Lady Isobel fue la desdichada mujer que se casó
con el dueño de este castillo. Como no concibió un hijo varón, fue
brutalmente asesinada por su marido. A día de hoy, se reportan hechos de
lo más extraños en la habitación de los hechos.
Situado en la cima de la bahía de
Ballygally, en la costa de Antrim, al noreste de Irlanda del Norte, se
erige un viejo e impresionante edificio. El Ballygally Castle Hotel data
de 1625, y fue construido por el escocés James Shaw. Ya en el siglo XX,
compró la propiedad el magnate de las alfombras Cyril Lord, quien
amplió y renovó su estructura. Hoy es un moderno alojamiento con 44
habitaciones.
Pero, cual reclamo sobrenatural, existen una serie de placas que te guían hacia la conocida como “Habitación del Fantasma” (Ghost Room), aunque al parecer no es un simple recurso turístico.
Cuentan que dicha estancia, situada en un torreón superior, perteneció a una famosa residente, Lady Isobel Shaw. De acuerdo a los lugareños, el dueño del castillo, James Shaw, se casó con la desafortunada Isobel, que no pudo darle el varón que éste soñaba, sino una niña.
Enfurecido, la encerró en la torre negándose a alimentarla y allí la muchacha enloqueció: durante semanas no paró de gritar y golpear la puerta hasta que su retorcido esposo la arrojó por la ventana. Aunque hay versiones diferentes: a saber, que el escocés contrató a unos esbirros que la arrojaron por las empinadas escaleras; otros claman que Lady Isobel mantenía una relación adúltera con un marinero…
Desde entonces, su espíritu frecuenta la pequeña habitación, dejándola impregnada de un característico olor a vainilla. A veces se aparece en esa parte del castillo –dicen– a algunos huéspedes, como desesperada: creen que está buscando a su hija. Lo más estremecedor es que algunos visitantes afirman haberse despertado de noche y encontrar al “fantasma” en medio de la habitación para, a continuación, verlo desvanecerse.
Según se relata en el libro de Jeff Belanger The World’s Most Haunted Places, en 1998, una semana antes de la fiesta de Halloween, la reportera Kim Lenaghan grabó parte de un segmento de “divertidas situaciones de miedo” para el programa radiofónico de la BBC “Good Morning Ulster” en el interior del BallyGally. Eligió pasar la noche, claro, en la “Ghost Room”, tras pedirle consejo a una médium apodada “Sally” que la acompañó antes de pernoctar.
Lenaghan le contaría a Belanger más tarde que en un momento determinado “Sally” pareció entrar en contacto con alguna entidad, aunque no estaba en trance, aunque sí muy concentrada. Luego, la temperatura de la habitación subió notablemente, “al menos diez grados”. La médium comenzó a hablar con alguien invisible y se hizo presente un olor, un fuerte olor a vainilla, “pero no era exactamente vainilla; era un olor viejo, que recordaba ligeramente al moho; olía a vainilla rancia… Sé que suena ridículo, pero eso es lo que era”, sentenciaría la periodista.
Poco después, salió escopetada de la estancia y se fue a otra lo más alejada posible. Al día siguiente, el personal la llevó de nuevo al ala “encantada” del castillo, donde varios inquilinos afirmaron haber escuchado llamar a la puerta por la noche, e incluso uno de ellos aseguró haber visto a una mujer que se desvaneció.
Este mismo le mostró a la periodista, escrito en el polvo del espejo de la “habitación fantasma”, el nombre de Kim. Si fue una puesta en escena de los administradores del BallyGally, fue desde luego de Oscar. Otros inquilinos afirman que el castillo está encantado por uno o más niños. Algunos fueron despertados por unas pequeñas manos que tiraban de las sábanas y les empujaban, todo ello junto a risas infantiles. Hoy es un hotel de 4 estrellas. Puedes reservarlo en Booking desde unos 150 euros la noche. Seguro que la experiencia merece la pena…
Pero, cual reclamo sobrenatural, existen una serie de placas que te guían hacia la conocida como “Habitación del Fantasma” (Ghost Room), aunque al parecer no es un simple recurso turístico.
