somatizar : Transformar inconscientemente una afección psíquica en orgánica: |
Actualmente los venezolanos están sometidos a altos niveles de estrés
a causa de la coyuntura política y económica que atraviesa el país.
Esta situación de angustia e incertidumbre, podría traer como
consecuencia que las personas desarrollen alguna forma de somatización.
Esto se evidencia cuando la persona se queja de manera persistente de
varios síntomas que no tienen un origen físico apreciable. Pese a que
la sintomatología es más común en las mujeres y puede aparecer en la
adolescencia y antes de los 30 años de edad, también podría manifestarse
en los hombres y niños, interfiriendo negativamente en la vida social,
laboral, escolar y personal.
En los casos más graves la persona puede sentirse inútil o intentaría
suicidarse debido a la incapacidad para adaptarse a las tensiones de la
vida. Mientras que los hijos varones de las mujeres con este trastorno
tienden a tener una alta incidencia de comportamientos antisociales.
Entre los síntomas reflejados están los dolores en las
articulaciones, cabeza, espalda, pecho, brazos y piernas, y vagina o
pene durante las relaciones sexuales. Latidos cardíacos irregulares y
malestar al orinar. Igualmente pueden mostrarse problemas
gastrointestinales, así como náuseas, vómitos y diarrea. Además,
desequilibrio emocional, parálisis, debilidad, dificultad para deglutir,
pérdida de la voz y otros.
Bombardeo mediático
Los ciudadanos están siendo víctimas de una tortura psicológica y
guerra desinformativa incesante todo el día, aseveró el psicólogo Miguel
Posani.
“Si la persona tiene insomnio, inseguridad laboral, alergia, colon
irritable, se va a agravar porque está somatizando las situaciones de
incertidumbre”, dijo, al referir que la gente no sabe qué va a pasar y
tiene miedo de que le hagan daño, le quemen el carro, a no llegar al
trabajo o a clases, etc.
“Los medios y redes sociales desde que te levantas hasta que te
acuestas te dicen que no estés seguro de nada, ten miedo. Más la
especulación en los precios, la inseguridad y ahora todo el mundo está
llamando a matar o a tumbar al Gobierno”, mencionó.
Resaltó que las personas también podían sufrir de irritabilidad, es
decir, que se vuelven malhumoradas fácilmente y estarán a la defensiva
con frecuencia.
El especialista reiteró que factores externos al país han planteado
situaciones violentas destinadas a producir un colapso social como se ha
producido en otras naciones.
“Es un milagro que no haya sucedido una confrontación social, a pesar
de que nos bombardean por los ojos y con las palabras”, expresó.
Espiral del silencio
“Durante dieciochos años de revolución, algunos
sectores se han encargado de inocular el odio a la población entre 13 y
22 años de edad a través de la espiral del silencio”, afirmó el
psiquiatra Ángel Riera.
Explicó que esta teoría de las ciencias políticas y de la
comunicación consiste en que los medios forman la opinión pública para
establecer el control social mediante la exposición u ocultamiento de
informaciones que pueden alterar las conductas de las personas.
Caso de Orlando Figuera asesinado por el odio opositor y donde no hay hasta ahora culpables |
“La edad promedio de los muchachos que actualmente ejecutan acciones
violentas coincide con factores de condicionamiento, entre ellos el
consumo de drogas lícitas e ilícitas y el dinero, que son usados como
motivación para inducir conductas antisociales”, afirmó.
Problema de salud pública
Riera acotó que, desde el punto de vista psicológico, hay más
predisposición a sentir odio que amor. Advierte que la apología del odio
y de la muerte acarrea que las personas padezcan depresión, trastornos
de ansiedad o de pánico.
“Tenemos un problema de salud pública, pero si el Estado no toma los
correctivos se agravará, puesto que la gente repite lo que dice y hace
otra sin cuestionar las medias verdades o lo medianamente creíble”,
dijo.
Asegura que las personas que crean y dirigen las operaciones
psicológicas no están enfermas. Sin embargo, hacen que sus seguidores
sientan extrema ansiedad, lo que provoca adicción a drogas o a los
ansiolíticos.
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