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domingo, 13 de abril de 2025

Analizando el Decreto de Emergencia Económica del presidente Maduro

 

El presidente Nicolás Maduro, junto a la vicepresidenta Delcy Rodríguez, explicó los elementos centrales del Decreto

El mandatario venezolano Nicolás Maduro firmó este martes 8 de abril un Decreto de Emergencia Económica para tomar decisiones estratégicas en distintos ámbitos de la conducción de esta materia. 

La medida corresponde con el recrudecimiento de las sanciones ilegales contra Venezuela y ante los aranceles impuestos por el gobierno de Donald Trump sobre una cantidad grande de Estados, incluido Venezuela —con un 15%—, que han afectado notablemente la economía mundial y han propiciado la caída de los mercados, la baja del precio del petróleo y los temores de recesión en Estados Unidos y otros lugares del orbe.

El Jefe de Estado presentó el decreto e indicó que sus bases legales se apoyan en los artículos 337, 338 y 339 de la Constitución, los cuales indican las facultades que tendrá el mandatario durante un periodo de dos meses.

Durante los años 2016 y 2020 también fueron activados decretos de emergencia a fin de encarar la coyuntura económica de entonces.

El contexto económico por razones exógenas

La nueva legislación está completamente determinada por fenómenos de origen exógeno a Venezuela.

Primeramente, responde a las medidas de nueva presión contra el país, como la cancelación de licencias petroleras y las amenazas tributarias de 25% a cualquier país que compre petróleo venezolano.

Además, el actual contexto internacional generado por la llamada "Guerra comercial de Estados Unidos contra el mundo" inaugurada por el presidente de ese país es un factor central en el decreto en cuestión.

La nueva ordenanza refiere el riesgo de una "recesión mundial", la distorsión de las cadenas de suministros de bienes, el aumento de las materias primas y la ruptura de las bases y normas que rigen el comercio a escala global, lo cual también será un nuevo obstáculo para Venezuela.

Desde la perspectiva del presidente Maduro, existen altas probabilidades de que ocurra otra gran crisis internacional que pudiera irradiar sus efectos sobre la economía nacional. 

Las diversas fuentes de análisis económico han insistido en que Estados Unidos podría caer en recesión y alta inflación (estanflación), lo cual desaceleraría la economía de China y de otras naciones industrializadas.

El margen de predictibilidad de esta crisis económica inducida es muy difícil de delinear ya que no existen precedentes y no hay una cronología que pueda estimarse. Por lo tanto, se ha considerado que estas nuevas "circunstancias extraordinarias" —tal como las refiere el decreto— podrían ser de largo aliento, lo cual demanda a Venezuela asumir contramedidas y acciones de contingencia.

El énfasis del Decreto en la política de hacienda

Las decisiones que el presidente Maduro podrá dictar en materia económica tienen un especial énfasis sobre un reordenamiento circunstancial de los mecanismos de recaudación fiscal del Estado en sus distintos niveles.

Tal como refiere el Punto 2, se decreta "suspender con carácter general la aplicación y cobro de tributos nacionales, estatales y municipales, así como de los trámites administrativos relacionados, a fin de proteger el aparato objetivo nacional".

Esta medida va en correspondencia con un anuncio previo que había realizado el mandatario nacional de suspender el cobro de tributos municipales a las actividades económicas primarias en el país.

Esto implicaría un estímulo fiscal directo a las actividades económicas de carácter circunstancial y extraordinario, a fin de fomentar la labor empresarial.

Pero ello no exime al Estado de la recaudación de ciertos recursos; más bien podría surgir un reacomodo y contener la evasión.

Según el Punto 3, el gobierno nacional adquiere la atribución de "concentrar en el Tesoro Nacional la recaudación de las tasas y contribuciones especiales creadas por leyes y redireccionar los recursos disponibles de todos los fondos existentes a partir de hoy".

Durante los próximos meses probablemente el presidente Maduro presentará nuevas providencias que concentrarán la recaudación desde estos mecanismos, a modo de consolidar el presupuesto nacional.

Según refiere el Punto 4, el Ejecutivo podría profundizar su política de degradar la evasión al fisco pues planea "establecer mecanismos extraordinarios para combatir la evasión y elusión fiscal" y "suspender la aplicación de excepciones de tributos nacionales y proceder a su recaudación", según se señala en el Punto 5 del decreto.

Estímulo a las actividades internas

Otro de los ejes de acción más destacados en el documento será el estímulo a las actividades económicas internas.

Según las atribuciones presidenciales descritas en el Artículo 2, concretamente en el Punto 6, el mandatario podrá "establecer mecanismos y porcentajes de compra obligatoria de la producción nacional para favorecer la sustitución de importaciones".

