El
24 de marzo de 1989 el buque petrolero Exxon Valdez, colisionó contra
un arrecife de coral cercano a las costas de Alaska, a consecuencia de
esto durante tres días se vertieron al mar, cerca de 37.000 toneladas de
crudo.
El derrame se extendió por más de dos
mil kilómetros de costa, afectando a toda la fauna marina; leones de
mar, ballenas, marsopas, nutrias y millones de pájaros y aves acuáticas
migratorias. El daño ecológico fue incalculable, el brutal vertido de
más de once millones de galones de hidrocarburos produjo una mortandad
que amenazó gravemente la cadena de alimentación en que se apoyaba la
industria de la pesca.
A raíz de este desastre una nueva legislación medioambiental se aprobó.
Aunque ha habido muchos otros derrames de petróleo alrededor del
mundo, el del Exxon Valdez ocurrió en aguas remotas, hogar de una fauna
abundante y espectacular, y causó un daño terrible al área.Miles de animales murieron como resultado del derrame, incluyendo aproximadamente 250.000 aves marinas y 2.800 nutrias marinas. La limpieza costó más o menos 2,1 billones de dólares y, algunas áreas a lo largo de la costa más cercana al derrame, todavía hoy en día están contaminadas con petróleo debajo de la superficie.
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