Un tanquero petrolero. Foto: Teekay Shipping Ltd |
“Consenso en el Capitolio: No es momento de bajar la guardia con Venezuela”, así titula el medio gubernamental de Estados Unidos, Voz de América
(VOA), un artículo referido a la postura de factores políticos
estadounidenses luego de la incursión marítima fallida para derrocar al
presidente Nicolás Maduro el pasado 3 de mayo.
El
reporte de VOA incluye la opinión de figuras políticas tanto del ámbito
demócrata como republicano que están arraigadas en Florida, estado de
la Unión donde históricamente el enfoque de línea dura e
intervencionista contra Venezuela (y Cuba después de los años 60) es un
consenso bipartidista.
El
hecho es que la catástrofe de la Operación Gedeón encomendada por Juan
Guaidó y Washington a la empresa de mercenarios Silvercorp, ha generado
todo tipo de reacciones en Estados Unidos.
Hace varios días, tres senadores demócratas
de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado mostraron su
descontento con el tratamiento confuso y esquivo dado por la Casa Blanca
en torno a la Operación Gedeón. La negación de Washington fue de todo
menos convincente.
Incluso Trump afirmó: “Si alguna vez hiciese algo con Venezuela no sería así. Sería muy diferente, una invasión”.
“O
el gobierno de Estados Unidos no estaba al tanto de estas operaciones
planeadas, o estaba al tanto y permitió que se llevaran a cabo”, afirma
la carta pública de los demócratas enviada al secretario de Estado Mike
Pompeo, al fiscal general William Barr y al director interino de
inteligencia nacional, Richard Grenell.
Según cita VOA:
“la misiva, que también lleva las firmas de los senadores Tim Kaine y Tom Udall, cita cláusulas en la Ley VERDAD que promulgó Trump a finales de 2019. La ley afirma que la política de Estados Unidos es la de respaldar el diálogo diplomático”.
Aunque
a nivel del Congreso estadounidense, es decir, de “la política
nacional”, la cuestión venezolana representa un arma arrojadiza de los
demócratas y republicanos, en Florida la escala de prioridades (sobre
todo las electorales) cambia.
El voto en el estado costero representa un swing state
de cara a la reelección de Trump y el voto está fuertemente polarizado e
influido por el devenir del golpe en Venezuela. Esto ha provocado que
la situación en Venezuela sea tratada como una circunscripción electoral
de Doral, donde los actores políticos compiten por la vanguardia de la
línea dura antivenezolana.
A su vez, los políticos de Florida (el que más destaca es el baby neocon Marco Rubio) han reorientado la política exterior estadounidense en función de sus ambiciones electorales en el corto plazo.
De ziquierda a derecha, el presidente Trump, la esposa de Leopoldo López, Lilian Tintori, el vicepresidente Mike Pence y el senador por Florida Marco Rubio. Foto: El Español |
Convirtieron
el derrocamiento de Maduro en una expectativa electoral, y ahora se ven
obligados a exigir, diariamente, una presión más elevada de la
Administración Trump para sostener el impulso mediático de cara a la
elección presidencial de noviembre.
El uso de Venezuela en este marco ha servido también como una oportunidad política para las carreras políticas de algunos.
Por
ejemplo, el republicano Marco Rubio alcanzó velozmente una posición de
intermediario entre la política exterior de la Casa Blanca y la región
latinoamericana, haciendo uso de su puesto como senador y de las
conexiones políticas con figuras de la ultraderecha venezolana.
En
tal sentido, han sido los actores políticos republicanos y demócratas
de Florida quienes han empujado las líneas maestras de la guerra híbrida
aún vigente contra Venezuela: el escalamiento de sanciones, la falsa
imputación de Maduro y otros líderes por “narcoterrorismo”, las
maniobras de intimidación militar del Comando Sur y la protección del
dueño de Silvercorp, Jordan Goudreau, quien tenía su base de operaciones
en Florida mientras avanzaba la Operación Gedeón.
Pero el fracaso de la incursión dejó a muchos de estos actores en aprietos. Sobre esto VOA relata que:
“según el republicano Mario Díaz-Balart (congresista), persiste el consenso bipartidista sobre la causa de Venezuela, alineado con la estrategia de máxima presión de la propia Casa Blanca. Pero tenemos que hacer más, reconoció Díaz-Balart”.
Díaz-Balart
no perdió la oportunidad de informar cuál sería el próximo movimiento
para reacomodar la estrategia post Operación Gedeón, mientras en
paralelo Marco Rubio también presiona por la incorporación de Venezuela
en la lista de estados patrocinantes del terrorismo de Estados Unidos.
