Unánime condena internacional
01-Septiembre-2013
01-Septiembre-2013
Por primera vez el juego y los objetivos invasores y criminales de EEUU
quedaron al descubierto. La condena y el rechazo internacional son
unánimes. Obama quedó acorralado y cocinándose en su propia salsa. Las
potencias y los países árabes cómplices fueron rebalsados por la
dinámica de la realidad y se mantienen en silencio. Todos coinciden en
que no habrá un ataque sin consulta a los parlamentos y a la ONU.
Washington, más allá del informe absurdo y sin sustento probatorio
elaborado por la CIA y la inteligencia USA (los verdaderos autores del
ataque con armas químicas) no pudo probar ni justificar una intervención
militar para terminar de destruir a Siria y arrojarla en manos de los
mercenarios empleados de las potencias. En este escenario de
acorralamiento, Obama anunció la postergación del ataque y en Siria lo
celebraron como una victoria. Pero esto solo marca el fin del anuncio
del "ataque inminente". El proceso continúa en otra etapa. Ni EEUU ni
las potencias aliadas invasoras renunciarán a su objetivo de apoderarse
de Siria. Solo pararon la pelota por un rato, y los planes de la
intervención militar continúan por otras vías.
_____________________________
La maniobra de EEUU con la acusación a Siria del ataque con armas
químicas como justificación de una intervención militar, perdió sustento
internacional, con la falta de pruebas y la revelación de los
verdaderos objetivos que encubre.
Rusia y su presidente, Wladimir Putin, acusaron a EEUU de fabricar el ataque con armas químicas como justificativo para bombardear Siria con el objetivo de ayudar a los rebeldes a derrocar al gobierno de Al Assad.
En solo una semana, se desmoronaron todos los argumentos del ataque por parte de Washington, y sus aliados imperiales tomaron distancia de los planes de Obama.
La votación en contra del parlamento británico se tornó en jurisprudencia internacional. Alemania avisó que no participará de una intervención militar. El parlamento francés ya advirtió al guerrerista presidente Hollande que no tolerará ninguna intervención al margen de la ONU. El jefe de la OTAN emitió un comunicado informando que la Alianza Atlántica no tiene prevista ninguna intervención en Siria.
Los países de la Liga Árabe, socios y cómplices del eje USA-UE, se mantienen en silencio, o exigen que el ataque sea liderado por una coalición internacional avalada por Naciones Unidas. En el plano internacional la condena a un ataque de EEUU es unánime y sigue creciendo.
Las potencias emergentes, como China, o los países periféricos en todo el orden internacional, rechazan y condenan el ataque planeado por Washington. La población de Francia, como la de la eurozona y Europa del Este, rechazan unánimemente la intervención norteamericana, y cualquier operación contra Siria. El 75% de la sociedad estadounidense rechaza el ataque, y el sábado organizaciones anti-guerra se manifestaron frente a la Casa Blanca repudiando los planes de Obama y el Pentágono.
Ningún experto u organización de las potencias centrales, recomienda una intervención armada en Siria. La mayoría coincide en que las reacciones y procesos en cadena que puede desatar en la región y a nivel internacional, son imprevisibles y de difícil pronóstico.
Los frentes de conflicto que hoy permanecen latentes en Medio Oriente, con la división religiosa entre facciones islámicas, enfrentamientos regionales como el de Turquía o el de Israel contra el eje Irán-Siria-Irak-Hezbolá-Hamás, la división entre la hermandad musulmana y Ejército en Egipto, el conflicto de los kurdos con Turquía, podrían activarse simultáneamente como reacción a una intervención militar de EEUU, con o sin las potencias, en la región.
Los especialistas coinciden que nunca como ahora, quedó revelada las verdaderas intenciones e intereses de Washington en la operación terrorista internacional lanzada hace dos años en Siria. Presionado por este escenario, y como una maniobra para ganar tiempo, Obama anunció que consultará con el Congreso de EEUU que se reúne el 9 de septiembre. En Siria celebraron esa decisión como una victoria.
