Si bien, el escenario ya es conocido, sobre todo por los latinoamericanos, nunca está de más refrescar las cifras… y la memoria.
La historia de la relación de Estados Unidos con América Latina es
tan remota como desigual. Si bien, el escenario ya es conocido, sobre
todo por los latinoamericanos, nunca está de más refrescar las cifras… y
la memoria.
EXPLOTACIÓN DE LOS RECURSOS NATURALES
El 25 por ciento de los recursos naturales, entre enérgicos y de
materias primas, que consume EE.UU., proviene de América Latina;
dejándole a los países de la región entre el 1 y el 2 por ciento de
ganancias de sus propios recursos, además de la responsabilidad de
lidiar con los daños medioambientales y sociales que dejan estas
explotaciones.
DEUDAS MÁS QUE ECONÓMICAS
En total, América Latina mantiene una deuda externa que alcanza el
medio billón y medio de dólares entre lo adeudado al Fondo Monetario
Internacional (FMI) y al Banco Mundial, organismos internacionales cuyos
principales accionistas provienen de bancos privados de EE.UU.
Si trasladamos a estadísticas la suma de las deudas de la región
latinoamericana con el FMI y el Banco Mundial, podríamos decir que cada
hombre y mujer latinoamericano nace debiendo 2.500 de dólares a estas
bancas; con lo que su vida ya está hipotecada.
COLONIAS DE LOS EE.UU.
La mayoría de los Gobiernos de América Latina son neoliberales, lo
que permite excelentes condiciones para la industria estadounidense, que
se instalan en dichos países aprovechando las facilidades
gubernamentales para la explotación de sus recursos y la falta de
regulación laboral y medioambiental.
El negocio entre EE.UU. y los países latinoamericanos neoliberales
consiste en que el imperio extrae de estas naciones materias primas a
muy bajo costo, que procesa y vende a los mismos países, pero a elevados
precios.
¿Cuál es la ganancia de los Gobiernos explotados?: Convertirse en
colonias del imperio, al no contar con la industria necesaria para
explotar sus propios recursos
Sebastián Piñera, Presidente de Chile, exhibía orgulloso ante Donald
Trump un gráfico que muestra la enseña chilena, siendo parte de la
bandera – modificada para tales efectos – de EE.UU.
De esta manera, se asume una relación de dependencia económica y
social; una “alianza” asimétrica, de patrón y empleado; lo que permite
que, entonces, EE.UU. incida en los asuntos internos de las naciones.
Paradójicamente, gran parte de las poblaciones de esas naciones son
las que han emigrado de manera masiva hacia EE.UU., escapando de la
pobreza.
Según datos de la Organización Internacional para las Migraciones
(OIM) más de 1.400 inmigrantes llegan diariamente a la frontera sur del
país norteamericano.
EN LA MIRA DEL IMPERIO
Asimismo, cuando un país latinoamericano que era parte de las
colonias del imperio, asume un Gobierno contradictorio a sus políticas y
modifica el modo operativo en materia económica, EE.UU. arremete contra
este, a través de distintos mecanismos, como golpes de Estado, guerras
económicas, bloqueos financieros, sanciones, campañas mediáticas, y el
respaldo de la Organización de Estados Americanos (OEA) o el
autodenominado Grupo de Lima. Y por si todo ello fuera poco, en todo el
continente latinoamericano existen 70 bases militares existen de los
EEUU de Norteamérica.
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