuntamente con el Gobierno, con el Poder Popular, el
ámbito académico revolucionario y el sector obrero, es posible
contrarrestar esta arremetida del gran capital transnacional contra
nuestro país. No escatimemos esfuerzos, el futuro de la Patria depende
de ello.
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