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domingo, 1 de diciembre de 2013

ASÍ PINTA LA CRISIS LA PRENSA INTERNACIONAL: DEMASIADA GENTE COMPRANDO COROTOS (+CLODOVALDO)




La prensa internacional pinta a la Venezuela de los precios rebajados forzadamente como el peor país del mundo, un rincón autoritario y con un oscuro porvenir.
 
La crisis, según la prensa internacional: demasiada gente comprando corotos

Por Clodovaldo Hernández


Luego de la intervención del gobierno en las ventas de electrodomésticos, la prensa internacional presenta a Venezuela como un territorio arrasado por un cataclismo económico. “Acabaron con todo”, tituló una agencia de noticias, con su típica pose de aparente objetividad, pero dicho de un modo tal que una de las más grandes operaciones de liquidación de inventarios llevadas a cabo en la historia del comercio -desde tiempos de los fenicios-, es presentada como una terrible desgracia para los empresarios.

Los eventos de noviembre quedaron plasmados por las corporaciones informativas como evidencia de una dramática crisis. Para ello, los redactores y analistas debieron realizar unas gigantescas operaciones de manipulación, pues en nuestra “horrorosa calamidad” no hay gente de clase media viviendo en cartones en la calle, no hay personas de la tercera edad suicidándose por haber sido desalojadas de los apartamentos donde habían vivido 40 años, no hay legiones de trabajadores a quienes les han sido confiscadas sus jubilaciones y pensiones. Es decir, que nuestra crisis no se parece en nada a la de los países europeos o a la de Estados Unidos.

Sin la gigantesca manipulación, estas informaciones acerca de la gravedad de la crisis venezolana podrían resultar excéntricas, casi una burla, para el público de numerosos países, acoquinado por verdaderas hecatombes sociales que están en pleno desarrollo en la flor y nata del mundo capitalista neoliberal.

Haciendo malabarismos dialécticos, los medios internacionales logran presentar como síntomas de la crisis unos hechos que a la gente pobre de otras latitudes les deben parecer surrealistas. Acá no hay gente esperando turno para tomarse una sopa o comerse un pan con mortadela rancia en un local de caridad pública, sino que hay miles de personas, de diversos estratos socioeconómicos, haciendo maratónicas colas para comprar (dinero en mano) un televisor con pantalla de plasma, una nevera con dispensador de hielo frapé o el último grito de la moda en materia de tabletas o celulares. ¿Qué tipo de crisis es esa?

La prensa neoliberal se ha visto obligada a retorcer la realidad de este asunto, pues si informara rectamente les causarían graves disonancias incluso a los pequeños y medianos empresarios de cualquiera de estos países gobernados por los intereses de la banca internacional, donde esa prensa tiene sus sedes. “¿Cómo es eso que vender hasta el último cacharro del almacén puede ser malo para un negocio?”, se preguntarían muchos comerciantes arruinados por la reducción del poder adquisitivo en España, por ejemplo. Lo más seguro es que unos cuantos dirían: si así es la crisis venezolana, queremos estar en crisis.

La prensa internacional pinta a la Venezuela de los precios rebajados forzadamente como el peor país del mundo, un rincón autoritario y con un oscuro porvenir. Al hacerlo, los medios cumplen dos funciones muy importantes para los fines de la clase dominante mundial: por un lado, atacan al único modelo alternativo que ha plantado cara al capitalismo salvaje en las últimas décadas; y por el otro, ocultan el verdadero desastre, que es el de sus países, el de los gobernantes cómplices o sojuzgados por el supergobierno mundial de las corporaciones capitalistas. Esa sí es una crisis, una calamidad, una hecatombe, una catástrofe, una desgracia.

(clodoher@yahoo.com)

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