El
martes 8 de enero la vicepresidenta ejecutiva Delcy Rodríguez dio a
conocer las conversaciones entre las Armada venezolana y los dos buques
de exploración sísmica de ExxonMobil en aguas territoriales de la
República Bolivariana.
En el audio se puede constatar que, efectivamente, el capitán del
buque sabía que estaba en coordenadas del territorio venezolano, con el
beneplácito del gobierno guyanés, quien tiene asumido el papel de proxy
para presionar geopolíticamente a través de la guerra
energética-territorial a beneficio de una de las grandes petroleras de
los Estados Unidos.
Esto representa una escalada en los movimientos de Exxon-Guyana para
intentar abastecerse de una buena tajada del Esequibo venezolano, que
diplomáticamente representa el reclamo de la ex colonia británica a
favor del Laudo Arbitral de París de 1899, un robo de lo que sería gran
parte del macizo guayanés con cantidades no explotadas de petróleo, gas,
minerales varios, además de contar con una biodiversidad única en el
planeta.
Las aguas territoriales de Venezuela fueron invadidas una vez más, y
la Armada actuó en consecuencia, según el protocolo naval. Ese "Ustedes
están defendiendo su territorio" dicho por el capitán estadounidense
refleja claramente su intencionalidad de pasearse como Pedro por su
casa, según el argot popular, a representación de una petrolera que ve
estratégicamente a Venezuela en un escenario central a la geopolítica
estadounidense.
En el frente interno, asimismo, la elite política del antichavismo ha
minado todos sus campos de lucha, se sostiene sobre una Asamblea
Nacional sin competencia legal ante las decisiones del Tribunal Supremo
de Justicia. Ello creó la desestabilización de la estructura del Estado
venezolano a través del Parlamento, cuyos jefes buscan el derrocamiento
del gobierno del presidente Nicolás Maduro como objetivo públicamente
deliberado.
Juan Guaidó entra en escena
El dirigente de Voluntad Popular, Juan Guaidó, asumió este sábado 5
de enero la presidencia de la Asamblea Nacional en desacato por un pacto
firmado entre los principales líderes de la oposición (los cuatro
partidos más fuertes) para rotarse los cargos directivos del Parlamento.
Guaidó fue señalado en 2015 por José Rafael Pérez Venta,
quien protagonizó un escandaloso descuartizamiento de una militante
opositora por motivos comerciales, de haber sido uno de los principales
organizadores y autores intelectuales del plan "La Salida". En su
escalonamiento en las jerarquías del partido, Guaidó llegó a ser el
tercero al mando de la dirigencia nacional, luego de Leopoldo López,
pagando condena, y Freddy Guevara, hoy asilado en la embajada de Chile.
Aunque su trabajo político de antaño se centró en el estado Vargas,
pasó en poco tiempo a ser un agitador de calle bajo lucro de las
aspiraciones de los máximos dirigentes de su partido, a presidente de la
Asamblea Nacional.
Ha sido llamado por el secretario general de la OEA, Luis Almagro, y
según el último comunicado del Grupo de Lima contra la soberanía de
Venezuela, a tomar la Presidencia de la República Bolivariana, con el
apoyo incluso del Departamento de Estado de la Administración Trump.
Juan Guaidó nunca se esperó un escenario así en su vida, aunque las
presiones internacionales obviamente se hacen notar.
Al comentario del periodista de El Mundo de España:
"Factores radicales de la oposición, incluso el ex presidente colombiano
Andrés Pastrana, le exigen que se autojuramente como presidente de la
República, arguyendo vacío de poder", de una reciente entrevista el diputado respondió:
"Lo dijimos claro: el 10 de enero se
inicia un nuevo periodo constitucional sin un presidente electo en
Venezuela. Estamos en una situación de fuerza, no de derecho. No hay
Estado de derecho en mi país, lo han desmontado paulatinamente. Así lo
reconocen el Grupo de Lima, EEUU, Canadá y la Unión Europea. Creo que la
labor del Parlamento es construir esa fuerza y las condiciones para
lograr una transición en Venezuela."
Guaidó propone capitalizar nuevas protestas violentas al estilo 2014 y
2017, que junto a una presión institucional e internacional podría,
según la tesis de Voluntad Popular, desencadenaría un golpe de Estado
contra el presidente Maduro. La insurrección como forma de lucha es la
divisa de esta parte de la oposición venezolana, ya forajida, que
colinda con los intereses estratégicos de los Estados Unidos.
Esto se evidenció con la defensa acérrima de Freddy Guevara, ex vicepresidente del Parlamento, quien en 2016 pidió que
la ExxonMobil fuese indemnizada por el Estado venezolano. Ese sector
antichavista se asumió públicamente para sí la vocería de los intereses
de la petrolera que ha estado en su fase de exploración de los límites
entre Guyana y Venezuela, y que ha mantenido litigios con el chavismo en
el poder ejecutivo.
Desde principios de 2016, la Asamblea Nacional fue subusada como
instrumento político para forcejear un choque institucional por el
antichavismo, como proxy local de los intereses estadounidenses, que se
traduciría en el ansiado golpe contra Maduro, pero a su vez ha sido base
para instalar una especie de gobierno paralelo, promover una
insurrección militar y el bloqueo financiero a Venezuela. Guaidó,
vendría a continuar la estrategia forajida hasta ahora fracasada pero
que, sin embargo, ha logrado conseguir romper algunos platos rotos
-económicos, sociales, familiares, culturales- en el piso venezolano.
Se espera, entonces, una escalada a nivel internacional con un poder
legislativo secuestrado por los intereses corporativos estadounidenses .
Del intento de magnicidio a las provocaciones limítrofes de los países
vecinos, todos los hilos llevan a un mismo escenario geopolítico en el
que la Administración Trump y China se disputan los recursos y las
influencias políticas en el Hemisferio Occidental, con Venezuela como
aliado o enemigo clave.
No hay comentarios :
Publicar un comentario