El Presidente señaló que es "muy importante la línea de sustituir todas las importaciones y proceder a los mecanismos para garantizar la compra de la producción nacional de todos los bienes y productos priorizados en este decreto".

Tal acción podría salvaguardar la labor y esfuerzo de las empresas no petroleras de Venezuela y contener los riesgos de un shock comercial porque muchas exportaciones hacia Estados Unidos se verán expuestas a un contexto adverso.

Los productos venezolanos en ese país serán más costosos por razones de aranceles, pero la posible caída de las actividades económicas y el posible descenso del consumo en suelo norteamericano podrían afectar el flujo de mercancías desde Venezuela.

Estas medidas reaniman o reimpulsan las políticas de "compras nacionales" del Estado venezolano, que fueron inauguradas durante la era del presidente Hugo Chávez como estímulo a la actividad interna, así como decisiones del presidente Maduro en años anteriores, como la creación del Sistema Centralizado y Estandarizado de Compras Públicas del año 2016.

El Punto 7 resalta la necesidad de "adoptar todas las medidas necesarias para estimular la inversión nacional e internacional, en beneficio del desarrollo del aparato productivo, así como las exportaciones de rubros no tradicionales como mecanismos para la generación de nuevas fuentes de empleo, divisas e ingreso".

Sobre esto el presidente Maduro añadió: "Es muy importante abrir las compuertas a nuevas fuentes de inversión. Aquellos venezolanos o inversionistas internacionales que quieran traer sus recursos al país serán tratados de manera especial para que los traigan y circulen en el aparato productivo, en la economía nacional y sirvan como fuente poderosa de estabilidad e inversión para el crecimiento de los próximos meses y años".

Presupuesto

El nuevo momento exigirá un esfuerzo presupuestario adicional, por lo tanto el Ejecutivo podrá adoptar medidas como "autorizar erogaciones con cargo al Tesoro Nacional y otras fuentes de financiamiento que no estén previstas en el presupuesto anual", según refiere el Punto 9.

El Punto 10 del Decreto de Emergencia Económica alude a "dictar las normas que excepcionalmente, y sin sometimiento alguno a otro poder público, autoricen las operaciones de crédito público, sus reprogramaciones y complementos que no estén previstas en la Ley Especial de Endeudamiento, así como las que permiten ampliar los montos máximos de endeudamiento que pueda contraer la República".

Medidas "extraordinarias y excepcionales"

El conjunto de acciones que podrían derivar desde el Decreto de Emergencia apuntan a ser amplias y diversas. Se espera que en los próximos meses el gobierno nacional realice constantes anuncios para desplegar estos ámbitos de acción.

Se pueden esperar decisiones como una reforma sobre flujo de tributos en el sistema fiscal nacional, políticas de incentivo a la inversión interna y externa, medidas para consolidar las compras nacionales a empresas del país e, incluso, políticas inherentes a la producción de bienes hidrocarburos desde el reconocimiento de las condiciones objetivas que impone el asedio multiforme externo.

El carácter "extraordinario" y "excepcional" de las acciones de respuesta en materia de economía tiene un amplio registro en Venezuela.

En el país han tomado forma un conjunto de métodos de gobierno diseñados desde la contingencia, con visión de oportunidad y con sentido de "excepcionalidad" de las medidas.

En determinados momentos esas medidas lograron la superación de nudos críticos, como la primera "máxima presión" de Trump y la crisis económica generada por la pandemia de covid-19, propiciando un repunte de las actividades económicas nacionales desde el año 2021 hasta el presente.

Sanciones y aranceles contra Venezuela: los desafíos son oportunidades

Las últimas medidas de EE.UU. sobre el sector energético de Venezuela afectarán en la producción y exportación petrolera, pero también ofrecen nuevas perspectivas

Venezuela está enfrentando un escenario internacional de agresión económica y comercial con precedentes conocidos y otros por conocer. La administración de Donald Trump emitió nuevas medidas para presionar el sector petrolero venezolano, aunadas a las sanciones que ya venían golpeando la economía desde hacía más de un lustro.

El pasado 24 de marzo Trump firmó una orden ejecutiva que impone aranceles de 25% al comercio con países que compren petróleo a Venezuela. Esta disposición entró en vigor el 2 de abril.

Según las autoridades estadounidenses, sin bases ni pruebas, el gobierno del presidente Nicolás Maduro ayuda a entrar en Estados Unidos a miembros del grupo criminal Tren de Aragua, reconocido por Washington como organización terrorista, en el marco de una estrategia de criminalización tanto del Estado como del gentilicio venezolano, lo cual ha sido instrumentalizado con fines persecutorios y judiciales contra migrantes en suelos de ese país.