Cuentan que dicha estancia, situada en un torreón superior, perteneció a una famosa residente, Lady Isobel Shaw. De acuerdo a los lugareños, el dueño del castillo, James Shaw, se casó con la desafortunada Isobel, que no pudo darle el varón que éste soñaba, sino una niña.
Enfurecido, la encerró en la torre negándose a alimentarla y allí la muchacha enloqueció: durante semanas no paró de gritar y golpear la puerta hasta que su retorcido esposo la arrojó por la ventana. Aunque hay versiones diferentes: a saber, que el escocés contrató a unos esbirros que la arrojaron por las empinadas escaleras; otros claman que Lady Isobel mantenía una relación adúltera con un marinero…
Desde entonces, su espíritu frecuenta la pequeña habitación, dejándola impregnada de un característico olor a vainilla. A veces se aparece en esa parte del castillo –dicen– a algunos huéspedes, como desesperada: creen que está buscando a su hija. Lo más estremecedor es que algunos visitantes afirman haberse despertado de noche y encontrar al “fantasma” en medio de la habitación para, a continuación, verlo desvanecerse.
Según se relata en el libro de Jeff Belanger The World’s Most Haunted Places, en 1998, una semana antes de la fiesta de Halloween, la reportera Kim Lenaghan grabó parte de un segmento de “divertidas situaciones de miedo” para el programa radiofónico de la BBC “Good Morning Ulster” en el interior del BallyGally. Eligió pasar la noche, claro, en la “Ghost Room”, tras pedirle consejo a una médium apodada “Sally” que la acompañó antes de pernoctar.
Lenaghan le contaría a Belanger más tarde que en un momento determinado “Sally” pareció entrar en contacto con alguna entidad, aunque no estaba en trance, aunque sí muy concentrada. Luego, la temperatura de la habitación subió notablemente, “al menos diez grados”. La médium comenzó a hablar con alguien invisible y se hizo presente un olor, un fuerte olor a vainilla, “pero no era exactamente vainilla; era un olor viejo, que recordaba ligeramente al moho; olía a vainilla rancia… Sé que suena ridículo, pero eso es lo que era”, sentenciaría la periodista.
La médium explicaría más tarde que el espíritu era el de una mujer joven asustada que estaba buscando a su hija pequeña. Le dijo a Lenaghan que ‘la mantenían allí contra su voluntad, asegurando que había una mujer vieja que no la dejaría salir de la habitación’. Durante la conversación, la mujer corría continuamente hacia la ventana buscando a un hombre llamado Robert que estaba en el mar”.Tras este episodio, Lenaghan se despidió de “Sally”, se hizo con una taza de café, un poco de brandy y una grabadora, subió las escaleras y se instaló en la pequeña habitación del torreón. La reportera afirmó que alrededor de las tres de la madrugada la habitación comenzó a calentarse de nuevo: “Pensé: ¡es el café y el brandy! Y luego se puso aún más cálido y pensé, ‘no, algo no está bien’. Inmediatamente regresó el olor. Y era aún más fuerte que antes (…)”.
Poco después, salió escopetada de la estancia y se fue a otra lo más alejada posible. Al día siguiente, el personal la llevó de nuevo al ala “encantada” del castillo, donde varios inquilinos afirmaron haber escuchado llamar a la puerta por la noche, e incluso uno de ellos aseguró haber visto a una mujer que se desvaneció.
Este mismo le mostró a la periodista, escrito en el polvo del espejo de la “habitación fantasma”, el nombre de Kim. Si fue una puesta en escena de los administradores del BallyGally, fue desde luego de Oscar. Otros inquilinos afirman que el castillo está encantado por uno o más niños. Algunos fueron despertados por unas pequeñas manos que tiraban de las sábanas y les empujaban, todo ello junto a risas infantiles. Hoy es un hotel de 4 estrellas. Puedes reservarlo en Booking desde unos 150 euros la noche. Seguro que la experiencia merece la pena…
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