El acto criminal terrorista de llamar la
atención de las masas y crear un estado de conmoción con la actuación
del “iluminado helicóptero” y convertido en unos héroes afortunadamente
no les resultó. Fue un fracaso, no tienen con que asumir las acciones y
ahora quieren hacer creer que fue un autogolpe.
Con un autogolpe, el más perjudicado
habría sido el Gobierno; sería tirar por el suelo las elecciones para la
Constituyente y perder el apoyo internacional como democracia. Nadie
del pueblo opositor salió en apoyo con lo del helicóptero; eso evidenció
el cansancio de la guarimba y la desconexión de las cúpulas dirigentes
con los terroristas, fue un juego de guerra que generó indiferencia.
¡Hay decepción!.
En cambio en la Revolución, contamos
con una coordinación entre pueblo y dirigentes, desde el más humilde de
nuestros militantes hasta el de mayor rango, trabajamos en una sola
política de Estado, de solución de problemas dentro de una sociedad
profundamente democrática y socialista. La beligerancia no es para
igualarnos con el adversario que actúa como enemigo, es para derrotarlo
cívicamente y los golpes que el contendiente da como enemigo, los
asimilamos con tanta entereza, que no perturba el orden del proceso de
la Revolución socialista y democrática porque trabajamos hombro a hombro
con el pueblo. Nos estamos refiriendo al caso del Tribunal Supremo de
Justicia, asediado por una reaccionaria clase que hace de la violencia
su propia política.
Si la destrucción de las torres gemelas
contó con intereses superpoderosos, a quienes no importó la vida de sus
residentes donde se produjo una extrañísima coincidencia entre dos
factores aberrantemente enemigos para generar un estado de conmoción tan
grande, pero que sirvió para la destrucción de Irak, Afganistán, Libia y
Siria, ¿cómo no vamos a interpretar el caso del helicóptero como un
juego de guerra para crear un estado de conmoción de imprevisibles
consecuencias futuras de lo que puedan ser capaces factores imperiales
del terrorismo? bien puede esta acción terrorista servir para explorar
comportamientos de toda una sociedad cansada del vandalismo, pero que no
está dispuesta a reaccionar, ahora con Rambos y helicópteros, tampoco
como los trogloditas de la guarimba, contra un gobierno que está
demostrando que es profundamente democrático, a pesar de tantas
dificultades económicas y con ingresos de 38 dólares por barril de
petróleo. El apocalipsis que vivió el pueblo de los EEUU bajo su
gobierno imperialista, fue el derrumbe de las torres gemelas, ¿será que
están estudiando como escenarios tantos otros hasta llegar a la represa
del Guri?.
¿Será que la razón del ensayo de guerra
del Rambo–helicóptero es porque están entendiendo en el imperio que la
sociedad venezolana ha ido comprendiendo que la causa profunda de
nuestras necesidades es consecuencia de un estado como sistema
importador y consumista impuesto durante 70 años que anuló las
potencialidades de desarrollo de adentro hacia afuera y que ahora
estamos haciendo imperativamente con dedicación la orientación de toda
una educación a la formación técnica y práctica para producir la
satisfacción de las necesidades más sentidas de todos los venezolanos?.
De ahí, las Escuelas Técnicas
Industriales, de agricultura, de innovadores, y de todos aquellos que
tienen la capacidad de fabricar y producir de inmediato rubros que
acorten las desventajas en que nos encontramos.
Con la inmensa erogación en bolívares
para comprar con dólares en el exterior todo lo que nos hace falta, nos
atrevemos a pensar, que todos los factores componentes de la sociedad
venezolana, de arriba y abajo, desde el menos pudiente económicamente
hasta el mejor posicionado, estamos en un proceso de comprensión y de
interiorización que como nación necesitamos apoyarnos para crear un
desarrollo integral, por eso esta integración de factores se ha colocado
al margen de las guarimbas que no aportan nada, también de este nuevo
artilugio de un helicóptero facilitado para mostrar un Rambo
hollywoodense muy contrario al guarimbero de la edad de piedra y muy
cercano al imperialista que vivió en su propia salsa lo de las torres
gemelas.
El venezolano y su sociedad es sabio e
inteligente, y es ello la sazón de nuestra tierra, la mejor medicina de
la salud social y política, prevé y rechaza como acción de futuro, los
juegos de guerra que anuncian un apocalipsis y las prácticas guarimberas
anteriores a la edad de los trogloditas.
Es probable que la sociedad venezolana,
de hecho, de muy buena formación y educación, ha interiorizado estos dos
fenómenos y ha reaccionado reconociendo, una gran mayoría simpatizante
del gobierno, así como un factor mayoritario de los opositores (que aun
cuando no convenga y no simpatice con el gobierno, comparte los valores
de la democracia, del respeto del ser humano), que funciona como una
columna vertebral muy firme, capaz de asimilar el fenómeno de la
violencia, de la quema de comida, de la agresión a la gente porque
parece chavista; sin cambiar de rumbo en función de una profundización
de la democracia, de la fabricación de los Medios de Producción, de la
actualización de la mujer como factor productivo y con la creación de
una nación que desarrolle sus potencialidades de adentro hacia afuera,
dispuesta a cambiar ese asecho obstinante que viene del exterior de mil
diversas formas a imponernos el qué hacer y a no dejarnos hacer.
Caminemos juntos en las diferencias y
unidos en las coincidencias. Hacemos un llamado a la dirigencia política
de la oposición sensata y seria que hay en Venezuela para que volvamos
a sentarnos a la discusión de alta política sobre el país que queremos,
donde cabemos todos a pesar de pensar diferente. No será a través de la
imposición de una agenda violenta, del odio criminal que vamos a
solventar las profundas y adversas visiones del país que tenemos la
derecha y la Revolución Bolivariana; sin embargo ¡hablando se entiende
la gente!
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