Con esta base, el secretario de Estado, Marco Rubio, viejo enemigo de Venezuela y valedor de la "máxima presión", determinará —a discreción— la imposición de aranceles en coordinación con los secretarios del Tesoro, Comercio, Seguridad Nacional y el Representante Comercial de Estados Unidos.

Ese mismo día la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro prorrogó la Licencia General 41B, que permite a Chevron producir y exportar petróleo venezolano hasta el 27 de mayo de 2025.

Anteriormente, el 4 de marzo, la Casa Blanca revocó oficialmente la Licencia General 41, vigente desde noviembre de 2022 —era Biden—.

Pareciera que, con relación a Venezuela, momentáneamente Trump ha repartido caramelos para todos: Rubio obtiene influencia arancelaria sobre las exportaciones venezolanas y Chevron puede continuar sus operaciones en el territorio nacional de manera provisional, en un ejercicio de equilibrismo entre la "máxima presión" y la diplomacia à la Grenell.

A su vez, la licencia extendida apunta que Washington no ha tomado una decisión definitiva de suspender las importaciones de petróleo venezolano; la posibilidad de que la licencia pueda extenderse después del 27 de mayo está sobre la mesa.

Si bien Estados Unidos revocó el instrumento para que Trinidad y Tobago desarrollara los proyectos gasíferos en los campos Dragón y Cocuina-Manakin, el gobierno trinitense espera que haya enmiendas del Secretario de Estado en el asunto para continuar con las inversiones y el trabajo establecido en el cinturón caribeño de gas.

Producción y exportación sobre la balanza

Para analizar las consecuencias de estas decisiones, Misión Verdad consultó a tres expertos en el tema: Werther Sandoval, profesor universitario y analista energético; y al también catedrático David Paravisini y Manuel Páez Moreno, dirigente político y trabajador de Petróleos de Venezuela (PDVSA), integrantes de Huracán Bolivariano —colectivo de trabajadores de la industria de los hidrocarburos—, quienes respondieron bajo una sola voz.

Para Sandoval, la aplicación de la orden ejecutiva del 24 de marzo significaría que terceros países "van a tener renuencia y, en algunos casos, se van a negar a comprar el petróleo venezolano. Eso va a tener incidencia sobre la producción", una inminente caída en la producción.

Sin embargo, a contrapelo de lo que afirman otros analistas de tinte opositor, considera que las exportaciones "nunca se van a ahogar por completo".

Hay perspectivas de que continúe el flujo de caja por exportaciones petroleras porque "PDVSA tiene la suficiente capacidad técnica, científica y tecnológica para mantener y crecer en la producción", alegan Paravisini y Páez, "y que a falta de estos capitales seguramente la inversión privada venezolana se sumará a la recuperación de la industria petrolera, ya que es transversal para la recuperación económica del país".

Ellos estiman que "el petróleo es la principal fuente energética del planeta y así lo será por los próximos cien años; eso genera una altísima demanda, por ello toda la oferta que está en el mercado siempre será ocupada de una u otra manera por clientes que lo necesitan".

Por ejemplo, citan a África como un potencial mercado para el crudo venezolano, "un continente con un gran crecimiento en el consumo energético al cual Europa ha expoliado su territorio, robado sus riquezas y evitado su desarrollo, pero hoy con el apoyo de China ha soltado esas amarras y va rumbo a su independencia política, económica y social".

Sandoval añade que "nosotros podamos colocar nuestros crudos en otros mercados, incluso espacios que son nuevos o tradicionales, eso también tiene sus vías, tiene ejercicios de comercialización, lo que llaman los buques fantasmas, la flota oscura", mecanismo que siempre ha existido "con productos tan importantes y vitales como el petróleo, que por supuesto todo el mundo lo apetece en función de que es la sangre que mueve la economía del mundo".

Pero, para ello, debe haber una continuidad productiva que pudiera ser compensada por PDVSA con proyectos propios. "Sí —expone el también columnista de Últimas Noticias—, puede compensar en algo sobre los proyectos propios, digámoslo, como una estrategia política acertada a propósito de fortalecer el mercado interno, la capacidad adquisitiva interna de nuestras propias empresas y su participación".

En dicho escenario, los desafíos de la industria nacional de hidrocarburos son variados: Paravisini y Páez observan que "el reto debe ser aumentar nuestra capacidad de refinación y sacar combustible y derivados que suplan el mercado global", mientras que Sandoval apunta que:

"Tenemos problemas de mantenimiento, de importación de equipos, de brindar el mantenimiento y las inversiones adecuadas para mantener la industria con un grado de confiabilidad que le permita tener una operación mucho más fluida, y eso tiene incidencia sobre los costos de producción".

