La
formalización del bloqueo financiero a Venezuela con el cierre de las
cuentas de Citibank no debe ser separado de la salida de Kimberly-Clark,
ni de la renovación de sanciones estadounidenses a funcionarios y
militares venezolanos, auspiciada por Chevron Corp. Una fracción
importante del poder económico global asume la vanguardia en el asedio
contra el país ante la debilidad operativa de la MUD, hoy con sus
principales recursos políticos agotados y en una depresión mayor que la de Sheryl Rubio.
Y no debe serlo porque la irrupción de estas tres corporaciones, que
tienen entre sus accionistas a los mismos capitales financieros
interesados en movilizar acciones contra Venezuela, sucede cuando el
chavismo atraviesa un ciclo ascendente para estabilizar la economía con
evidencias visibles, como el quiebre de la burbuja del dólar paralelo y la desaceleración de su hermana gemela: la inflación.
Ni tampoco desatender el hecho visible de qué dinámica política
interna se mueve al compás del chavismo con la MUD corriendo detrás de
la Agenda Económica Bolivariana, con la presentación de la Gran Misión
Abastecimiento Soberano, y factores favorables como el alza de ingresos
con el aumento del barril petrolero, que permiten ir en pos de la
culminación de un segundo semestre en el que se estén dando pasos firmes
para resolver el nervio central del devenir político de los últimos
tres años: las colas.
Por lo que el poder global entiende y comprende que el chavismo,
junto a su directorio revolucionario, tiene un plan efectivo para romper
el secuestro de tres años que tiene en su contra. Y no puede permitir
que dé pasos efectivos para pasar de una situación desfavorable, con
ribetes narrativos de "catástrofe", a una en la que se recomponga y
pueda reconectarse con la población que genuinamente, y a causa de la
neurosis de la cola y la disminución de la calidad de vida, ha perdido
la confianza en el Gobierno Bolivariano.
No puede hacerlo porque el secuestro de tres años no ha culminado con
la población abrazando su secuestrador, ni tampoco con un artificial
estallido social, una crisis humanitaria, y una dispersión total del
chavismo para que, al menos, entregue el coroto por la vía pacífica.
Sino que, valga repetir, el chavismo estoicamente, pese a todo y contra
todo, no sólo ha resistido sino que da indicios claros de que con
negociaciones de alto nivel, a lo interno y externo con instancias
barreras como la mesa de diálogo de Unasur, ha descifrado la naturaleza
de la guerra económica, política, cultural y mediática y da pasos para
desarmarla.
El chavismo tiene la capacidad de derrotar la guerra no convencional
Por lo que, como un manotazo de ahogado y salvador desde el exterior,
el poder real pretende imponer, ya descaradamente, una hambruna y una
escasez generalizada de medicamentos a través de un bloqueo financiero
que dificulte la importación para el segundo semestre. Y usted recuerde
que un bloqueo, sin argumento jurídico, contra un país soberano es, sin
dudas, un crimen de lesa humanidad.
Nosotros los chavistas no podemos
ni desconocer esta realidad, ni tampoco hacernos los desentendidos con
la desesperación de Wall Street por cerrar el frente latinoamericano con
Venezuela para hacerse fuerte en la arena global, porque espiritual,
humana y traumáticamente hemos pasado seis meses en el que este plan se
intentó imponer subiéndose a condiciones objetivas para un cambio de
régimen a través del estallido social y el saqueo inducido.
Hoy más que nunca debemos comprender que estos meses, los peores y
más críticos del chavismo en su historia, sin dudas, nos han servido
para terminar de observar el drenaje, constante y sonante, de traidores y
saboteadores internos, así como también la asimilación y entendimiento
de los pasos densos y duros que el directorio revolucionario ha
emprendido para convertir un repliegue ordenado en un pulso político con
los poderes globales, salteando por arriba la claudicación definitiva.
Una que por más que tilden de ideológica, de traicionera al legado
del Comandante por los acercamientos económicos, no es política, sino
que responde al objetivo de dividir a los enemigos internos y
posibilitar la estabilización de índices macroeconómicos para acceder al
crédito externo con el fin de asegurar las necesidades básicas de la
población, cuando Wall Street pretende evitar esto a toda costa.
Comprender esto es tan cierto como el hecho concreto de que los
chavistas tendremos que activarnos alrededor de estas claves y la
ofensiva cívico-militar, con Vladimir Padrino López a la cabeza, para
controlar la distribución de alimentos y medicinas. Es justamente desde
aquí, y no desde tristes intentos divisores, que podremos dar claves con
hechos concretos a los nuestros desencantados para iniciar el necesario
e indispensable proceso de reconexión con el liderazgo del presidente
Maduro y el directorio revolucionario.
El punto de no retorno financiero marcado por Citibank demuestra que
ningún plan, por excelente que sea, puede ser impuesto desde fuera y que
el chavismo, utilizando la fuerza enemiga, no sólo muestra signos de
recomposición, sino que tiene la capacidad para romper el secuestro de
tres años y sentar las bases para derrotar la guerra no convencional.
De nosotros depende.
Bruno Sgarzini / mision verdad
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