VÍA RAFAPAL.COM
Ayer, discutiendo en Meneame sobre las
pruebas de que los dos chicos chechenos habían puesto las bombas,
alguien me señaló la noticia de que una persona que había sufrido la
amputación de las dos piernas había señalado a uno de ellos como el
autor. Me tuve que callar, aunque posteriormente aparecieron las declaraciones de los padres apuntando a que sus hijos habían sido controlados por el FBI desde hace 3 años
y, encima, en el facebook de uno de ellos se significaba como creyente
en la Verdad del 11-S: es decir, conspiranoico. No cuadraba. Hoy,
me llega el vídeo que veréis seguidamente acerca de cómo unos militares
amputados trabajan en simulaciones de atentados con otros compañeros, y
la cosa empieza a aclararse.
En esta página,
un médico descubre el montaje del supuesto damnificado en la maratón de
Boston, que es en realidad un actor, escenificando la película que
muestran las fotografías. Como demuestra este sanitario simplemente, el
comportamiento de esos supuestos damnificados es imposible a la luz de
las heridas que supuestamente están soportando: si a consecuencia de la
explosión pierden la dos piernas, en dos minutos se han desangrado y
mueren. (Es muy diferente si les amputan las piernas a consecuencia de
las heridas). Ni la cantidad de sangre que se ve alrededor ni el grado
de consciencia de los heridos se corresponde con las supuestas heridas
provocadas por una explosión que le amputa las piernas.
En la siguiente secuencia de imágenes veréis cómo el tipo de la capucha (un mercenario de The Craft como los que vimos el otro día)
actúa en complicidad con la mujer negra de debajo suyo para preparar la
película en torno al chico que se encuentra debajo. ¡Ojo! Sí se produce
una explosión pero los mayores daños físicos son muy probablemente
escenificados para generar la histeria subsiguiente. Si hay alguien a quien le parezca imposible que se pueda escenificar algo así, que recuerde el caso del rescate de la soldado Jessica Lynch, en Irak: fue un montaje. Ni hablar de la caida de las Torres Gemelas
No hay sangre, el tipo de la capucha y la mujer hablan para comenzar el teatro
No hay sangre en el amputado (el chico caído): el de la capucha empieza a extenderla alrededor
MISMA ESCENA DIFERENTES ÁNGULOS
Minutos
después de la explosión, nótese la postura de relajo de varios. ¿El
hombre de amarillo observando apoyado en vez de ayudar? La mujer de
color extrañamente tranquila y sin sangre .
La
mujer de color despareció, la tranquilidad de la rubia, el tipo
acostado y sobretodo, del supuesto amputado, que más allá de su “grave”
estado parecen ignorarlo
La
mujer de color, que en las anteriores fotografías aparecía tranquila y
sin sangre, ya en la camilla pone cara de dolor y curiosamente, ahora
aparece ensangrentada
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