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domingo, 2 de julio de 2017

Detengan la violencia, trabajemos juntos por Venezuela

Foto: Referencial

El acto criminal terrorista de llamar la atención de las masas y crear un estado de conmoción con la actuación del “iluminado helicóptero” y convertido en unos héroes afortunadamente no les resultó. Fue un fracaso, no tienen con que asumir las acciones y ahora quieren hacer creer que fue un autogolpe.
Con un autogolpe, el más perjudicado habría sido el Gobierno; sería tirar por el suelo las elecciones para la Constituyente y perder el apoyo internacional como democracia. Nadie del pueblo opositor salió en apoyo con lo del helicóptero; eso evidenció el cansancio de la guarimba y la desconexión de las cúpulas dirigentes con los terroristas, fue un juego de guerra que generó indiferencia. ¡Hay decepción!.
En  cambio en la Revolución, contamos con una coordinación entre pueblo y dirigentes, desde el más humilde de nuestros militantes hasta el de mayor rango, trabajamos en una sola política de Estado, de solución de problemas dentro de una sociedad profundamente democrática y socialista. La beligerancia no es para igualarnos con el adversario que actúa como enemigo, es para derrotarlo cívicamente y los golpes que el contendiente da como enemigo, los asimilamos con tanta entereza, que no perturba el orden del proceso de la Revolución socialista y democrática porque trabajamos hombro a hombro con el pueblo. Nos estamos refiriendo al caso del Tribunal Supremo de Justicia, asediado por una reaccionaria clase que hace de la violencia su propia política.
Si la destrucción de las torres gemelas contó con intereses superpoderosos, a quienes no importó la vida de sus residentes donde se produjo una extrañísima coincidencia entre dos factores aberrantemente enemigos para generar un estado de conmoción tan grande, pero que sirvió para la destrucción de Irak, Afganistán, Libia y Siria, ¿cómo no vamos a interpretar el caso del helicóptero como un juego de guerra para crear un estado de conmoción de imprevisibles consecuencias futuras de lo que puedan ser capaces factores imperiales del terrorismo? bien puede esta acción terrorista servir para explorar comportamientos de toda una sociedad cansada del vandalismo, pero que no está dispuesta a reaccionar, ahora con Rambos y helicópteros, tampoco como los trogloditas de la guarimba, contra un gobierno que está demostrando que es profundamente democrático, a  pesar de tantas dificultades económicas y con ingresos de 38 dólares por barril de petróleo. El apocalipsis que vivió el pueblo de los EEUU bajo su gobierno imperialista, fue el derrumbe de las torres gemelas, ¿será que están estudiando como escenarios tantos otros hasta llegar a la represa del Guri?.
¿Será que la razón del ensayo de guerra del Rambo–helicóptero es porque están entendiendo en el imperio que la sociedad venezolana ha ido comprendiendo que la causa profunda de nuestras necesidades es consecuencia de un estado como sistema importador y consumista impuesto durante 70 años que anuló las potencialidades de desarrollo de adentro hacia afuera y que ahora estamos haciendo imperativamente con dedicación la orientación de toda una educación a la  formación técnica y práctica para producir la satisfacción de las necesidades más sentidas de todos los venezolanos?.
De ahí, las Escuelas Técnicas Industriales, de agricultura, de innovadores, y de todos aquellos que tienen la capacidad de fabricar y producir de inmediato rubros que acorten las desventajas en que nos encontramos.
Con la inmensa erogación en bolívares para comprar con dólares en el exterior todo lo que nos hace falta, nos atrevemos a pensar, que todos los factores componentes de la sociedad venezolana, de arriba y abajo, desde el menos pudiente económicamente hasta el mejor posicionado, estamos en un proceso de comprensión y de interiorización que como nación necesitamos apoyarnos para crear un desarrollo integral, por eso esta integración de factores se ha colocado al margen de las guarimbas que no aportan nada, también de este nuevo artilugio de un helicóptero facilitado para mostrar un Rambo hollywoodense muy contrario al guarimbero de la edad de piedra y muy cercano al imperialista que vivió en su propia salsa lo de las torres gemelas.
El venezolano y su sociedad es sabio e inteligente, y es ello la sazón de nuestra tierra, la mejor medicina de la salud social y política, prevé y rechaza como acción de futuro, los juegos de guerra que anuncian un apocalipsis y las prácticas guarimberas anteriores a la edad de los trogloditas.
Es probable que la sociedad venezolana, de hecho, de muy buena formación y educación, ha interiorizado estos dos fenómenos y ha reaccionado reconociendo, una gran mayoría simpatizante del gobierno, así como un factor mayoritario de los opositores (que aun cuando no convenga y no simpatice con el gobierno, comparte los valores de la democracia, del respeto del ser humano), que funciona como una columna vertebral muy firme, capaz de asimilar el fenómeno de la violencia, de la quema de comida, de la agresión a la gente porque parece chavista; sin cambiar de rumbo en función de una profundización de la democracia, de la fabricación de los Medios de Producción, de la actualización de la mujer como factor productivo y con la creación de una nación que desarrolle sus potencialidades de adentro hacia afuera, dispuesta a cambiar ese asecho obstinante que viene del exterior de mil diversas formas a imponernos el qué hacer y a no dejarnos hacer.
Caminemos juntos en las diferencias y unidos en las coincidencias. Hacemos un llamado a la dirigencia política de la oposición sensata y seria que hay en Venezuela para que volvamos a  sentarnos a la discusión de alta política sobre el país que queremos, donde cabemos todos a pesar de pensar diferente. No será a través de la imposición de una agenda violenta, del odio criminal que vamos a solventar las profundas y adversas visiones del país que tenemos la derecha y la Revolución Bolivariana; sin embargo ¡hablando se entiende la gente!

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