En su edición del 29 de junio de este
año, la revista Semana de Colombia publicó la confesión de la firma
Kimberly en la que admite ser parte de carteles y de haber cometido
acciones inaceptables, pero sin pedir perdón ni asumir las consecuencias
de su voraz apetito capitalista.
El artículo de Semana es el siguiente:
Luego de que la Superintendencia de
Industria y Comercio (SIC) fijó los cerca de 209.000 millones de pesos
en sanciones en el caso del cartel de precios de los pañales desechables
para bebés que tuvo como protagonistas a Tecnoquímicas, Familia y
Kimberly, esta última empresa finalmente se pronunció acerca de estos
hechos.
La firma, que cuenta con cuatro plantas
de producción en Colombia, se dedica a la producción de elementos de
consumo masivo, como pañales para niños y adultos, papel higiénico,
toallas femeninas, toallitas húmedas, pañuelos faciales, servilletas,
entre otros. Es parte de multinacional Kimberly-Clark Corporation, que
tiene 143 años de vida y tiene presencia en más de 175 países.
Pero también se trata de la misma
empresa que confesó ser parte de los carteles del papel higiénico, de
los cuadernos y de los pañales, que funcionaron por años.
Gracias a la admisión de conductas que
condujeron a la fijación artificial de precios en esos mercados y la
delación de quienes se decían ser sus competidores, la empresa y la
mayoría de sus directivos involucrados recibieron beneficios de hasta el
100 % de las sanciones. Varias de ellas eran las máximas aplicables.
Esta práctica de delación por beneficios
es ampliamente usada por las autoridades de todo el globo para
desarticular carteles empresariales. Según la SIC, en tres de cada
cuatro casos en el mundo, la información suministrada por uno de los
miembros de estas tramas es clave para proceder a su posterior
desmontaje.
Mea culpa
En su comunicado de 12 líneas,
Kimberly-Clark Colombia afirma frente a su aceptada culpabilidad en este
caso del cartel de los pañales para bebé -que según las autoridades
afectó a consumidores de los estratos más bajos- que “desde el principio
hemos cooperado plenamente con las investigaciones de la SIC” y que las
acciones descritas en los informes del organismo “van en contravía al
estricto código de ética del negocio”.
Agrega que las acciones de un “número
limitado de nuestros exempleados en Colombia son inaceptables”, que
“abordamos de manera inmediata los problemas cuando salieron a la luz” y
que reforzarán su “estricto código de ética”.
Puntualizan además que la compañía
inició un proceso de “salvaguardias para el negocio” con el fin de
evitar que “las acciones impropias del pasado se repitan”. Termina
señalando que los minoristas y los clientes finales “merecen nuestros
mejores esfuerzos” para producir y vender sus productos “de una manera
justa y ética”. Allí concluye.
Sin embargo, los consumidores se
quedaron esperando las disculpas de este gigante de los papeles en
Colombia, que por años manejó junto con otras empresas de los sectores
ya señalados una trama para formar por fuera de las fuerzas del mercado
los precios de sus productos, siendo los ciudadanos de a pie los más
afectados.
Si bien Kimberly acepta la culpabilidad
en estos tres casos, los resultados de las investigaciones de las
autoridades, lamenta lo ocurrido y señala que no volverá a suceder,
quizás eso no sea suficiente.
“El país espera, como mínimo, que pidan perdón”, comentó bajo anonimato uno de los funcionarios que participaron en el proceso.
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