(Minci) – Cuando
una masa de engañados parece preferir que le vendan todo caro, mientras
se queja porque el sueldo no le alcanza, estamos en presencia de un
desajuste sicológico, pero no individual sino colectivo.
Así lo
considera el periodista, escritor y bloguero, José Roberto Duque, quien
además explicó que no se trata de derrotar a unos para satisfacer a
otros, sino de mostrar (no sólo a los venezolanos) que es necesario
producir, distribuir y consumir de otra forma.
“Ni más ni
menos, estamos tratando de quebrar un paradigma que tiene milenios
sobre la tierra y que alcanzó su máxima degeneración en el capitalismo”,
acotó.
Duque, uno
de los mejores exponentes del periodismo cimarrón y militante, aseguró
que hay una guerra económica contra el pueblo venezolano y los síntomas
más claros son el desabastecimiento artificial de productos, “algunos de
ellos de primera necesidad y otros innecesarios y hasta dañinos, pero
entronizados en el mercado mediante la propaganda”.
El
fenómeno llamado “polarización” ha hecho posible algunas situaciones
insólitas como que usuarios beneficiados por algunas medidas
gubernamentales terminan oponiéndose a esas medidas.
Recordó
que durante todo el siglo XX los venezolanos padecimos y protestamos
masivamente contra los delitos de especulación y acaparamiento. Sin
embargo, hoy a mucha gente la han convencido de que el “libre mercado” y
la asignación de precios sin control es algo sano para la economía y
para el país.
“Algo”
opera en la conducta y en la percepción de la realidad de esas personas,
y ese “algo” es el triunfo del poder económico: su prédica es tan
poderosa que todavía queda gente dispuesta a cuadrarse con ese enemigo
histórico que son el explotador y el especulador, dijo.
Confirmó
que la operación sicológica lleva más de 60 años consolidándose (a
través de la publicidad). Por ejemplo, el capitalismo invirtió una
gigantesca cantidad de recursos, esfuerzo, tiempo y sobre todo
estrategias publicitarias para convencernos de que las arepas de harina
precocida son el plato esencial del venezolano.
La harina
precocida es una perversión de la cultura del maíz, en primer lugar
porque no es maíz y en segundo lugar porque ya no hay ritual ni cultura
de la arepa.
“La harina
de maíz precocida es un insulto a lo que somos como país. Pero cuando
esa basura desaparece y la gente siente que perdió algo importantísimo
es un triunfo del capitalismo por haberle hecho creer a todo un pueblo
que necesita algo que en realidad lo desnutre y lo humilla”, declaró.
Siempre
desde el púlpito de la autocrítica, continúa Duque: Una discusión aparte
es por qué el Estado asume como solución exigirle a Empresas Polar que
produzca más, que siga enriqueciéndose a costillas de nosotros, en lugar
de fomentar otros patrones de consumo más cercanos a nuestra
idiosincrasia.
La buena
noticia es que esa guerra la ganaremos, la humanidad está viajando hacia
allá, es irreversible. Ahora, consideraremos que está ganada esta
guerra cuando la multitud no dependa de unos esclavos del campo, de unos
distribuidores, ni de unos comerciantes mafiosos y políticos para poder
acceder a los un kilo de yuca.
La pelea
estará ganada cuando en cada casa o al menos en cada comunidad
(¿comuna?) se produzcan los bienes que la gente necesita. Ese día se
acabaron los Mendoza, los amos y los esclavos.
Recomendamos
visitar el portal de José Roberto Duque
(www.traccióndesangre.blogspot.com) y leer especialmente “algunos tips
para entender esta fase de la guerra en y contra Venezuela”.
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