Y la estimación de los analistas de EEUU es que los republicanos, siguiendo la experiencia de Gran Bretaña, condicionarán su apoyo a un ataque, a la formación de una coalición internacional que acompañe a EEUU. Lo que hasta ahora se torna imposible.
Obama, mientras tanto, y como recurso para mostrar fortaleza política, en medio de la debilidad, sigue amenazando con el bombardeo unilateral. Nadie le cree. Y comienza un nuevo proceso, donde se irán configurando las piezas del nuevo capítulo. Lo único cierto y verificable hasta ahora, es que por primera vez el juego y los intereses invasores de EEUU quedaron al descubierto.
Rusia y su presidente, Wladimir Putin, acusaron a EEUU de fabricar el ataque con armas químicas como justificativo para bombardear Siria con el objetivo de ayudar a los rebeldes a derrocar al gobierno de Al Assad.
En solo una semana, se desmoronaron todos los argumentos del ataque por parte de Washington, y sus aliados imperiales tomaron distancia de los planes de Obama.
La votación en contra del parlamento británico se tornó en jurisprudencia internacional. Alemania avisó que no participará de una intervención militar. El parlamento francés ya advirtió al guerrerista presidente Hollande que no tolerará ninguna intervención al margen de la ONU. El jefe de la OTAN emitió un comunicado informando que la Alianza Atlántica no tiene prevista ninguna intervención en Siria.
Los países de la Liga Árabe, socios y cómplices del eje USA-UE, se mantienen en silencio, o exigen que el ataque sea liderado por una coalición internacional avalada por Naciones Unidas. En el plano internacional la condena a un ataque de EEUU es unánime y sigue creciendo.
Las potencias emergentes, como China, o los países periféricos en todo el orden internacional, rechazan y condenan el ataque planeado por Washington. La población de Francia, como la de la eurozona y Europa del Este, rechazan unánimemente la intervención norteamericana, y cualquier operación contra Siria. El 75% de la sociedad estadounidense rechaza el ataque, y el sábado organizaciones anti-guerra se manifestaron frente a la Casa Blanca repudiando los planes de Obama y el Pentágono.
Ningún experto u organización de las potencias centrales, recomienda una intervención armada en Siria. La mayoría coincide en que las reacciones y procesos en cadena que puede desatar en la región y a nivel internacional, son imprevisibles y de difícil pronóstico.
Los frentes de conflicto que hoy permanecen latentes en Medio Oriente, con la división religiosa entre facciones islámicas, enfrentamientos regionales como el de Turquía o el de Israel contra el eje Irán-Siria-Irak-Hezbolá-Hamás, la división entre la hermandad musulmana y Ejército en Egipto, el conflicto de los kurdos con Turquía, podrían activarse simultáneamente como reacción a una intervención militar de EEUU, con o sin las potencias, en la región.
Los especialistas coinciden que nunca como ahora, quedó revelada las verdaderas intenciones e intereses de Washington en la operación terrorista internacional lanzada hace dos años en Siria. Presionado por este escenario, y como una maniobra para ganar tiempo, Obama anunció que consultará con el Congreso de EEUU que se reúne el 9 de septiembre. En Siria celebraron esa decisión como una victoria.
Y la estimación de los analistas de EEUU es que los republicanos, siguiendo la experiencia de Gran Bretaña, condicionarán su apoyo a un ataque, a la formación de una coalición internacional que acompañe a EEUU. Lo que hasta ahora se torna imposible.
Obama, mientras tanto, y como recurso para mostrar fortaleza política, en medio de la debilidad, sigue amenazando con el bombardeo unilateral. Nadie le cree. Y comienza un nuevo proceso, donde se irán configurando las piezas del nuevo capítulo. Lo único cierto y verificable hasta ahora, es que por primera vez el juego y los intereses invasores de EEUU quedaron al descubierto.
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