Paravisini y Páez ahondan en este sentido: "Dependiendo del destino, variará la estructura de costos; siempre impactará porque serán descuentos que traerán consecuencias en nuestros ingresos finales", y señalan que "la visión debe ser aumentar producción, proceso de refinación y cubrir ese déficit" de la renta provista por las sanciones y los aranceles estadounidenses.

¿Cómo lograr dicho propósito? Sandoval sopesa que "hay países aliados con los cuales Venezuela puede darle alguna viabilidad a la industria petrolera venezolana. Con Irán, con países como Argelia, que están brindando apoyo y han logrado solventar, porque ya tenemos una primera experiencia de suspensión total de las exportaciones petroleras venezolanas y logramos ese refuerzo".

Mientras que Paravisini y Páez opinan que como "hoy el escenario energético está centrado en la mayor reserva petrolera del mundo", entonces los países que conforman el mundo multipolar y pluricéntrico "no pueden permitir que el imperialismo colonial de Estados Unidos y sus títeres en Venezuela tomen control de esa reserva porque irían de manera inmediata en contra de la OPEP y la estabilidad del mercado petrolero".

Oportunidades en puerta

La experiencia venezolana ha demostrado que, a pesar de que la Casa Blanca busque subordinar el sector petrolero del país a los intereses estadounidenses, con lo cual intenta que Venezuela dependa exclusivamente del mercado estadounidense, las asociaciones internacionales con poderes emergentes y la aplicación de políticas públicas coordinada con el sector privado pueden abrir una ventana de posibilidades para afianzar la recuperación.

Sandoval comprueba que con la Ley Antibloqueo se ha permitido algún tipo de gestión y encuentro con sectores privados nacionales, o de otros países, con el objetivo de incrementar las capacidades productivas de la industria hidrocarburífera.

Y, en este contexto, de acuerdo con Paravisini y Páez "la capacidad científica y tecnológica en nuestra industria petrolera está dentro de los estándares más altos; en el mercado nacional existe suficiente inventario de piezas, partes y repuestos que permiten a corto plazo mantener la producción y a mediano plazo aumentarla".

Pero, según ellos mismos, la resolución de la clase trabajadora ha sido un componente clave durante los últimos años de gestión petrolera: "Los ejercicios de unidad, organización y formación de la clase obrera han dado resultados inesperables, han derribado barreras, sustituido importaciones y ahorrado divisas".

Para los tres analistas el Plan de Independencia Petrolera Absoluta y el Decreto de Emergencia Económica harían viable la estrategia que ya ha puesto en marcha el Estado para apuntalar la industria energética de Venezuela. Pero los instrumentos con los que el Gobierno Bolivariano intenta acelerar la diversificación de la economía y atraer inversión extranjera adicional también significan oportunidades abiertas.

Es cierto que las nuevas medidas restrictivas de Trump representan una presión sin precedentes sobre el país y sus socios comerciales, "pero también hay que tomar en cuenta una nueva realidad —declara Sandoval—: la política de guerra económica de Estados Unidos va a hacer que los países que están afectados, la gran mayoría de los Estados del mundo, que ya tienen mayores costos del envío de sus productos a Estados Unidos y que, por lo tanto, no van a poderlos colocar con tanta facilidad en el mercado norteamericano, van a mirarse las caras los unos a los otros, y eso significa geopolíticamente un mundo mucho más pluripolar".

El profesor y columnista repara en que debido a los altos costos que supone colocar productos extranjeros en Estados Unidos debido a los aranceles, esos bienes podrían llegar a los mercados venezolanos y, de la misma manera, los productos hechos en Venezuela pueden comprarse en otros países afectados, "diversificando la cartera de productos que va a adquirir y además de eso con precios no tan cruelmente altos como los que podrían estar en la actualidad o estuvo en tiempos pasados".

"Podríamos avizorar que Venezuela va a ser afectada: tener menores ingresos, buscar asociaciones con países que estén aliados, buscar una flota oscura y vías alternas para colocar su producto, va a tener un precio por el producto quizás menor, pero también va a tener la oportunidad de que fortalezca mucho más, con músculo propio, su industria petrolera, así como un desarrollo diversificado que ya podemos apreciar".

Tal como había propuesto Putin, ante las sanciones occidentales contra Rusia: los analistas concluyen que los retos no son un problema sino oportunidades para Venezuela.

mision verdad