“Respecto a la relación de Maduro con el gobierno iraní, Díaz-Balart aseguró que la Casa Blanca conoce del tema y que los gangsters a través del mundo están tratando de ayudar a ese régimen (…) Nunca podemos bajar la guardia. Hay que siempre estar en la forma de agresividad porque es para la seguridad nacional de Estados Unidos, y, también, para la causa de libertad de Venezuela”, reseñó VOA.
Días antes de estas agresivas declaraciones, la agencia Reuters confirmaba
que “al menos un tanquero que transporta combustible cargado en un
puerto de Irán zarpó hacia Venezuela (…) lo que podría ayudar a aliviar
la aguda escasez de gasolina del país sudamericano”.
Se
trataría del buque Clavel de bandera iraní y forma parte de la
asociación estratégica entre ambos países sujetos a sanciones
petroleras. Reuters complementa afirmando que
“Desde abril, varios vuelos desde Teherán han suministrado materiales a Venezuela para reanudar la unidad de craqueo catalítico de la refinería de Cardón, operada por la estatal PDVSA y con capacidad para procesar 310.000 barriles por día”.
Al día siguiente, un funcionario estadounidense bajo condición de anonimato le confirmó a Reuters
que “Estados Unidos está considerando qué medidas tomar en respuesta al
envío de combustible de Irán a Venezuela”, o lo que es lo mismo,
aplicar represalias y un endurecimientos de las sanciones asfixiantes a
la economía de Venezuela e Irán.
El canciller venezolano Jorge Arreaza estrecha la mano del presidente iraní Hasan Rohani. Foto: Infobae |
Desde Irán está amenaza fue respondida. La Agencia de Noticias Nour del país persa advirtió
que habrá repercusiones si Estados Unidos bloquea los buques cisternas
de bandera iraní que transportan combustible a Venezuela.
Siguiendo
esta declaración, es posible que más de un buque cargado con gasolina
esté próximo a cruzar el atlántico rumbo a Venezuela.
La
amenaza de una represalia estadounidense producto de este envío de
combustible, describe fielmente cómo la agenda de sanciones ilegales de
Washington (empujada desde Florida) persigue la agudización de la crisis
económica en tiempos de Covid-19.
El
anuncio de medidas para obstaculizar que Venezuela pueda disponer de
gasolina, tiene efectos negativos sobre la producción de alimentos, el
comercio de productos básicos y la capacidad de movilización de las
personas y de las instituciones de salud para atender la pandemia.
Mientras
los empresarios venezolanos piden una reactivación económica, EEUU
busca bloquear este envío de gasolina para impedir que se retomen,
paulatinamente, las actividades del país.
La
política suicida de sanciones está dejando claro quien coloca los
obstáculos para recuperar nuestra economía en una etapa post Covid-19.
En
términos concretos, la pretensión de Washington es una chapuza legal.
El intercambio petrolero entre Irán y Venezuela no está sujeta a la
autorización de Washington, por lo que las acciones anunciadas implican
una nueva agresión a la soberanía de la República Bolivariana de
Venezuela.
Estas
informaciones han destruido las recientes declaraciones de James Story,
vinculado a la Operación Gedeón según el presidente Maduro y nominado
hace poco Trump para asumir la embajada gringa en Venezuela.
A principios de abril, Story afirmó que:
“Los problemas que tiene Venezuela, como por ejemplo el de la gasolina, no es por un bloqueo naval -que no existe-, o porque las medicinas no llegan por las sanciones. Es por el mal manejo de la economía y de la corrupción”. Según reseñó Tal Cual, Story “recordó que las medidas que pesan sobre empresas estatales y sobre funcionarios no impide la compra de alimentos y medicinas”.
Estas
aseveraciones de Story han quedado como una farsa, ya que públicamente
se anuncian represalias para evitar el envío de gasolina, un insumo
clave para sostener el transporte de alimentos, medicinas y de pacientes
de Covid-19 en Venezuela, pero también para alimentar las plantas
eléctricas de hospitales y centros de atención integral.
Vehículos hacen largas filas para abastecerse de gasolina en Caracas. Foto: Libre Mercado |
En
esta declaración de propósitos, Estados Unidos deja ver que el bloqueo
es su herramienta preferida para perjudicar a la sociedad venezolana.
Al
parecer estar tanteando la opinión pública y calculando las condiciones
para llevar a cabo un bloqueo naval parcial y flexible, aprovechando el
despliegue aeronaval repotenciado del Comando Sur por el Caribe
anunciado por Trump a principios de abril.
Mision Verdad
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